“Encarcelados” entra en Palmasola, la cárcel boliviana más peligrosa

laSexta estrena en prime time, una nueva entrega de ‘Encarcelados’. Con Jalis de la Serna al frente, el equipo entra en Palmasola, la cárcel boliviana donde hace un mes se produjo una matanza sin precedentes. Un niño y 34 reclusos murieron asesinados a manos de otros internos en una lucha por el control del sector de máxima seguridad del penal. En este centro carcelario permanecen encarcelados 56 españoles, 47 hombres y 9 mujeres.
Pese a la autorización gubernamental, Jalis de la Serna tiene que hacer frente a las trabas que le pone la propia policía del centro penitenciario. Cuestionados por múltiples casos de corrupción, los funcionarios hacen lo posible por evitar que el equipo saque a la luz pública lo que ocurre dentro.
Una vez en el interior, el periodista queda a merced de unos pocos presos que ostentan el poder en el pabellón de hombres. Durante el tiempo que dura la grabación, los internos al mando tratan de boicotear al equipo de ‘Encarcelados’, pero no pueden impedir que José Luis, un instalador de aires acondicionados de Sevilla, relate las torturas, vejaciones y humillaciones a las que son sometidos los españoles.

El trabajo de las internas en Palmasola



 

"Con cincuenta bolivianos sobrevivimos dos días"

Las presas de Palmasola viven en la prisión con un  régimen abierto . No hay rejas, pero deben buscarse la vida para sobrevivir allí. Lola, Ana Belén y Ana, tres de las españolas que se encuentran encarceladas, enseñan a Jalis de la Serna lo que fabrican para trabajar y poder así ganar dinero.

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"A mi madre no le daban medicación hasta que he podido hablar con el Consulado"

El tercer programa de Encarcelados se centra en el centro penitenciario de Palmasola, Bolivia. En el módulo de mujeres se encuentran nueve españolas. Lola, una de las internas españolas, padece un cáncer de mama que no le pueden tratar en prisión. Su hijo Álex, al ver el programa, denuncia que su madre ha sido desatendida desde que entró, aunque ahora está en tratamiento tras haber podido contactar con el Consulado, comenta.

Lola, gaditana de 48 años, entró en la cárcel de Palmasola por delito de transporte de drogas. Lleva cinco años y medio interna por viajar con droga al intentar evitar así el desahucio de su casa en Cádiz. Tiene un cáncer de mama que lleva años sin podérselo tratar por falta de medicamentos.

Pero la falta de atención médica no se da sólo en el módulo de las mujeres. El módulo de hombres de la cárcel de Palmasola también lo padece. José, un catalán de 76 años, jubilado, condenado a diez años por tráfico de droga, denuncia las condiciones del penal de Palmasola.

Ana, otra de las internas que se podía ver en el programa, catalana de 36 años, ya está liberada. Confiesa haber vivido una pesadilla: "Los consulados españoles en cualquier país latinoamericano hacen lo que quieren".

"Vine a Bolivia para recuperar el cadáver de mi marido"

Ana Belén tiene 32 años. Ella es de Murcia y asegura que fue a Bolivia "por amor". Su marido murió al reventarle dos bolas de cocaína que se había tragado, y viajó para buscarle. Aun sabiendo lo que pasó su marido, hizo lo mismo para poder viajar.

Ana Belén prefiere contarle su historia a Jalis en privado. Al conocer la muerte de su marido decidió viajar a Bolivia. Asegura que hizo "lo imposible" por intentar que su marido no viajase con droga pero su situación económica lo requería y ella no lo pudo impedir.

Su marido no llegó a España el día que tenía previsto y un boliviano le comunicó a Ana Belén el fallecimiento de su marido. Ella no lo podía creer y se fue a Bolivia para comprobarlo. Al ver que era cierto ella necesitaba dinero para poder llevar a su marido a España, fue entonces cuando un boliviano le ofreció dinero por llevar veintidós cápsulas de cocaína líquida a España.

En el aeropuerto la descubrieron: "Yo le doy Gracias a Dios por esto", confesaba Ana Belén, y es que asegura que no podía aguantar el dolor: "Mi rostro me delataba".

"Mi compañera es la que mete las ‘pilas’ de droga a la cárcel a través de su hijo pequeño"

Amelia tiene 42 años, es madrileña, y está condenada a 10 años. Es drogodependiente. Le confiesa a Jalis que sus compañeras son las que "venden dentro de la cárcel la droga". Además, asegura que "la mayor entra las pilas de droga a través de su hijo pequeño".

Amelia invita al equipo a entrar en su habitación para hablar en privado. Allí les muestra la droga que acaba de comprar, y sin 
pensarlo, acude rápido a sentarse para poder consumirla: "Tengo unas ganas de fumar que me muero".

Hablando con Jalis, se emociona, y asegura ser consciente de su dependencia: "Yo ya no sé hacer nada si no es con esto: 
para dormir tengo que fumar, para comer tengo que fumar, para vivir tengo que fumar, para poder hablar tengo que fumar…".

 

LAS PRESAS ENSEÑAN TODOS LOS RINCONES DE PALMASOLA

"Esto es Villa Cariño"

Las presas españoles enseñan a Jalis todos los rincones de la prisión de Palmasola. Así, llegan a "Villa Cariño", una calle en la cárcel con habitaciones a los lados que se alquilan para que las presas pueden estar con hombres que vayan a visitarlas.

