Amy Adams: «No hay fecha de caducidad para disfrutar de la vida»

El éxito ha tardado en llegar, pero ella ha sabido aprovecharlo muy bien. Tras cuatro nominaciones a los Oscar, la actriz encarna a Lois Lane en “El hombre de acero”. Mientras, en casa, interpreta su papel favorito: el de mamá.
Amy-Adams

Amy Adams entró por la puerta de atrás de Hollywood hace casi una década y, sin que nadie se diera cuenta, un buen día se convirtió en una estrella. Pero lo hizo a su manera, con la misma discreción con la que gestiona su vida privada. Y con la modestia con la que, pese a esos ojos verdes y esa melena pelirroja, recorre las alfombras rojas, donde su belleza elegante y pálida pasa desapercibida entre tanto escote voluptuoso y tantas estridencias fashionistas. Y así, sin necesidad de autobombo, ha cosechado cuatro nominaciones a los Oscar en los últimos ocho años. Salvo Kate Winslet, ninguna actriz de su quinta puede presumir de un currículum semejante. “Antes de estar nominada, pensaba que ganar un Oscar sería maravilloso, pero ahora creo que está bien así. ¿Sería bonito ganarlo un día? Claro, pero no hay que ser avaricioso. No me preocupa ganar uno. Además, tengo la sensación de que sería demasiado estresante”, asegura. Demasiada atención para una mujer que prefiere la tranquilidad del segundo plano.

Desmontando a Lois
amy-adams-enchanted



Existe la posibilidad de que todos nos estemos equivocando con ella. “Mucha gente me vio por primera vez en personajes como la princesa de “Encantada” o la monja de “La duda” y piensan que soy inocente y näif. ¿Soy así? Probablemente no, pero tampoco me molesta esa imagen”, explica poniéndose misteriosa. ¿Cómo es, entonces? “Muy cabezota. He aceptado papeles solo para demostrarme algo a mí misma, para probar que soy capaz de hacerlo”. No hace falta que lo jure. Antes de lograr el papel de Lois Lane en “El hombre de acero” (estreno, 21 de junio), había intentado hacerse con el mismo personaje en dos producciones anteriores. Por fin, el director Zack Snyder premió su perseverancia.

“Crecí viendo a Lois Lane en las películas y fue una referencia importante en mi vida. Siempre me han gustado las películas de superhéroes, pero no me sentía identificada con aquellas heroínas. En cambio, Lois Lane es una mujer independiente y fuerte, y, a la vez, es mortal y tiene sus flaquezas. Era una oportunidad única de interpretar a un personaje muy humano en una película de ciencia ficción”, explica por teléfono, desde su casa en Los Ángeles.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Aunque ahora protagoniza una superproducción multimillonaria, la carrera de Adams se ha cocinado a fuego lento. Nadie la descubrió en la cola del cine ni en la barra de un bar. Al revés. Antes de ganarse la vida como actriz, fue dependienta en una tienda de ropa y trabajó en la cadena de restaurantes Hooters, famosa por el minimalista atuendo de sus camareras. En realidad, solo estuvo en nómina tres semanas porque necesitaba el dinero para comprarse un coche, pero la anécdota se ha convertido en la línea de su currículum más celebrada por la prensa. En casa siempre le enseñaron a valerse por sí misma. “La ventaja de venir de una familia tan grande como la mía es que aprendes a encontrar tu propio camino muy pronto. Por eso, nunca me ha dado miedo trabajar duro”, explica Adams, que tiene seis hermanos, cuatro chicos y dos chicas. Crecieron en Colorado, pero ella nació en la base militar de Aviano, en Italia, donde su padre, que también era actor amateur, trabajaba como oficial. Las clases nunca le interesaron demasiado. En cambio, cantaba en el coro del colegio y hacía ballet y teatro. Tras unos cuantos tumbos y mucho teatro musical, Adams decidió mudarse a Los Ángeles, con 24 años.

Los comienzos fueron duros pero, poco a poco, se hizo un hueco en las agendas de los directores de casting de Los Ángeles, para hacer papeles en series y películas de serie B. Y cuando Steven Spielberg le dio una oportunidad en “Atrápame si puedes”, película en la que encarnaba a la novia de Leonardo DiCaprio, Amy pensó que por fin su suerte había cambiado. No fue así: después de la película, estuvo un año sin recibir ni una oferta.

Tenía entonces 30 años y su carrera seguía tan estancada como el día que llegó a la ciudad. “Pensé que era hora de buscar un plan B. No me preocupaba tanto triunfar como ser feliz. Y no lo era. Estaba pensando en irme a Nueva York para tratar de hacer carrera en el teatro o en los musicales cuando logré el papel de “Junebug”. Y ahí empezó todo”. Aquella cinta “indie” la puso en el mapa en 2005, le valió su primera nominación al Oscar y, sobre todo, la rescató del anonimato.

