Embajador Reymi Ferreira, coordinador de la Cumbre de los 77. Ferreira dice que hay que ver la cumbre desde un punto de vista pragmático y empresarial.
Foto: Reymi Ferreira con Página Siete
Página Siete/ La Paz
El embajador adjunto ante las Naciones Unidas para la coordinación de la Cumbre de los 77 más China, Reymi Ferreira, admitió que las divergencias ideológicas en un grupo tan heterogéneo como el que se reunirá en Santa Cruz es una amenaza cierta para el éxito de la cumbre de junio próximo. "No sólo que hay riesgo, es el principal peligro”, declaró Ferreira a Página Siete. "Lo más difícil es ponerse de acuerdo entre 133 países, aunque no vinieran todos”, agregó. "Por eso el G-77 trata de tomar posición sobre temas que son de interés común, más allá de la ideología”, precisó.
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En ese sentido, dijo que será necesario un esfuerzo de "equilibrio” para evitar el otro peligro, que el consenso pueda diluir las conclusiones.
Página Siete – Bolivia ya presidió el grupo en 1990. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
El gran cambio es el deterioro del patrón tradicional norte-sur, del colonialismo de 350, 400 años que se montó con el impulso del capitalismo, con países que exportaban manufacturas y compraban materias primas. La Colonia cambió de nombre con el imperialismo, pero al final fue lo mismo: países poco desarrollados que envían lana sin tratar, madera, alimentos o minerales, luego petróleo, y países que los compran, los transforman y venden caro. Esa lógica se ha mantenido casi 400 años, pero a fines de los 90 y comienzos del siglo XXI se produjo una crisis caracterizada por tres aspectos: primero, se desacelera el crecimiento de la economía industrializada; segundo, la pérdida de potencia del dólar en el ámbito de sus propios aliados, frente a la moneda japonesa y de la Unión Europea; tercero, una relación más cercana entre los países del sur. Ahora ya no son nuestros principales clientes ni nuestros principales proveedores, ni EEUU ni Europa ni Japón. Hay un mayor interrelacionamiento. El surgimiento de China, India y Brasil están realineando el mundo. Hay un contexto internacional diferente.
Página Siete – El G-77 nació como un grupo representativo del Sur, pero esa situación ha cambiado. Algunos de sus miembros, como Brasil y la India, son considerados ahora países emergentes. ¿Se puede decir que el G-77 sigue representando a los países en desarrollo?
El grupo ha crecido bastante y ha incorporado a China, pero sigue siendo el mismo, porque China, pese a su enorme crecimiento y a las políticas sociales que ha aplicado a partir de su matriz socialista, tiene 30% de población pobre. No se puede considerar un país desarrollado como Suiza o EEUU. China comparte esa condición común con nosotros, pero además hay una alianza que se está dando alrededor de la cuenca del Pacífico, donde China tiene un papel central. La incorporación de China fortalece al bloque y consolida el eje de cooperación sur-sur. Por otra parte, ya no hay Guerra Fría. Cuando Bolivia fue por primera vez coordinadora del grupo estaba en sus finales. Finalmente, EEUU y Europa occidental, en lugar de fortalecer la relación norte-sur para ampliar sus mercados, se distanciaron más del sur. Eso fue un error y China lo captó muy bien y está empezando a desplazar a EEUU y Europa. También hay un cambio importante dentro las 10 economías más grandes del mundo. Ahora están India, Brasil y China.
Página Siete – ¿Son los mismos intereses?
Básicamente. El tema de la cumbre es el desarrollo. Brasil, China e India no se han desarrollado plenamente. El desarrollo no es crecimiento económico ni PIB, es la satisfacción de las necesidades de la población. Brasil, por más que haya crecido, tiene problemas sociales. Basta ver los disturbios del año pasado. Lo mismo pasa con China y ni qué decir con la India. Serán industrializados, serán potencias, pero capacidad económica no quiere decir desarrollo. Brasil y China podrán seguir creciendo, pero mientras no logren satisfacer las necesidades de su población seguirán siendo países aspirantes al desarrollo.
Página Siete – ¿Quién elabora la agenda, quién prepara los documentos que se van a firmar en Santa Cruz?
Como no es un organismo multilateral con una burocracia, el G-77 tiene un grupo de coordinación en las Naciones Unidas que trabaja con una gran flexibilidad y por ello tiene la gran posibilidad, por ejemplo, de definir la agenda sin un modelo rígido, cosa que no se puede hacer en la ONU o en la OEA. Aquí se puede, como lo ha hecho Bolivia, que ha logrado que una reunión que debía realizarse por región, en África, se haga en Bolivia. Eso ha sido consensuado. La agenda debe ser igualmente consensuada. Como no hay voto, se tiene que hacer una gran discusión para consensuar los puntos comunes. Requerirá un enorme esfuerzo lograr que esta cumbre extraordinaria tenga carácter de cumbre deliberativa y que no sea un homenaje por el 50 cumpleaños del grupo, que se pueda plantear y considerar algunos temas. Hay razones para hacerlo. En 2015 termina la Agenda del Milenio. Hay que hacer una revaluación y relanzarla y esa discusión que se hace en el seno de la ONU y es vinculante debe procurar ya algunos criterios unificados.