José: “Esto es la selva humana”

El español más mayor de ‘Palmasola’ es José, un jubilado condenado por hacer de mula. El hombre le cuenta al equipo de ‘Encarcelados’ que tienen que pagar por todo desde que ponen un pie en el pabellón. Si no pagan, el castigo es limpiar la prisión de madrugada.

José tiene 76 años, un jubilado de Barcelona está condenado a 10 años por ejercer de correo de la droga. Cuenta que se acuesta a las seis de la mañana porque por la noche hace de vigilante. Sin embargo, a las siete tiene que levantarse para pasar lista porque si no está presente le cobran dos pesos.

Paga 420 bolivianos todos los meses en régimen de alquiler. “En el momento que entras aquí, tiene que ser cosa de dinero”. Si no se paga hay que limpiar toda la prisión.

José Luis, un instalador de aires acondicionados que está condenado a ocho años por transportar droga, explica que hay una ley en ‘Palmasola’ que “si entras nuevo, hay que limpiar la cárcel durante tres meses o pagas 800 bolivianos al área de trabajo”.

Los disciplina’, una vez más, quieren interrumpir la grabación porque no les gusta lo que oyen. El jubilado lleva dos años preso. Explica que ha tenido cinco o seis abogados y describe la corrupción en la justicia boliviana: “El que no me ha engañado, no ha vuelto”.

Su hija le manda 500 o 700 euros gracias a su pensión, así puede mantenerse y ayudar ahí dentro a algún amigo. El hombre le pide a Jalís de la Serna que haga hincapié en su edad a ver si pueden sacarle de ahí. ‘El equipo’ asegura que todo lo que están grabando es para ver si pueden hacer algo desde España.

UN ESPAÑOL CUENTA LO QUE NO QUIEREN QUE SE SEPA DE ‘PALMASOLA’

“No quieren que se sepa a nivel mundial que la policía de Bolivia es corrupta”

A pesar de que ‘Los disciplina’ intentan boicotear el trabajo de ‘Encarcelados’, uno de los españoles accede a hablar con el cámara de la verdadera situación que están viviendo en ‘Palmasola’. Unas declaraciones que sabe que tendrán sus consecuencias porque destapan los trapicheos de los internos, con el penal y la policía.

Los disciplina’ están aleccionando a José Luis, un instalador de aires acondicionados que está condenado a ocho años por transportar droga, de lo que se pude hablar o no. El equipo de ‘Encarcelados’ ha intentado grabar el negocio de alquiler de cuartos de ‘Palmasola’. Los hombres de rojo lo han prohibido.

Ahora el equipo quiere sacar el otro negocio: el de la comida. De nuevo tienen que cortar la grabación. Jalís de la Serna habla con el portavoz porque no puede seguir haciendo su trabajo. Los españoles intentan aparentar normalidad ante la mirada de los jefes del módulo.

Uno de ellos se atreve a hablar con el cámara. Asegura que tienen que tener mucho cuidado con lo que hablan porque seguramente luego tengan represalias: “Nos pondrán ahí y alguno se llevará palos”, asegura. Y es que, esa gente no quiere que se descubra lo que tienen ahí montado.

“Una parte de lo que se vende en el negocio es para ellos, otra para el penal y otra para la policía”. Unas declaraciones con las que se sabrá “a nivel mundial que la policía de Bolivia es corrupta”, comenta.

El español cuenta las atrocidades que les hacen a los presos para sacarles dinero desde el primer día que pisan el penal. Le pusieron una bolsa de plástico en la cabeza con insecticida dentro. También les intentaron cortar las venas con una cuchilla de afeitar.

Ahí mismo les pidieron un seguro de vida. O bien les dan 5.000 dólares o traen a sus mujeres para violarles delante de ellas y viceversa. “Y así hasta que pagues. Eso está pasando realmente”. Incluso pasa con las visitas. Cuando se sentaban con su visita, le echaban una pastilla para dormirles y cuando se quedaban dormidos “se llevaban a tu visita para violarla”.

Algunas presas se ven obligadas a prostituirse con hombres libres

Jalis de la Serna se traslada hasta el pabellón de mujeres de ‘Palmasola’. Las tres españolas están encarceladas por transportar droga y cuentan que muchas se ven obligadas a prostituirse por falta de recursos. No lo permiten, pero aun así hay hombres que se cuelan con la excusa de que van a visitar a alguien.

UN ESPAÑOL CUENTA CÓMO SE OBTIENE EL SEGURO DE VIDA EN LA CÁRCEL

“Vamos a violarte delante de tu mujer y luego haremos lo mismo con ella”

Jalis de la Serna se traslada con el resto del equipo de ‘Encarcelados’ al centro penitenciario ‘Palmasola’, una de las prisiones más peligrosas de Latinoamérica. Los presos viven con sus mujeres e hijos en un penal donde los abusos de menores están a la orden del día. Un español cuenta que vivir con sus mujeres es un seguro de vida opcional si no pueden pagar una gran cantidad de dinero. Allí las violan al igual que hacen con ellos.

Fuente: http://www.lasexta.com

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