Los promotores del proyecto de ley alegan que cuanto antes se empieza a fumar, más probabilidades hay de volverse adicto
Nicole Spencer, de 16 años, duda que la medida funcione. / R. Stolarik
Comprar cigarrillos en Nueva York está a punto de convertirse en una tarea mucho más difícil para los jóvenes, ya que ayer se aprobaron las restricciones para adquirir tabaco más estrictas de todas las principales ciudades de Estadis Unidos. La edad legal para comprar tabaco, incluyendo cigarrillos, ordinarios y electrónicos, y puros, se elevará de 18 a 21 años, al amparo de un proyecto de ley aprobado por el Ayuntamiento, que el alcalde Michael R. Bloomberg firmará, según ha anunciado él mismo. El nuevo mínimo de edad será efectivo seis meses después de su firma.
La propuesta ha provocado protestas de personas que defienden que los neoyorquinos menores de 21 pueden conducir, votar y luchar en la guerra y que, por tanto, deberían ser considerados suficientemente maduros para decidir si quieren comprar cigarrillos. No obstante, el argumento de la Administración de Bloomberg, que sostiene que la medida disuadiría a la gente de engancharse al tabaco desde un principio, ha logrado imponerse.
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«Se trata literalmente de una ley que salvará vidas», dijo la portavoz del Ayuntamiento, Christine C. Quinn, poco antes de que se aprobara el proyecto de ley con 35 votos a favor y 10 en contra.
Los promotores del proyecto alegan que cuanto antes se empieza a fumar, más probabilidades hay de volverse adicto. Además, señalan que, a pesar de que la tasa de fumadores jóvenes en la ciudad se había reducido a más de la mitad desde el comienzo del mandato del alcalde —de 17,6% en 2001 a 8,5% en 2007—, el porcentaje se ha estancado últimamente.
Además de elevar la edad para comprar cigarrillos, el Ayuntamiento también ha aprobado otras medidas antitabaco, como aumentar las sanciones a los vendedores que evaden los impuestos sobre el tabaco, prohibir los descuentos en dichos productos y establecer un precio mínimo de 10,5 dólares por paquete de cigarrillos o de puros.
La nueva ley remata los más de diez años de esfuerzos del alcalde Bloomberg, entre los que se puede citar la prohibición de fumar en la mayoría de lugares públicos. Un empeño que ha contribuido a que la ciudad tenga unas de las políticas antitabaco más estrictas del mundo.
En una concesión a la industria del tabaco, la Administración desistió de una propuesta que hubiera obligado a los vendedores a mantener los paquetes de cigarrillos fuera de la vista de los potenciales compradores. El Ayuntamiento dijo que renunciaban a esa medida porque no habían resuelto cómo tratar el nuevo fenómeno de los cigarrillos electrónicos, pero la preocupación de otros residía en que si la industria del tabaco interponía una objeción basada en la Primera Enmienda contra dicha prohibición, podría poner en peligro todo el paquete de medidas.
La edad mínima para fumar es 18 en la mayor parte del país, pero algunos estados la han elevado a 19. Algunos condados también la han establecido en 19, como Nassau y Suffolk, en Long Island. Needham (Massachussets), un barrio de Boston, también elevó la edad a 21 en 2005.
James Calvin, presidente de la New York Association of Convenience Stores, alertó ayer de que se podrían perder miles de empleos porque la ley podría reducir las ventas no solo del tabaco, sino también de artículos adicionales, como café o billetes de lotería. En su opinión, la ley no ayudará a reducir la tasa de fumadores, ya que no ilegaliza que los menores posean cigarrillos, solo que los compren.
Justo antes de la votación, Nicole Spencer, de 16 años, se encontraba en la plaza de Union Square de Manhattan. Entre sus dedos, un cigarrillo. «No creo que esto vaya a funcionar», dijo cuando se enteró del proyecto para aumentar la edad legal.
La joven señaló que había empezado a fumar cuando tenía 13 años y que no había tenido ningún problema a la hora de conseguir cigarrillos; «se los compro a otras personas o los gorroneo». También comentó que «probablemente la mitad» de sus amigos del instituto fumaban.
Para Spencer, 18 es una edad legal mínima razonable para fumar, al igual que para el concejal Jumaane D. Williams, quien votó en contra de la ley porque no le parece correcto que la ciudad pida a los jóvenes, como policías o bomberos, que tomen decisiones de vida o muerte, pero «no les permita comprar un paquete de cigarrillos».
© The New York Times News Service, 2013
Fuente: elpais.com