Carlos Mesa, ¿embajador itinerante?


Andrés Ortega*

ORTEGA OK Carlos Mesa fue el vicepresidente que asumió el mando de la nación en octubre de 2003, cuando fue derrocado el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada por el “pecado” de intentar la exportación de gas a mercados del norte, a través de un puerto chileno. Mesa, entonces, adoptó la llamada “Agenda de Octubre” impuesta por los revoltosos, en la que se “prohibía” exportar gas boliviano a Chile, o a cualquier otro país a través de los puertos de país vecino.

Pronto, Mesa varió su posición y estableció, a través de un plebiscito, la política de su gobierno. La pregunta fue: “¿Está usted de acuerdo con la política del presidente Carlos Mesa de utilizar el gas como recurso estratégico para el logro de una salida útil y soberana al océano pacífico?”. Nótese que se trata de un texto difuso, pues no se explicó el alcance de eso de “utilizar el gas como recurso estratégico”. Por lo demás, “Mesa no propuso una política de Estado, sino ´su` política”, afirmaba con solvencia diplomática el embajador Marcelo Ostria en enero de 2013.



Y nunca olvidemos El DS 27234 del 31 de octubre de 2003 de Carlos Mesa, que establece: “Artículo 2 (AMNISTÍA) .I.- Se decreta amnistía para TODOS LOS DELITOS comprendidos en la Ley 2494 de 4 de agosto de 2003 –Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana- con relación a las acciones realizadas a partir del momento de vigencia de la ley y hasta el momento de entrada en vigencia del presente Decreto Supremo”.

Y estos delitos eran: “instigación pública a delinquir, evasión, fabricación, comercio o tenencia de sustancias explosivas, asfixiantes, atentado contra la seguridad de los medios de transporte, atentados contra la seguridad de los servicios públicos, lesiones gravísimas, lesiones graves y leves, lesión seguida de muerte, robo, robo agravado y extorsión”.

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Dejando de esta manera libres a todos los ciudadanos que participaron de las acciones del famoso Octubre Negro que muchos consideran un golpe de estado; solo se juzgó a los militares que hoy están presos.

Con estos antecedentes y las claras señales apologéticas de Carlos Mesa en favor del régimen de Evo Morales, no podemos estar de acuerdo en que su posible designación como embajador itinerante sea por su cualidad diplomática, que no la tiene, sino como una simple acción política de retribución por el apoyo brindado de Carlos Mesa al gobierno de Evo Morales.

El gobierno pretende instalar en el imaginario colectivo y como única propuesta electoral “creíble” la reivindicación marítima, haciéndonos creer, como dicen las paredes pintadas en El Alto, que sólo con Evo podremos recuperar el mar. No nos ayude tanto Don Carlos.

*Diputado nacional. Jefe departamental de ADN en La Paz