Un informe del servicio de inteligencia de Colombia (DAS) confirmó tiempo atrás que al menos 60 integrantes de las narco-terroristas FARC se encontraban en territorio boliviano, al momento de darse el alzamiento de Octubre Negro en el año 2003.
En base a este dato, el abogado de cinco jefes del Alto Mando enjuiciados por la represión a esa insurrección, Erik Seifer, realizó una investigación que, sin embargo, no fue tomada en cuenta por el sistema judicial manipulado por el gobierno de Evo Morales.
Según el jurista, el croquis de los lugares donde fueron encontrados muchos de los cuerpos y las municiones usadas no coinciden con la ubicación de los efectivos militares ni con el armamento utilizado por las fuerzas castrenses.
“Hay cosas increíbles, lugares donde aparece una persona muerta y no estaba el Ejército. Estaba a tres cuadras”, dijo Seifer, quien tiene la “firme impresión” de que francotiradores de las FARC fueron autores de varias muertes, como parte de un plan para derrocar al gobierno constitucional.
Adicionalmente, informaciones descubiertas en el ordenador del fallecido jefe rebelde colombiano “Raúl Reyes” establecen que bolivianos fueron a Colombia para ser entrenados por las FARC y así preparar una guerra de guerrillas.
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Todo esto coincide con las revelaciones hechas por Felipe Quispe, alias “El Mallku”, que en su libro “La caída de Goni” describe la puesta en práctica de un plan “para tomar el poder” con la movilización de cuadros armados del EGTK.
En Colombia, los francotiradores de las FARC son considerados una de las principales fuerzas de la narcoguerrilla, un arma letal utilizada para propinarle golpes certeros a la Policía y el Ejército. Su lema es: “un tiro, un muerto”.
“Hombres fríos y calculadores (…) guerrilleros entrenados para asesinar, uniformados con un solo disparo. Algunos hablan de un grupo élite, otros los califican como las máquinas de matar de la guerrilla”. Así se refiere a ellos el diario colombiano El País.
Los francotiradores de las FARC están entrenados para hacer disparos a unos 600 metros de distancia, con armas adquiridas con el dinero del narcotráfico. Sólo en el 2012 cometieron 81 acciones.
¿Fueron los francotiradores de la narcoguerrilla parte del diseño de Octubre Negro, con miras a facilitarles el acceso al gobierno a nuevos actores políticos ligados con el narcotráfico?
El asunto requeriría, cuando menos, una investigación internacional…