Se nos termina el agua potable que consume la ciudad de Santa Cruz


Gustavo Adolfo Coimbra Gutiérrez*

AQUA Hace un par de semanas, a través de un medio de prensa, la población cruceña se despierta con la nefasta noticia de que el agua potable que proveen las cooperativas no dará más que para los 12 años venideros que se encuentran a la vuelta de la esquina y que de ahí en adelante este Recurso Natural indispensable para la vida, sería escaso y por consiguiente más caro.

Después de asimilar las explicaciones realizadas por las cooperativas, es menester hacer las siguientes puntualizaciones y observaciones:



Empezaremos diciendo que como producto del crecimiento poblacional descontrolado que se ha dado en la ciudad de Santa Cruz en el último cuarto de siglo, mismo que sobrepasa 1,5 millones de habitantes, población que demanda y requiere de los servicios básicos de agua potable y alcantarillado sanitario, el primero llega a casi toda la población de Santa Cruz y el segundo por ser más costoso y caro construirlo, solamente cubre el 34% de área poblada de la ciudad de Santa Cruz. Si tomamos datos que proporcionan las cooperativas el 66% de la población de la ciudad no cuenta con este servicio. Actualmente se hacen esfuerzos para ampliar la cobertura en los barrios más poblados de Santa Cruz, como son la Villa Primero de Mayo y el Plan Tres Mil.

En términos más sencillos el 66% de la población, es decir casi un millón de habitantes, no cuenta con el servicio y la única solución que tienen para poder subsistir es a través de la construcción de letrinas o pozos ciegos que descargan las heces fecales al subsuelo a una profundidad no mayor a los 8 metros o hasta donde se encuentre la capa freática o el nivel de los acuíferos libres, mismos que se forman debido a la presencia adyacente de un estrato de suelo impermeable (arcilla).

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Según información que proporciona la principal cooperativa cruceña de agua potable, la contaminación que provocan los pozos ciegos a través de las heces fecales llegaría hasta los 70 metros de profundidad, situación que compromete el acuífero libre así como los acuíferos confinados superiores como la principal causa, y por otra parte la construcción clandestina de pozos particulares que perforan los acuíferos y dejan pasar las aguas contaminadas de un nivel superior a niveles inferiores.

Después de esta explicación sucinta pero clara de la mecánica del problema, es menester aclarar que un acuífero confinado es el que se formó hace millones de años entre dos estratos de suelos impermeable (arcillas) y como es lógico, se encuentran bajo presión, igual que una cañería que conduce agua potable y el acuífero en sí mismo no es más que un estrato de suelo permeable (arena), mismo que tiene la capacidad de captar y transportar agua con gran facilidad, debido a su importante permeabilidad. Simplemente así es la ciencia de la hidrogeología, para que sea entendida por la población de Santa Cruz y Bolivia toda.

Este tipo de suelos se los cataloga por la geología como de origen sedimentario, que durante millones de años se formaron sobre esta parte del territorio boliviano, como producto de los procesos de intemperismo y meteorización natural, que al descomponerse las rocas se formaron los suelos mismos que fueron transportados por el agua y el viento a zonas más bajas topográficamente, como la nuestra, llamada zona Chaco Beniana, que por sus características hidrogeológicas se constituyen como grandes reservorios de agua.

Ahora bien, el hecho de que se esté agotando el agua subterránea, no pasa precisamente por la contaminación de los acuíferos sino más bien por la recarga de los mismos, es decir los acuíferos confinados, de donde se extrae el agua a profundidad a través de pozos profundos que en número de 70, aproximadamente, extraen el agua de diferentes profundidades.

Las cooperativas que explotan el recurso natural agua de los acuíferos, por lo visto se han despreocupado de una manera no sostenible o sustentable de la recarga de manera artificial de los acuíferos explotados en sus áreas de influencia y ahora nos alertan que según estudios realizados por consultores israelitas, mismos que datan ya de poco más de una década, el agua subterránea se nos termina y a ajustarse los bolsillos porque este recurso indispensable para la vida va a ser más escaso y sobre todo más caro, ¡que maravilla!

Por una lógica elemental, todo lo que se explota y no se repone llegará el día en que se agotará, y esto es lo que está pasando en nuestra Santa Cruz, debido a un deficiente manejo de los Recursos Hídricos que dispone la Región gracias a la Divina Providencia.

El recargar acuíferos de manera artificial hidrogeológicamente, consiste o pasa por construir pozos a las mismas profundidades con los mismos diámetros, pero ya no de explotación o de sustracción de agua, sino todo lo contrario, de reposición de agua, de manantiales superficiales o escorrentías, mismos que se construyen paralelamente a dichas fuentes como en nuestro caso es el Río Piraí, en la cantidad suficiente para generar la recarga esperada garantizando técnicamente el equilibrio hídrico, así de sencillo. Como experto en el tema, no se conoce de una política de recarga de los acuíferos por parte de las cooperativas, ni peor aún que existan pozos de recarga que estén retroalimentando los acuíferos productores de agua.

Esta es la razón principal por la que el agua a corto plazo se nos va a acabar; la contaminación de los acuíferos y la explotación de los particulares son parte del problema global, pero no la causa principal.

Con todo lo que se ha manifestado, se recomienda de manera urgente a las cooperativas aunar esfuerzos y no esperar que ese día fatídico llegue, donde la demanda del agua supere a la producción de los acuíferos e inevitablemente de manera irresponsable nos quedemos sin el líquido vital.

*Coordinador académico de la Escuela de Postgrado – UAGRM