Los medios pro-gobiernistas de Bolivia y sus aliados de la ALBA acaban de comenzar una campaña mediática de protección al ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, abriendo el paraguas ante los presuntos vínculos de dicho funcionario con el narcotráfico.
De acuerdo a un extenso reportaje del semanario La Época, replicado por órganos como el oficialista diario Cambio y la prensa castrista, Quintana sería objeto de una “campaña organizada por la CIA (…) para afectar la imagen del proceso boliviano”.
En la supuesta campaña, los medios del “socialismo del siglo XXI” engloban desde las denuncias de la revista brasileña Veja (ver el reportaje “La República de la Cocaína”) hasta la relación entre Quintana y el detenido ex zar anticorrupción Fabricio Ormachea, en realidad señalada por el periódico masista Sol de Pando.
Tampoco se salva de la estigmatización el exilio del senador Roger Pinto, en cuyo caso los medios castro-chavo-evistas ven un cálido romance ideológico antipopular precedido de sus militancias religiosas radicales, en referencia al credo del diplomático Eduardo Saboia y el refugiado legislador boliviano.
Pero muy a pesar de las intenciones de sus impulsores, el operativo mediático no logra otra cosa que exponer el temor del régimen evista a que se hagan públicos los nexos entre sus altos representantes y el narco.
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