El panorama sobre el programa presidencial “Bolivia Cambia, Evo Cumple” se vuelve cada vez más borroso. Ya no se trata solamente de falta de transparencia, sino lisa y llanamente de ilícitos cometidos en sus proyectos.
El periódico Sol de Pando comenta uno de estos hechos de corrupción, por parte de un contratista brasileño que según el citado medio contaría con la protección del ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana.
Se trata de un millonario contrato suscrito para la construcción de una unidad educativa, llamada precisamente “Evo Morales Ayma” (otra muestra más del culto a la personalidad impulsado por el régimen).
Una empresa brasileña fantasma habría recibido fondos del “Evo Cumple” y tras algunos trabajos parciales de construcción se esfumó sin concluir la obra.
De acuerdo a lo señalado en el reportaje, la alcaldesa de Cobija, Ana Lucía Reis, informó que el contrato con la firma B-Bras fue gestionado desde el Ministerio de la Presidencia y adjudicado aún cuando la empresa no había acreditado dirección o domicilio en la capital pandina.
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El mencionado programa presidencial se constituye en todo un símbolo de la discrecionalidad de un gobierno encabezado por un caudillo que se ufana de poner “lo social por encima de lo jurídico”.
Un simple eufemismo para encubrir la realidad de un populismo prebendal que no duda en romper todo marco de institucionalidad…