El ‘puente aéreo’ de la droga peruana a Bolivia


Autoridades alertan de entre tres y cuatro ‘narcovuelos’ diarios. Mafias binacionales transportan pasta base y clorhidrato de cocaína del VRAEM, Alto Huallaga y Puno.

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La avioneta boliviana que fue hallada el 18 de octubre en Ciudad Constitución. Fotos: IDL-Reporteros, fiscalía antinarcóticos de Juliaca y archivo La Razón.



La Razón / La Paz

San Ignacio es un pueblito incrustado en la selva peruana, en el distrito de San Pedro de Putina Punco. Allí, las avionetas se han convertido en parte del paisaje aéreo, son el medio preferido de los narcotraficantes en ese confín de la provincia Sandia del departamento de Puno, que colinda al este con Bolivia.

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Un documento de la Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de Drogas en Juliaca (Perú), conseguido por Informe La Razón, señala que el sábado 20 de abril, una aeronave blanca modelo Cessna con matrícula CP1942, con una bandera boliviana pintada en la cola y con certificación de aeronavegabilidad estándar 002497, aterrizó en una pista clandestina armada en San Ignacio y contenía miles de dólares que fueron intercambiados por 200 kilos de alcaloide de cocaína.

Fue la transacción perfecta y los destinos posteriores de la carga fueron Bolivia y Brasil. Dos días más tarde, funcionarios del Ministerio Público, la Policía Nacional del Perú y autoridades locales descubrieron la pista, que fue inhabilitada con la ayuda de maquinaria pesada. Pero los narcotraficantes retornaron al lugar el viernes 26 y contrataron a comunarios para remover la tierra, las piedras y las zanjas. Así, la avioneta tuvo el camino libre para volver a visitar ese territorio.

No obstante, su suerte iba a ser diferente. A la una de la tarde, un grupo de uniformados interceptó la operación y atrapó a ciudadanos peruanos y bolivianos. El piloto escapó hacia Bolivia, al norte del departamento de La Paz, tras darle una “propina” de $us 400 a un lugareño que le sirvió como guía por esos parajes. Las pesquisas determinaron que la aeronave era propiedad de una boliviana y que los involucrados formaban parte del engranaje de una mafia binacional.

La provincia de Sandia se encuentra cerca de Apolo, la localidad boliviana donde en octubre, una emboscada armada dejó el saldo de tres efectivos de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) y un médico asesinados, durante la resistencia a la erradicación de cocales ilegales en Miraflores. El Órgano Ejecutivo vinculó a los productores de la hoja sagrada en la región con narcotraficantes peruanos.

Lo sucedido ha puesto en el ojo de la tormenta al traslado de estupefacientes desde la nación vecina. Un estudio de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) advierte que los “narcovuelos” provenientes de Perú se reactivaron en 2007, pero se intensificaron desde hace dos años. Más todavía, información oficial revela que hay entre tres y cuatro avionetas diarias que recurren al “puente aéreo” de Perú a Bolivia.

Así lo confirman el viceministro boliviano de Defensa Social y Sustancias Controladas, Felipe Cáceres, y el fiscal antidrogas peruano Ricardo Yampara, quien tiene su oficina en la ciudad de Juliaca. Hay tres “zonas rojas” de donde procede la droga peruana: Alto Huallaga (departamento San Martín), el departamento de Puno y, principalmente, el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), que abarca los departamentos de Apurímac, Ayacucho, Cusco y Junín.