Bolivia: El paraíso de los narcotraficantes

Roberto Ortiz*

RORTIZ Recientes sucesos nacionales e internacionales han puesto a Bolivia nuevamente al descubierto en lo que corresponde al narcotráfico, Bolivia se ha ganado el título de “narco-estado” ante los países vecinos y el mundo. Los famosos carteles colombianos y peruanos yacen y crecen todos los días en las profundas tierras fértiles del país como si fuera este un paraíso, mientras que en medio de las ciudades bolivianas cunde el miedo y la inseguridad en las personas que tienen que exponerse día tras día a las pandillas, delincuencia, corrupción, secuestros, extorsiones y demás barbaridades que acechan el sector urbano sin obstáculo alguno.

Con Evo Morales, Presidente de Bolivia y al mismo tiempo Presidente de las seis federaciones de cocaleros del trópico. La producción de coca no solamente aumentó de manera veloz sino que se “industrializó”. Morales fue capaz incluso, luego de que Bolivia se retira el año 2011 del “Convenio Único de 1961 sobre Estupefacientes de la ONU”, reinsertarla el año 2013 con una reserva en el uso tradicional de la coca, conciliando así sus obligaciones internacionales con su constitución. No olvidemos que un par de años antes, el Departamento Antidroga de Estados Unidos mejor conocido como DEA, fue expulsado del país.



Tras obtener el supuesto “permiso internacional” para cultivar coca de uso tradicional además de un camino libre y sin obstáculos internacionales, Bolivia abre sus puertas y recibe muy bien a los carteles peruanos y colombianos.

Hoy en día es muy común y hasta se ha vuelto normal escuchar en las noticias, por lo menos cuatro veces por semana, titulares como; “La FELCN encuentra fábrica con 200 toneladas de cocaína” o “Matan a un hombre a balazos por supuesto arreglo de cuentas” o incluso “Se arresta a funcionario del gobierno boliviano por tráfico de drogas en EEUU”. Milagrosamente las fábricas que mencionaba siempre se encuentran sin responsables, por otro lado nunca se encuentran a los asesinos de los arreglos de cuentas y los funcionarios del gobierno siempre son bien defendidos por el estado.

Si bien nos encontramos ya en una situación muy difícil, todavía tiene solución, tenemos ejemplos, sin ir muy lejos, de países como Uruguay, Chile y Brasil que mediante políticas de despenalización y educación (algunos más que otros), de anticorrupción, convenios y tratados internacionales, y sobre todo una independencia y transparencia del poder judicial y legislativo han logrado muchos cambios notables en sus niveles de narcotráfico.

Para la mala suerte de los bolivianos, su gobierno no ha optado por ninguna de las políticas que utilizaron los países vecinos, ni tampoco tiene las intenciones de hacerlo. Al parecer el gobierno boliviano sigue trabajando todavía duro y concentrado en su proyecto llamado “proceso de cambio” dirigido, creo yo, hacía un verdadero “narco-estado”, donde se habrán perdido por completo los valores morales, los derechos humanos y la libertad.

*Estudiante de ingeniería comercial