La confrontación del autoritarismo a la intelectualidad boliviana


Ronald Balderrama*

Q Recordatorio

Desde la llegada de Evo Morales al poder el 2006 se observó una tendencia discursiva y maniqueísta que se apropió de buena parte de la sociedad donde la lógica que empezó a actuar fue la de revivir la cultura autoritaria implícita en una gran parte de los bolivianos y de identificar a los adversarios como enemigos a los cuales se tenía que destruir no importando los medios que había que utilizar para dicho fin, lógica perversa de corte medieval que por cierto tuvo y tiene aún hoy por hoy una gran legitimación por una parte de la sociedad que apoya este tipo de violencia ejercida desde el Estado, mientras otra gran parte clama por no ser la victima el día de mañana, viviendo atemorizada por las amenazas y no pudiendo disentir como fuera algo muy natural en un Estado democrático y de derecho.

Dicha tendencia y actitud se fortaleció aún más cuando se consolido el Estado Plurinacional con la nueva CPE el 2009, donde Morales paso a tener absoluto control de los poderes públicos, es así que la independencia se fue dilatando para sucumbir a un sometimiento partidario, las Instituciones encargadas de garantizar la seguridad de los ciudadanos fueron cooptadas y politizadas a favor del partido que ejerce el Gobierno.



Se pudo evidenciar que los contrapesos existentes para limitar la acumulación excesiva de poder casi desaparecieron, lo cual generó que el partido de gobierno empiece a actuar como una aplanadora que aprueba decretos a su favor favoreciendo exclusivamente a ciertos sectores, discriminando a las minorías existentes que no están a su favor y que no piensan como ellos, y los que es más grave, se dio la judicialización de la política para acabar a cuanto líder, dirigente opositor trate de salir al escenario político.

Morales empezó a mofarse del Estado de derecho, del sistema democrático, de las leyes que aprobó el oficialismo y cuando no le convenían a sus intereses decidió pisotearlas, actuó y aún actúa de manera amenazadora con quien osé cuestionarlo, utilizando la descalificación a cuanto opositor político, social, comunicacional encuentra a su paso, típico de un personaje que así mismo se califica de Revolucionario, lo cual nos dice que es un autoritario.

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Conceptualización teórica sobre el autoritarismo

En la tipología de los sistemas políticos, se suele llamar autoritarios a los regímenes que privilegian el aspecto del mando y menosprecian el consenso. En cuanto a las ideologías autoritarias, son aquellas que niegan de manera decidida el principio de igualdad de los hombres ante la ley. Los regímenes autoritarios son sistemas políticos con un pluralismo político limitado y no responsable; y en los que un jefe (o tal vez un pequeño grupo) ejerce el poder dentro de límites que formalmente están mal definidos pero que de hecho son fácilmente previsibles.

Por autoritarismo se entiende toda organización estatal cuyo régimen no es del tipo democrático liberal, o constitucional, o sea, donde el gobierno ejerce una autoridad opresiva que impide la crítica y restringe el ejercicio de ciertas libertades públicas fundamentales. Constituye una forma de Estado que, invocando el interés público, ejerce su gestión sin tener en cuenta las leyes constitucionales de un país y no permite ninguna oposición ni control a su línea política

Cuando hablamos de autoritarismo generalmente utilizamos el concepto para referirnos a esquemas dictatoriales, o para criticar las acciones del líder, el autoritarismo no es privilegio de dictadores militares o líderes electos que cambian su acción política debido a los “caprichos” del pueblo, sino que el autoritarismo es una de las características más marcadas de la cultura política no sólo boliviana sino latinoamericana y que tiene presencia histórica de larga data.

El autoritarismo no respeta los derechos de las personas ni les brinda libertad, todos deben hacer lo que se les permite y nada más. No se opone a un grupo político, étnico, económico, en particular, sino que reprime automáticamente toda oposición. Los gobiernos autoritarios suelen tener control sobre elementos estratégicos del Estado como las fuerzas armadas, la policía, para asegurar el triunfo de su acción, también intentan hacerse con el control de los medios de comunicación, así asegurar la pervivencia ideológica masiva en la sociedad.

Lo acontecido el día domingo 5 de mayo de 2013

El Ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, en su intento de justificar la expulsión de Usaid, volvió a atacar a intelectuales y medios del país, entre estos al ex diputado y ex zar antidrogas, Ernesto Justiniano que supuestamente fue favorecido con intereses de EEUU, “por atacar todos los días las políticas del gobierno”, según dijo.

Opinión

La tendencia del gobierno de impulsar el ataque, la confrontación y generar enemigos es una estrategia política y mediática que le funciona e incluso le genera popularidad, ya que cuando existe algún hecho que daña la imagen ya sea del partido o del mismo gobierno, éste sale a la palestra introduciendo algún hecho que mediáticamente da un giro a cualquier noticia que pudiese apañar la imagen del oficialismo.

El retroceso democrático y la tendencia de perpetuidad que refleja el MAS a la cabeza de Morales, nos introduce a argumentar un proceso de consolidación hegemónica de características arbitrarias, autoritarias y guiadas baja la lógica amigo-enemigo donde el que no apoya esta en contra y por tanto debe de ser reprimido.

Se observa constantemente que se intenta limitar la libertad de expresión, para ello se introducen elementos como la intimidación y el denigrar a personas sin importar el efecto que puede causar en las familias, en la misma sociedad, e inventando calumnias que son enardecidas por una tendencia ideológica que a su vez es falsa y mediocre por la incongruencia constante de sus acciones.

La tendencia de desprestigiar a una clase intelectual va más allá de la consolidación totalitaria del poder, ya que se debería considerar que la mayoría de profesionales han salido de las universidades estatales y privadas, donde la excelencia y la pulcritud son los elementos que caracterizan a los buenos profesionales. Denigrar a los profesionales como lo está haciendo el actual gobierno es atacar inclusive a la misma universidad boliviana.

El atacar ideológicamente a este sector es ofender y atentar a la libertad de pensamiento, creencia y disidencia que la misma CPE garantiza en el artículo 1 cuando se refiere a que Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.

Atenta de una forma discriminativa a todos los intelectuales bolivianos vulnerando el artículo 14 parágrafo II. Que reza: El Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo, u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona.

En ese marco, el MAS a través de los movimientos sociales ha pretendido debilitar el capital cultural de la sociedad boliviana que pasa, entre otras cosas, por colocar en un plano de incertidumbre el valor del conocimiento de la sociedad occidental. De ahí que se muestra que el conocimiento y el valor meritocrático tradicional son in-valorados en la nueva sociedad Plurinacional; por consiguiente, sería mucho más meritorio ser dirigente sindical o social que tener títulos profesionales o de especialización.

Estimado lector: ¿Qué opinión tiene sobre el ataque y la confrontación que realizaron el señor Quintana y Linera a intelectuales bolivianos?

*Politólogo

DeBolivia