Ahora resulta que el discrecional programa de gastos presidenciales, “Evo Cumple”, salvó a Bolivia de una “guerra civil”.
Así lo dijo muy suelto de cuerpo el ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, durante la “interpelación” de la bancada oficialista al funcionario, acto que, como estaba previsto, terminó con aplausos y sin cuestionamientos por parte de los parlamentarios del Movimiento Al Socialismo.
Según Quintana, "De no resolverse el divorcio entre el Estado y la sociedad nos íbamos a ver enfrentados en una guerra civil. Esto iba a conducir a una espiral de violencia catastrófica para el país y teníamos que operar rápidamente para impedir esa catástrofe. Y el mecanismo más rápido para prevenir la violencia, para empezar a reencontrar al Estado con el ciudadano, el mecanismo más rápido fue el ‘Evo cumple’".
Aunque usted no lo crea, así se reescribe la historia desde el régimen cocalero, sustituyendo los hechos por la ficción sin rubor alguno.
Por supuesto, Bolivia estuvo ante una escalada confrontacional en los primeros años de gobierno de Evo Morales, ligada a la política de polarización étnica y regional alimentada desde el Palacio Quemado, y a la falta de concertación del oficialismo en torno a la construcción de la nueva Constitución Política del Estado.
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Pero la superación de esa etapa no tuvo que ver con las vicisitudes del “Evo Cumple”, sino lisa y llanamente con la represión militar operada mediante el Estado de Sitio en Pando, y con la estigmatización de la oposición autonomista de Santa Cruz a través del montaje del “caso Rozsa”.
Dijo también Quintana que el citado programa presidencial “impidió, impide y seguirá impidiendo las relaciones de conflictividad entre la sociedad y el Estado”. Algo que tampoco se corresponde con la realidad, si tenemos en cuenta que la conflictividad social ha alcanzado durante el gobierno de Evo Morales sus más altos récords históricos…