Rubén Darío Rojo* Si bien la pobreza disminuye de manera paulatina en los países de la Comunidad Andina, pasando del 51% en el año 2003 al 36,1% en el 2010, se necesita un esfuerzo mucho mayor, basado tanto en estrategias de crecimiento económico como en políticas públicas en el ámbito social. Los analistas económicos coinciden en que un avance fundamental en el tema requeriría de un crecimiento sostenido del 8% del PIB regional durante varios años, algo que en algunos países de la zona (como Perú) parece viable en función de sus resultados de los últimos años, pero del cual otras naciones estarían más lejos. Es el caso de Bolivia, que ha estado creciendo a un promedio del 4% anual, la mitad de lo necesario para impulsar esta Revolución contra la Pobreza. Esto, a pesar de que el país ha recibido en los últimos años ingentes recursos provenientes de los altos precios internacionales de los hidrocarburos. Nuestra colega colombiana en el Parlamento Andino, Luisa del Río, ha planteado la necesidad de evaluar la situación de los países miembros de la Comunidad Andina, “de cara a la globalización y a la internacionalización de las economías”. Del Río considera fundamental promover el fomento a la cultura del emprendimiento, la innovación, el liderazgo y la tecnología. Coincidimos plenamente, toda vez que la generación de riqueza es un proceso mucho más complejo que la simple extracción de recursos naturales. Es en la formación de capital humano y en la economía verde donde habrá que cifrar las esperanzas para impulsar la imprescindible Revolución contra la Pobreza en la zona andina. *Diputado de Bolivia ante el Parlamento Andino