Financiando el despilfarro


Roger Mario López Justiniano*

ROGER MARIO Cuenta la historia que en un país cualquiera, el director de la Comisión de Energía Atómica se dirige a la oficina del Ministro de Economía y le pide un monto de dinero para financiar una bomba atómica, con el fin de disuadir a cualquier vecino que pensase comenzar una guerra. El Ministro –como sería de esperar- declina la solicitud argumentando que el presupuesto nacional ya está asignado a la creación de hospitales y a la lucha contra la inflación en el país.

Pero al día siguiente, el Ministro llama al director y le informa que tiene los fondos listos para comenzar ya la construcción de la bomba. El representante de la Comisión asombrado pregunta cómo puede ser posible aquello, y el Ministro responde que, dado que acababa de recibir una carta donde el Banco Mundial aprobaba el crédito para la construcción de los hospitales, ahora el país tenía fondos libres para crear la bomba. La pregunta que surge aquí es, ¿qué proyecto fue financiado por el Banco Mundial, el de salud o el de la bomba?



Con este relato Ernesto R. Fontaine, en su libro ‘Nuestra economía de cada día’, expone la ‘fungibilidad de los fondos’, que nos dice que cualquier aumento en nuestros ingresos lo destinaremos a los propósitos menos prioritarios y que, de la misma manera, cualquier disminución en los mismos nos llevará a dejar de emprender las cosas que consideremos menos importantes.

Teniendo en cuenta estos conceptos podemos decir que, las carreteras, lagunas de oxidación, industrias piscícolas y tantos otros ‘buenos’ proyectos –que se financiarían con créditos extranjeros- no son tan ‘buenos’ o por lo menos el gobierno no los considera de esa forma ya que, si así lo hiciese, hubiera recortado el gasto en otros sectores para invertirlos en los ya nombrados hace tiempo.

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Se puede concluir que, mientras el Estado no sea consciente de la gravedad que representa ‘pedir prestado’, los fondos que nos otorgan en calidad de crédito van a ser usados siempre con fines políticos y en sectores improductivos, contribuyendo aún más a la erosión de la economía del país.

*Estudiante de Economía