Carlos Meleán
Bueno como ya es costumbre a ponerse un nuevo peinado, una sonrisa diferente y a empezar con los deseos, con las promesas, con todo aquello que cada año hacemos, porque de alguna forma creemos que justo a las 24:00 las cosas han de cambiar, así por magia, por el amor a la camiseta, pero bien sabemos que las cosas no cambian solas, que para cambiarlas hay que hacer algo, o tal vez mucho…
Por eso debe ser que nos asustamos y volvemos a caer al ritual de despedir al año viejo y festejar al año nuevo, porque es mejor que el año nuevo asuma nuestras responsabilidades, para que el cambie nuestras vidas, nos haga flacos, rubios, lindos, inteligentes, nos cure nuestros males, nos de las mamitas necesarias, nos llene no solamente la billetera sino también los estómagos y si se da, que nos dé un buen trago, para ir de parranda en parranda ya que la vida es linda, la vida es un carnaval…
Así que el 2014 que sea diferente, que ya dejen de regalar canchitas de fútbol y nos regalen un aguinaldo por todo el año así dejamos de ir a trabajar y podemos invertir la platita en prestes y así hacer que la economía interna marche y marche y de trabajo a esos millones de desempleados, de techo a esos millones de miserables que andan por nuestras calles, viendo como poder sobrevivir mientras unos cuantos van contando que la vida es rosa y nuestra democracia el paraíso terrenal.
Claro que hay que tener esperanzas, sueños, metas, pero otra cosa es seguir creyendo en todo aquello que nunca ha de pasar, por más que lo repitan miles de veces, la vida no cambia porque unos cuantos jueguen a ser lo buenitos, sin saber lo que es bueno o malo. Pero a eso hemos llegado, a entregar las riendas de un país a un grupo que no sabe a dónde ir, a pesar de que ellos podrían cambiar las cosas, pero como ya lo dije, si no saben cómo cambiar las cosas, entonces ¿qué pueden hacer?
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Nada solamente show, así como el show que hacemos nosotros cada fin de año, porque en realidad nosotros tampoco sabemos hacia dónde ir, porque el saberlo significa asumir responsabilidades, significa arriesgar un poco, significa dar la cara y por sobre todo dejar de ser los amputados mentales que solamente silban cuando los otros soplan por sus culos…
La vida va y viene, nos da miles de oportunidades para demostrar lo que realmente podemos, pero ahí dejamos que los años pasen y pasen y las cosas sigan como siempre lo fueron. Muchos dicen que así es el destino, que todo está en las manos de Dios, entonces si es así para ¿qué hacemos el teatro del fin de año? Seguramente porque así aprendimos a comportarnos, a ser sociales, a demostrar que “no venimos del monte”, es decir que somos gente que sabe lo que hace, lo que piensa, lo que dice, lo que siente y lo que va construyendo o no.
Pero nuestros hechos demuestran claramente que no es así, porque definitivamente los colegios, escuelas, institutos, religiones, universidades, sociedades no nos enseñan lo que es la vida, ni lo que es necesario para hacer de esa vida algo bueno, es por eso que nos llenan los cerebros con tanta mierda, que la vamos rumiando año por año y lo triste de todo es de que no logramos digerirla ni cagarla…
Ahí vamos con las nuevas promesas, para ser mejores, esperando que la mejora venga después del cuarto champancito y la picanita este deli… Ok así debe ser nuestro destino o la voluntad del Señor y ojo entiendan bien… La voluntad del Señor, tiene otro significado… a ver si nos entendemos. ¡Salud!