Página Siete – ¿Cómo se lograrán los objetivos?
Primero, unificando los criterios del grupo más grande de países asociados que hay en el mundo dentro de la ONU, el principal grupo en voto; segundo, hay que proceder a la discusión estratégica del futuro de la agenda del milenio en materia de superación de la pobreza, transferencia tecnológica, eliminación de aranceles que generan desigualdad, comercio, el tema del cambio climático. Este es el momento. El 2015 se va a plantear eso.
Además está la importante reunión del Perú, la Conferencia de la ONU sobre cambio climático, previa a la Cumbre de París de 2015, que tendrá carácter vinculante. Es también una oportunidad para proyectar al país, dar la sensación de que este país está capacitado para organizar este tipo de eventos. Hay que verlo con una perspectiva diplomática, pero también pragmática empresarial. Así lo ha visto el empresariado cruceño. Ésta va a ser la tercera cumbre importante de Santa Cruz después de la de 1996 (Cumbre de las Américas sobre Desarrollo Sostenible) y la del 2003 (Cumbre Iberoamericana).
Página Siete – Volviendo al tema de la agenda…
La define el grupo de embajadores de los 77, pero hay una regla: el país anfitrión tiene derecho a proponer el documento y hacer parte de la comisión que lo redacta. Es lo que se va a discutir el próximo martes en Nueva York, con la comisión en la que va a estar Bolivia.
Página Siete – ¿Aquí se va a conformar un grupo de trabajo con este fin?
La Cancillería tiene un equipo de trabajo en diferentes niveles, que va a ser reforzado para que no sea una discusión entre cuatro paredes, entre expertos. Hay una comisión de trabajo que va a estar en Nueva York coordinando con los países o delegados, pero en todo caso no se va a descubrir el agua tibia. Ya la propuesta boliviana está planteada. Hay temas que son imposibles de plantear, como los bilaterales, pero se va a plantear lo que ha mantenido la diplomacia boliviana en los últimos ocho años.
Página Siete – ¿No hay el riesgo de que estos debates se vean afectados por las divergencias ideológicas?
No sólo que hay riesgo, sino que es el principal peligro. En realidad creo que de las tareas que comentamos, la más difícil es lograr ponerse de acuerdo entre 133 países (aunque no vinieran todos, los 80 o 90 que vinieran). Claro que no hay que ponerse de acuerdo en la cumbre. Todos sabemos que eso se hace antes, pero el principal problema es que las diferencias ideológicas rompan la posibilidad de un acuerdo, que se constituya en agenda obligatoria en la ONU para los 133 países. Ése es el gran peligro. Por eso el G-77 trata de tomar posición sobre temas que son de interés realmente común, más allá de la ideología.
Página Siete – ¿Eso no conlleva otro peligro, el de diluir las conclusiones?
Ahí está el equilibrio. Quien toca guitarra sabe que quien templa mucho hace saltar una cuerda y que si no la templa, se suelta. Es el término medio, hacer algo que no sea una obviedad. Como la cumbre del 96, que aprobó una declaración que al final nadie la tomo en cuenta; y el otro extremo, que sea una posición tan rígida, tan
"La cumbre no le dará más votos al presidente Evo Morales”
"No creo que el Presidente gane muchos votos por una cumbre; cuando con un puente, un teleférico, donando alimentos, gana mucho más”, dice el embajador Reymi Ferreira al referirse a las críticas acerca de la supuesta utilización electoral de la Cumbre del Grupo de los 77 por parte del Gobierno y MAS.
Según el coordinador del evento que se realizará en Santa Criz en junio próximo, Evo Morales se encamina hacia una "elección relativamente cómoda”, con una oposición que "no tiene ningún programa, no está en nada”, por lo que no necesita apelar al recurso de la cumbre para obtener el triunfo en los comicios de octubre próximo.
"No veo al Presidente desesperado como para utilizar un evento de esta naturaleza para ganar votos”, subrayó. "No veo qué temor puede generar una cumbre. Veo muchos fantasmas en eso”, añadió.
En este sentido, elogia la actitud de la oposición cruceña, de la que dice que ha cambiado mucho, pese a que electoralmente sería "la más damnificada” por el éxito de la cumbre.
"Sin embargo, se ha sumado con el mayor compromiso. El empresariado, la élite, tiene un sentido muy pragmático, analiza fríamente y se deja llevar por el resultado. El espíritu práctico del cruceño se ha impuesto.