Preocupación de Sanguinetti por preso boliviano

Julio-Maria-SanguinettiEl expresidente Julio María Sanguinetti mostró su preocupación por la situación del ciudadano boliviano-uruguayo Alejandro Melgar, preso en Uruguay desde hace 16 meses, como consecuencia de un pedido de extradición del gobierno del presidente Evo Morales que lo acusa de participar de actividades terroristas que buscaban la separación del departamento de Santa Cruz, en Bolivia.»En el caso, parece claro que se trata de una persecución política. Como tampoco hay dudas que no se ha presentado información fehaciente de la responsabilidad del involucrado en un episodio ocurrido cuando ni siquiera estaba en el país. Lo grave es que ni aún ha tenido la posibilidad de producir prueba en su favor. Para colmo de males, esta insólita demora judicial la ha padecido en prisión», escribió Sanguinetti en una columna que aparece hoy viernes en la publicación digital del sector Foro Batllista, Correo de los Viernes.Según Sanguinetti, en Bolivia se vive «una situación de decaimiento jurídico incuestionable» y consideró grave lo que ocurre con Melgar, un abogado de madre uruguaya que ha sido catedrático universitario y que sostiene que se encontraba fuera de su país cuando ocurrieron los hechos de los que se lo acusa.Melgar asegura que en ese momento estaba en Argentina para un acontecimiento deportivo.»Uruguay tiene una tradición humanitaria histórica. Nunca ha negado el asilo a un perseguido. Y en la duda- como podría ser el caso- ha procedido a favor del acusado», escribió.»El juicio boliviano ha resultado de tal modo irregular que hasta el fiscal del caso renunció, a raíz de una denuncia de extorsión a detenidos por este caso. Han pasado cuatro años y desde ya que no hay sentencia ni de primera instancia», recordó Sanguinetti.En opinión del expresidente, el reciente caso del senador boliviano opositor, Roger Pinto, que huyó a Brasil con la ayuda de un diplomático brasileño, muestra que «la oposición boliviana solo está amparada por los códigos humanitarios históricos del asilo».El País – Montevideo