El grupo chileno tuvo un emotivo regreso luego de nueve años
Beto Cuevas y sus compañeros regresaron al mismo escenario del que se despidieron hace nueve años
JUAN PABLO RODRÍGUEZ -VIÑA DEL MAR
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Otra cosa es estar dentro del monstruo y sentir el poder de los parlantes de la Quinta Vergara. Las vibraciones te pegan en el rostro y sacuden tu cuerpo como pulsadas de electroshock. El bajo del argentino Zeta Bosio, exintegrante de Soda Stero, le dió a La Ley un sonido robusto que zarandeó esa mole de concreto donde 15.000 personas escucharon Día cero como preámbulo para un show histórico.
La banda de Beto Cuevas regresó formalmente a los escenarios desde el mismo foro donde se despidieron hace nueve años, con un play list que incluyó sus éxitos Hombre, Tejedores de ilusión, Prisionero de la piel, Angie, Desiertos, Olvidar, Animal, Fuera de mí, Intentar amar, Mentira. Le sirvió para hacer un homenaje a Andrés Bube, fundador del grupo, a 20 años de su fallecimiento. Después llegaron 1.800, Paraíso, Autorretrato y Aquí.
Para entonces los roqueros chilenos ya habían recibido las antorchas de plata y oro, así como las gaviotas de plata y oro.
La muchedumbre estuvo extasiada y ese calor humano entibió la fría velada que golpea cada noche viñamarina.
Emotivo tributo
En el bis dispararon Más allá y Crimen, composición de Gustavo Cerati. Y fue precisamente el momento más emotivo del show porque Zeta se plantó frente a la masa y pidió a la gente que suban sus celulares por Gustavo.
El espectáculo del público fue hermoso y conmovedor. Mucha energía para el enfermo que se mantiene en coma en una clínica de Buenos Aires. La Ley cerró con El duelo en una presentación monstruosa de guitarras histriónicas.
A puro baile
En la segunda presentación de la noche hizo su ingreso el colombiano Carlos Vives quien puso a bailar al ‘monstruo’ encarándolo de a ‘tú a tú’ con exitos memorables como Fruta fresca, Carito, quieres casarte conmigo, entre otros.
Magia fue lo que distinguió el show, en que el público fue parte de la presentación. Uno de los picos altos sobrevino con La gota gorda, que con el característico acordeón electrizó los ánimos de los asistentes convirtiendo la noche en una fiesta
Fuente: El Deber.