¿Qué pasó en Sacaba el 16 de enero del 2002?


Ismael Schabib Montero*

SCHABIB El 16 de enero del 2002 se produjo un enfrentamiento violento en Sacaba. Aproximadamente 3.000 cocaleros, armados con piedras, palos y cartuchos de dinamita, intentaron romper el cerco policial-militar que rodeaba las instalaciones del ex mercado primario de la coca, con el objetivo de impedir su cierre definitivo. En aquella ocasión los efectivos militares asistieron a resguardar el lugar, provistos solamente de munición con ojiva de goma, fatal error.

El ex Presidente Quiroga había insistido en que no permitiría que se produzca más coca que las 12 mil hectáreas autorizadas por ley en los yungas para uso industrial, medicinal y tradicional, mientras que los campesinos afirmaban que no dejarían de cultivarla porque les representaba un ingreso económico seguro. La coca que se expendía en ese mercado era coca ilegal, producida en el Chapare, coca que se utilizaba para elaborar cocaína, como sucede ahora. En el conflicto murieron, de parte de las fuerzas legales, un Sub Teniente, dos soldados y un policía y de los cocaleros, tres personas. Se habían cumplido las instrucciones del Diputado Evo Morales; días antes de estos luctuosos acontecimientos había declarado públicamente que por “por cada campesino muerto habrá un uniformado muerto” (la información está en los periódicos de la época).



Los cocaleros estaban en total superioridad, en un número de tres mil contra una centena de personal militar y policial provistos de armamento no letal; los cocaleros estaban por su propia voluntad, motivados por unos ingresos económicos rompiendo la Ley; mientras que las fuerzas legales estaban para hacerla cumplir. Unos estaban cumpliendo una noble tarea y los otros una tarea delincuencial. Pero la mano asesina detrás de estos hechos era la del dirigente cocalero y diputado Nacional Juan Evo Morales Ayma, hoy Presidente de Bolivia, cabeza de un gobierno que utiliza la ley como elemento de represión para causar daño, para matar, como es el caso del Sr. Bakovic, un patricio cochabambino, una persona íntegra de mucho prestigio.

A estas alturas de los acontecimientos cuando el Presidente de Bolivia declara orgulloso que no respeta la ley “le mete nomás… para que arreglen los abogados”; mirando hacía el pasado vemos una persona con las manos manchadas de sangre, una persona que se convirtió en la cabeza visible, junto a Felipe Quispe, de la zozobra y angustia de los bolivianos, traducida en interminables bloqueos de caminos y hechos de violencia como el de Sacaba con muertos y heridos, disfrazado después por la propaganda como el hombre humilde que nunca fue.

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Personas que no sólo actuaban defendiendo lo ilegal, lo inmoral, sino que estaban totalmente conscientes, como lo declara ahora Felipe Quispe, que causaban inestabilidad política, dañando una democracia que parecía consolidarse. Después de hechos como los de “Porvenir”, en Pando; Hotel “Las Américas en Santa Cruz; La Kha`lancha en Chuquisaca… el TIPNIS; después que el consumo de cocaína se ha extendido indiscriminadamente por todo el país, que se campean impunemente mafias narcotraficantes y en un “bolo”, que es la mezcla de coca, bicarbonato y saliva, en la boca de nuestra gente; no debería quedarnos la menor duda de la clase de personas que nos gobiernan y hacia a dónde vamos.

Este es un asunto gravísimo para Bolivia; señores, tenemos que recuperar a la patria de las manos de la “Mafia (Foro) de San Pablo” y de otros delincuentes nacionales e internacionales.

*Vicealmirante de la República de Bolivia