Reynaldo Cuadros, de embajador de la OEA a limpiador de la cárcel


El exembajador de Bolivia ante la OEA, desde el 30 de junio está en una estrecha y vieja celda de San Sebastián (Cochabamba). Convive con más de 700 reclusos, y hasta el 1 de agosto tiene la obligación de asear de los baños.

image OPINIÓN, Cochabamba

Reynaldo Cuadros con resguardo policial, minutos antes de ser trasladado al penal de San Sebastián, el 30 de junio. Foto Opinión.



Rapado y con barba. Un pantalón, una chompa tipo canguro y unos zapatos crocs (parecidos a las pantuflas). Así luce hoy el exembajador de Bolivia ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) y exdirector de Relaciones Internaciones de la Gobernación, Reynaldo Cuadros Anaya, en la cárcel de San Sebastián, su hogar desde hace 16 días. Dedica su tiempo a la limpieza.

El otrora presidente del Consejo Permanente de la OEA (2008-2009) es acusado de agredir a una funcionaria de la Gobernación de Cochabamba. Por ese delito, el juez noveno cautelar, Fernando Pérez, ordenó su reclusión preventiva.

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Desde el domingo 30 de junio, Cuadros Anaya dejó de vivir cómodamente. Atrás quedaron los lujos de los que había gozado cuando ejercía altos cargos gubernamentales.

Hoy vive en la estrecha celda 134 del denominado barrio Sur del vetusto penal de San Sebastián.

Para llegar ahí, Cuadros debe recorrer angostos pasillos, donde reos acusados de asesinato, la 1008, estafa, entre muchos otros delitos, circulan. Entrar a su celda requiere de un proceso porque se debe levantar una escalera y luego recién abrir una vieja puerta. En el cuarto, que no mide más de tres por tres, comparte los días con un conocido abogado, quien lo recibió a su llegada a San Sebastián. Si no hubiese tenido ese contacto, el exembajador hubiese dormido en los gélidos pasillos del reclusorio, así como cada noche lo hacen más de un centenar de presos, que no tienen la dicha de contar con una celda.

SU NUEVO OFICIO

Cuadros debe compartir sus días con más de 700 reclusos, que viven en no más de 1.200 metros cuadrados.

Allí no tiene ternos ni finos zapatos que lucir, así como lo hacía en la OEA, donde estrechaba lazos de amistad y trabajo con altos representantes de los países del continente americano.

Tampoco tiene una oficina donde desarrollar todos los conocimientos que tiene. Hoy simplemente cuenta con una celda prestada y tareas de limpieza por realizar cada día.

Desde el primero de julio, Cuadros Anaya es oficialmente uno de los casi 30 reos que tiene la obligación de limpiar todo el penal, incluido los ocho escasos baños que hay para todos los presos.

Su jornada comienza temprano, más o menos a las 6 de mañana. Con escoba y trapeador en mano debe realizar su tarea.

No es un oficio que él eligió, sino una obligación que le asignaron los reclusos, así como lo hacen con todos aquellos nuevos reos que llegan al penal.

Según fuentes de San Sebastián, el exembajador deberá limpiar el penal hasta el próximo primero de agosto.

Posteriormente debe elegir a qué gremio se asocia para trabajar al interior de la cárcel (zapatería, costura, metal mecánica, carpintería, entre otros).

Mientras tanto, debe cumplir con sus labores al pie de la letra. Hasta ahora, dicen que lo hace muy bien. Aseguran que es tranquilo y que pasa los días dando vueltas en el patio del penal y de cuando en cuando vuelve a su estrecha celda.

No tiene muchos amigos, pero es muy conocido. Los presos saben de él no simplemente porque fue embajador, sino por haber golpeado a una funcionaria de la Gobernación.

Fue por ello que algunos reos le dieron “la bienvenida”.

Según cuentan, algunos reclusos se sintieron indignados porque la exautoridad golpeó a una funcionaria, y asegurando que esa actitud hizo quedar mal a los hombres le dieron “unos cuantos golpecitos”.

Previo a ello, el exembajador tuvo que ingresar al sector de sanidad para ser revisado, “por si tenía alguna enfermedad”.

Luego, y como es norma para todo el que llega a San Sebastián, le raparon su cabellera. “Aquí se rapa a todos, porque pueden tener piojos u otras enfermedades”, indican.

Es así que hoy, el exdirector de Relaciones Internacionales de la Gobernación es uno más de los 700 presos que purgan pena en la vieja cárcel. Aunque no come de la olla común o en los improvisados restaurantes que hay, tiene obligaciones y derechos que cumplir.

Los lujos de los que gozaba cuando era autoridad, por ahora no existen.

Más denuncias por agresión

La funcionaria de la Gobernación presentó ayer nuevas denuncias y pruebas de la supuesta agresión física y psicológica a las que era sometida por el exdirector de Relaciones Internaciones, Reynaldo Cuadros Anaya.

“Han argumentado de que la única prueba que tengo es el video, pero no es así. Les quiero adelantar que también tengo grabaciones de audio de anteriores agresiones. No hay donde perderse. Todo eso lo voy a presentar (a la Fiscalía)”, aseguró la funcionaria.

Igualmente, mostró unos documentos, donde figura la firma de Cuadros, en el que encubre un delito cuando era embajador de Bolivia ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), en 2008.

La funcionaria teme que Cuadros salga en libertad porque tiene “muchas influencias”. Por ello, con el afán de buscar respaldo, acudió al movimiento feminista Mujeres Creando.

Mayra Rojas y Greta Vargas, integrantes del movimiento, llegaron ayer a Cochabamba para brindar apoyo y respaldo a la funcionaria de la Gobernación. Se comprometieron a hacer un seguimiento del proceso. La funcionaria entregó a Rojas y Vargas las pruebas y documentos.