Ocho años más tarde, Adams ha sido nominada otras tres veces –“La duda”, “The fighter” y “The master”– y ha trabajado con grandes como Clint Eastwood, Mike Nichols o Nora Ephron. “Probablemente no habría sabido encajar la fama a los 20 años. Quizá habría malgastado la oportunidad, mis inseguridades me habrían impedido aprovecharla. Ahora, me siento mucho mejor conmigo misma que a los veintitantos. Para mí ha sido una suerte que me ocurriera a los 30”.

Le preguntó en qué momento se dio cuenta de que era una estrella. “Nunca lo he enfocado así… A veces pienso en todo lo que me ha pasado y digo: ¡Es una locura! Pero, en realidad, mi vida cotidiana es muy normal: soy madre, tengo una relación de pareja y mi prioridad es construir una familia. Cada vez invierto más tiempo y energía en eso. Tengo mucho trabajo y eso es genial, pero no me paro a pensar en si he triunfado o no”.

Madre ante todo

Amy-Adams-y-Darren-Le-GalloDe pronto, algo interrumpe nuestra charla. “¿Te importa que hable con mi hija un momento?”, me pregunta. Aviana tiene tres años. Es fruto de la relación de Adams con el actor Darren Le Gallo. Llevan juntos más de 10 años, desde que coincidieron en una clase de interpretación en Los Ángeles. La niña reclama su atención y Adams le explica, con cariño y paciencia, que está haciendo una entrevista y que la atenderá cuando haya acabado.

Le pregunto si añora algo de esa vida en la que no había pañales ni hora del baño.

“Quizá la espontaneidad. Ahora tengo que planearlo todo con tiempo, buscar una niñera si queremos salir… Aparte de eso, mi vida es mucho más plena desde que soy madre –explica–. Además, la maternidad me ha ayudado a ordenar mis prioridades. Si eres capaz de rendirte a eso, es una experiencia maravillosa. Para mí lo ha sido. Ahora soy más paciente y tengo más confianza en mí misma. Quiero ser un ejemplo positivo para mi hija. Esa es mi principal meta”.

De momento, ha conseguido que su vida privada siga siendo eso, privada. Todo un hito para una actriz tan omnipresente en la cartelera. De hecho, cuando se encuentra con un paparazzi, se para y le sermonea. La intimidad puede ser resultado de esa actitud, o de que su estabilidad sentimental sea demasiado insípida para las revistas. Ella tiene más razones. “Para ser una buena actriz, tengo que proteger mi intimidad. Si el espectador cree que te conoce, es muy difícil convencerle de que puedes interpretar distintos personajes. Además, soy muy reservada. No me interesa retransmitir mis momentos íntimos. Jamás podría protagonizar un “reality show”. De todos modos, sería aburridísimo”, ríe.

La mejor edad

El año que viene cumplirá 40 años. Ha confesado que, cuando traspasó la barrera de los 30, sufrió una pequeña crisis vital, de esas que te obligan a hacer balance y replantearte tu vida. Parece que ahora afronta el cambio con más serenidad. “Siempre digo lo mismo: ¿cuál es la alternativa? Creo que estoy en una etapa estupenda para una mujer. No hay fecha de caducidad para disfrutar de la vida”. Cierto, pero dada la fijación de Hollywood por la sangre fresca, es un hecho que la carrera de una actriz languidece a partir de los 40, le sugiero haciendo de abogado del diablo. “Si mi carrera cambia debido a mi edad, no pasa nada. Será otro capítulo distinto y tendré que adaptarme”, zanja.

Desde luego, no parece preocupada. Más bien todo lo contrario. Además, su agenda está repleta, con un par de películas pendientes de estreno y hasta cuatro proyectos más, incluído el “biopic” en el que dará vida a Janis Joplin. Y todavía le queda tiempo para ponerse en forma. “Para relajarme hago ejercicio: practico yoga o salgo a correr. Si me siento activa, estoy relajada”, dice. Y cuando está rodando, aprovecha los descansos para tejer. “Hacer punto se me da fatal, pero me ayuda a relajarme entre toma y toma. También hago crucigramas, pero soy tan mala que siempre acabo mirando las soluciones”, confiesa riendo. La entrevista llega a su fin. De fondo, aún se escucha a su hija. Adams cuelga el teléfono y el hábito de estrella, para volver a esa otra realidad paralela donde solo es la mamá de Aviana. 

Resucitando a Superman

lois-lane-superman-amy-adams-henry-cavill-1Después del fallido remake “Superman returns”, protagonizado por Brandon Routh y Kate Bosworth, el director Zack Snyder debía resucitar la franquicia que arrasó en los 80 y no fracasar en el intento. Para ello, apostó por un reparto de relumbrón: le dio la capa del superhéroe a Henry Cavill, fichó a Kevin Costner y Diane Lane para interpretar a sus padres adoptivos, y a Russell Crowe para encarnar a Jor-El, el padre biológico de Superman. Amy Adams encarna a la intrépida periodista del Daily Planet. Eso sí, la mitología del superhéroe sigue intacta: Clark Kent es un joven y apuesto periodista que llegó a la Tierra siendo un bebé desde el lejano planeta Krypton. En plena crisis existencial, deberá decidir cómo utilizar sus poderes sobrenaturales. Y, por supuesto, acabará salvando al planeta.

Fuente: www.mujerhoy.com