Una escuela de sexo oral enseña nuevas técnicas a las rusas

Su lema es “sólo práctica”. La lista de asignaturas incluye una de “sexo anal con placer” y sexo tailandés.

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Shutterstock. Cada mujer puede matricularse en una asignatura en las 12 que se imparten.



Agencias / Moscú

A la escuela sexual Seks acuden rusas a diario para ser mejores en la cama. Un equipo de seis profesoras, entre ellas Ekaterina Liubimova, les enseñan en diversas asignaturas cómo mantener a cualquier hombre contento, amarrado y "adicto a ellas”.

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"Los talleres que más demanda tienen son los de sexo oral y el enfocado a hacer ‘garganta profunda’ con éxito”, explicó  Liubimova -una mujer alta y rubia que aunque estudió cine lleva años ligada al mundo de la formación sexual- al portal digital del diario español El Mundo.

"Cada mes pasan más de mil chicas por nuestros cursos de sexo oral”, presume Liubimova, que ha abierto una sucursal en la ciudad rusa de San Petersburgo y otra en la vecina Moldavia. En los próximos meses se abrirán más "sexoacademias” en cinco ciudades rusas más.

La media de edad suele ser de 30 años. "Casi todas tienen una pareja estable y un par de niños en muchos casos”, dice la profesora.

El lema de esta escuela es "tolka praktika” (sólo práctica) y en las tres aulas no hay sitio para las pizarras ni los cuadernos. Sólo falos a tamaño natural, preservativos, lubricantes y maniquíes y muñecos inflables con los que practican las alumnas.  Para los talleres más difíciles  hay champán a disposición de las chicas para superar las primeras inhibiciones.

Las mujeres practican con muñecos, con consoladores y hacen ejercicios por parejas. Muchas enseñanzas persiguen sólo despojarlas de determinados miedos o actos reflejos.

La lista de asignaturas incluye una llamada "sexo anal con placer”, otra sobre "orgasmo masculino” y una misteriosa llamada "las 100 mejores técnicas de sexo”, sobre la que no hay manera de obtener información.

Las clases, que duran tres horas y media, cuestan cada una unos 120 dólares.

En el aula está prohibida la entrada de hombres, teléfonos móviles o cualquier tipo de cámaras. Juntas aprenden a hacer mejores felaciones, a disfrutar ofreciendo sexo anal o a moverse mejor en la cama.

Mientras Ekaterina fija un pene de plástico sobre la mesa, 20 chicas la miran en silencio, con una media sonrisa que delata complicidad y azoramiento al mismo tiempo.

"Aquí hacemos la clase de sexo tailandés”, explica Liubimova. Allí las alumnas aprenden a controlar los músculos  vaginales para apretarlos más durante la penetración. Practican entre ellas cómo moverse sobre su amado y les explican cómo estimular su punto G.

Luibimova cree que pocas cosas aseguran más una pareja que una vida sexual plena compartida, por eso su apuesta es por dar a la mujer "un arsenal de técnicas sexuales”,  para garantizar la duración de los matrimonios.

Página Siete, La Paz