Ex presidente de Cordecruz.
En su casa de la avenida San Martín. En una pared descansa una fotografía de Víctor Paz Estenssoro que se la tomaron en su último gobierno
Se casó a los 52 años de edad porque anduvo en busca del amor de su vida, y lo consiguió al conocer a una dama menor 22 años que él. Don Carmelo Caballero Contreras ahora tiene 91 años y está completo. Se jacta de no haber pasado nunca por el bisturí y de tener una salud de acero. La clave dice que fue la alimentación que recibió de chico. Lo criaron con leche y maíz y cuando se hizo hombre, un científico de Cuba le dijo que comer poco y cosas nutritivas era el secreto para vivir más y mejor. Pero también tiene otros secretos: nunca fue amante de los cigarros y con el alcohol siempre tuvo una amistad lejana. Su pasado no puede quedar separado sin la presencia en su vida del MNR y de Víctor Paz Estenssoro, el hombre que en 1985 lo llamó desde La Paz para pedirle que jure como presidente de la entonces poderosa Corporación de Desarrollo de Santa Cruz (Cordecruz). “Quiero que vayas a poner orden a esa institución”, le dijo el mismísimo presidente de Bolivia y al jefe no había cómo decirle no. Así narra aquel pasaje de su vida este hombre que ahora está sentado en uno de sus tres juegos de living que tiene en su casa de la avenida San Martín, donde disfruta su vida con el único sueño de que la muerte le llegue de golpe, sin previo aviso, sin quedar atrapado en una cama de enfermo. No quiere sufrir, después de una vida que anduvo por la Santa Cruz de antaño y por la moderna que ayudó a construir en los años de lucha cívica y que ahora disfruta a paso lento y con la mirada puesta en el futuro.
¿Cómo fue la mirada de La Paz al departamento allá por los años de su juventud?
Es que siempre hubo un cierto regionalismo. Por eso, nosotros hemos apelado a nuestras riquezas naturales. Aquí se produce todo lo que se siembra y en eso nos ha ido bien. Nosotros los cañeros íbamos a traer trabajadores zafreros al occidente, ellos no se venían ni los mandaban. Venían 100 y se quedaban 50. Así fue creciendo el departamento y formándose algunos pueblos. Mi lucha comenzó creando el Comité Cívico cuando formaba parte de la Federación Universitaria. Éramos 12 universitarios. Hemos peleado a patadas y puñetes para que el departamento surja. Ahora, está muy mal la relación entre La Paz y Santa Cruz, fue una metida de pata del Gobierno en su momento el haber prohibido la exportación de algunos productos. No sé si el Gobierno se está dando cuenta que gobernar sin Santa Cruz es un error.
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¿Cómo ve el avance del proceso autonómico?
Hubo muy poco avance por la mala relación que hay entre el gobierno central y el departamental, no hay ni siquiera una relación amigable y eso perjudica mucho.
¿De quién depende que mejore esa relación?
De ambos, tienen que poner su interés tanto el gobierno nacional como el departamental. Esta relación es un asunto de dos.
¿Qué opina de los actuales líderes cruceños?
Ya no hay casi líderes, todos están muertos. Uno de los líderes fue Melchor Pinto, el que más luchó por el 11%.
¿Cómo ve el trabajo del gobernador?
El gobernador Rubén Costas hace lo que puede, hizo una buena gestión en las medidas de sus posibilidades. El alcalde, por su parte, al margen de sus peleas internas, lo ha hecho bien.
¿Cuál es la obra que necesita Santa Cruz?
Hacen falta más colegios y no hay un solo hospital que funcione bien, hay algunos que no tienen ni algodón, están vacíos. Si yo fuera autoridad ahora, haría todo eso. Educación y salud, dos ramas que se necesitan sí o sí y que lamentablemente se lo hace a medias.
¿Qué deseo tiene en la vida?
Morir de un rato a otro, sin enfermarme, sin sufrir, caer de golpe y no dar afanes a nadie. Yo prefiero quedar como viejito lindo que es lo que ahora dicen de mí quienes me conocen.
¿Cómo empezó su relación con Cordecruz?
Era senador de la República por el MNR, en 1985. Víctor Paz, el presidente de Bolivia de esa época, me pidió que me convierta en el presidente de Corporación de Desarrollo de Santa Cruz (Cordecruz). Yo le respondí que era veterinario. Pero él me dijo que quería que yo vaya a poner orden, sí o sí. Y al jefe no había cómo decirle no.
¿Con qué institución se encontró usted?
Un tanto desordenada. No había mucha claridad en el ámbito económico. Había contratos de compra de 100.000 losetas pero solo llegaban 30.000. Algo estaban haciendo mal. Igual pasaba con los tubos para alcantarillado.
¿Cómo empezó a combatir la corrupción?
Opté por ir al lugar de las obras para contar las losetas, para evitar los robos. Las hacía colocar en filas de 20 para que no cueste hacerlo. Contaba 100.000 y hasta 200.000 a veces.
Me he ganado muchos enemigos en aquella época, porque en varias cosas había ciertas alteraciones. Me acuerdo que hicimos 3.200 km de caminos provinciales, que era lo que necesitaba el campesinado que producía la tierra cruceña.
¿Fue un error o un acierto eliminar Cordecruz?
Creo que fue un error, porque se hacían obras desde aquí, no necesitábamos que La Paz las autorice, había un directorio, un presupuesto, un departamento de finanzas.
¿Cuál ha sido la participación de los gobiernos en el desarrollo de Santa Cruz?
En lo personal he ayudado a desarrollar la agricultura y la ganadería. Hallamos buenos colaboradores en la misma tierra, sin ayuda del Gobierno.
EL DEBER