El presidente Evo Morales, estrecho aliado del Irán fundamentalista, acaba de afirmar que Bolivia está “cerca de tener energía nuclear”, para lo cual el país cuenta con “suficiente materia prima”.
Interesante confesión la del mandatario cocalero, toda vez que echa por tierra anteriores desmentidos de voceros de su gobierno, quienes primero intentaron negar la existencia de importantes yacimientos de uranio en territorio boliviano, y que más adelante los minimizaron señalando que éstos no eran “explotables”.
Ahora, Morales confirma que los yacimientos no solo existen sino que pueden alimentar todo un plan nuclear que él califica de “pacífico”, al igual que sus aliados iraníes denominan al suyo, algo con lo cual no están de acuerdo las Naciones Unidas, que han desplegado un amplio programa de sanciones para detener lo que consideran una iniciativa bélica que podría encender la mecha de la destrucción en Medio Oriente.
Agreguemos a este preocupante cuadro el convenio de prospección minera entre Bolivia e Irán, y tendremos dibujado un panorama que podría incluir desde el abastecimiento de uranio al régimen teocrático de los ayatolas hasta el desarrollo de ciertos procesos del plan iraní en suelo boliviano.
La estrecha cooperación militar entre ambos gobiernos quedó patente tiempo atrás con la presencia del ministro iraní Ahmad Vahidi -terrorista con sello rojo de Interpol- en la inauguración de una “Escuela de Defensa del ALBA” instalada en Bolivia.
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