’20 años no importan’, o como no imitar bien la rom-com americana


20 años no importan

Sí, el cine francés tiene un modelo de financiación y distribución envidiable y además, ya nos gustaría que el gobierno, los medios de comunicación y el público lo apreciaran y apoyaran tanto en España. Pero señores, en Francia también se hacen malas películas y más de las que pensáis—, y que muy pocas veces llegan a nuestro país. Casualmente, hace unos días, una de estas películas llegó a nuestra cartelera como un suspiro y apuesto que ni el 70% de vosotros se ha percatado de ella.

Se trata de ‘20 años no importan’ (‘20 ans d’écart’, 2013) de David Moreau, una comedia romántica que pretende copiar el estilo rom-com más cutre de Hollywood con todos sus estereotipos forzados al cuadrado. En la cinta conocemos a Alice Lantins (Virginie Efira), una mujer de 38 años. Es bella, ambiciosa y hace muestra de un impecable compromiso profesional hasta el punto de olvidarse de su vida privada. En definitiva, ella tiene todo para llegar a ser la próxima redactora en jefe de la revista “Rebelle”. Pero cuando el joven y encantador Balthazar (Pierre Niney), de apenas 20 años, se cruza en el camino de Alice, la opinión de sus compañeros de trabajo, va a cambiar irremediablemente.



La madura y el jovencito

20 años no importan

Mujer madura en plena crisis laboral y sentimental se deja conquistar por un jovencito para sorprender y demostrar que todavía es una mujer apetecible a sus compañeros de trabajo. Obviamente —spoiler, pero no es muy díficil averiguarlo—, acabará enamorándose de él, rompiendo barreras y prejuicios. Aburrido. Muy aburrido y predecible. Así es ‘20 años no importan’, la primera incursión en la comedia del realizador francés tras las inéditas en nuestro país ‘Ellos’ (‘Ils’, 2006) o ‘The Eye’ (2008). Y es que al parecer Moreau ha visto muchas comedias románticas, tantas que ha decidido seguir su estructura paso a paso obteniendo como resultado una cinta más para el montón, sin personalidad ni nada que la haga remarcable, ni siquiera su reparto.

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No hay nada peor que intentar imitar un género cinematográfico e imitar su peor versión. Esto es precisamente de lo que peca ‘20 años no importan’, que imita lo peor de la comedia romántica made in Hollywood, incluyendo sus tópicos exagerados o su falta de originalidad. Porque una cosa es tener referencias —buenas o malas— y otra es copiarlas y mal. El guión es forzado, cuadrado y poco sútil con unos puntos de giro predecibles y hasta desesperantes, con una fotografía tan líneal y plana como la de las peores series de televisión.

Pierre Niney

20 años no importan

Y para que una historia fluya y resulte interesante, los personajes tienen que ir en concordancia con la trama y evolucionar que ella. Sí, aquí los personajes también evolucionan aunque la trama sea tan previsible, pero lo hacen de una forma tan plana y estereotipada y llevada al extremo que a veces resultan demasiado caricaturescos —todos los personajes secundarios y hasta la protagonista en alguna ocasión—, restándole credibilidad y alejándose del tono que pretende. Ni siquiera el reparto sobresale —sería un incentivo, claro— y sólo cabe destacar la presencia de Pierre Niney, una de las nuevas revelaciones del cine francés, que demuestra su encanto con ese aire tan francés y de Nouvelle Vague. Desaprovechadísimo, claro.

‘20 años no es nada’ termina convirtiéndose en la película ideal para ponerse un fin de semana de tarde y terminar dando más de una cabezada. Llena de tópicos, sin sorpresas y previsible, la cinta de Moreau pretende ser como cualquier comedia romántica protagonizada por Katherine Heigl, pero sin el pequeño encanto de la rubia actriz americana. Eso sí, si van a verla, fíjense en Pierre Niney, que va a dar mucho que hablar.

Fuente: blogdecine.com