Caso Pinto. Eduardo Saboia: “Actué bajo el paraguas del asilo que otorgó la presidenta Dilma”


Saboia desvela más detalles del episodio que hace 10 meses lo llevó a tomar la drástica decisión de sacar al senador boliviano Róger Pinto a Brasil. Califica de ‘abusiva’ la decisión de Itamaraty de revelar que él encabezó la operación. Hoy enfrenta un proceso administrativo que ya lleva ocho meses.

Eduardo Saboia: “Actué bajo el paraguas del asilo que otorgó la presidenta Dilma”

imageEduardo Saboia vive en Brasilia junto a su familia. Ocupa un cargo administrativo en la Cancillería

EL DEBER, Santa Cruz, Bolivia



A10 meses de haber tomado la decisión de sacar al senador Róger Pinto a territorio brasileño, el exencargado de Negocios de la embajada de Brasil en La Paz, Eduardo Saboia, no se arrepiente de nada. En la entrevista con EL DEBER, desde Brasilia, revela detalles sobre el límite al que llegó la situación ese 23 de agosto de 2013, cuando se embarcó con Pinto en el vehículo diplomático y cruzó la frontera.

¿Cómo se siente en este momento?

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Estoy buscando solucionar el proceso administrativo que abrieron en Brasil (en su contra), me estoy defendiendo, estoy tranquilo porque lo que hice fue un acto humanitario, no fue político ni ilegal.

¿Cómo recuerda el momento en que tomó la decisión de llevar a Pinto a Brasil?

Fue una decisión tomada en una situación límite, un hecho que se había prolongado más allá de lo natural en un caso de asilo, desde el punto de vista humanitario era insostenible. La decisión la tomé con tranquilidad, no había ninguna intención de hacer una operación cinematográfica, fue todo hecho con discreción y de la forma más respetuosa.

¿Pudo hablar con alguna autoridad superior?

Yo era la autoridad superior en Bolivia, estaba de encargado de Negocios.

¿Rompió la cadena de mando?

No, absolutamente. Si hubo una ruptura de la cadena de mando, no fui yo. Teniendo en cuenta las instrucciones que tenía, las leyes de mi país y las convenciones entre Brasil y Bolivia, no

hubo ninguna violación.

¿Cómo describe los momentos más difíciles que Pinto vivió dentro de la embajada en La Paz?

Él vivía la sensación de desesperación de alguien que está aislado, que no puede recibir visitas (solo de una o dos personas), que se queda en un espacio donde no puede salir al aire libre y en un caso en el que no había solución. Las leyes de Bolivia y Brasil no permiten una situación en la que no pueda recibir asistencia religiosa ni visitas, e incluso en el régimen más cerrado que hay en ambos países se permite que la persona pueda salir a recibir sol. Era una situación de confinamiento que no va con el objetivo del asilo que es proteger a las personas.

¿La situación del senador estaba vulnerando las normas y sus derechos?

Yo cumplí con instrucciones, no soy un funcionario que quiebra la jerarquía y la instrucción máxima era preservar la seguridad, la vida del senador Róger Pinto y eso fue lo que hice.

Había una situación límite que se presentó ese 23 de agosto de 2013 y era algo crónico. Era una persona que llegó al fin de sus fuerzas sicológicas.

¿Me puede retratar con más detalles qué pasó con el senador?

Yo creo que es mejor hablar con él, pero hay una exposición que creo que es pública en la justicia brasileña, él decía que pensaba matarse, que hablaba con sus muebles, estaba un poco desorientado, no comía.

¿Si pasaba algo con el senador que estaba en ese estado hubiese sido peor?

Yo asumí la responsabilidad y tomé una decisión. La evaluación que hice fue que la decisión de quedarse era la más arriesgada.

¿Se arrepiente?

Absolutamente no.

¿Alguna vez se volvió a encontrar con Pinto en Brasilia?

Sí, lo he encontrado un par de veces, todavía está esperando su proceso (de asilo definitivo), ese es otro tema. Mi función se agotó en el momento en que lo llevé a territorio brasileño. Yo tengo una buena relación con muchos bolivianos de varias tendencias políticas, tengo de Bolivia los mejores recuerdos y quiero seguir teniendo amigos en ese país.

No he mantenido contacto permanente con el senador Pinto, él tiene sus problemas y yo los míos. Hemos intercambiado ideas de cómo estamos, hablamos de cómo está Bolivia, obviamente que él extraña su país.

¿Qué le dijo su familia en el momento del operativo y luego de que se hizo público de que usted había encabezado la operación?

Quien lo hizo público fue el Gobierno de Brasil de una manera que me dejó bastante molesto, porque es una situación abusiva el no pensar ni evaluar la situación de seguridad de la familia antes de darle publicidad a la prensa. Fue en ese momento que yo decidí hablar con los medios, después de que salió una nota de prensa de Itamaraty con mi nombre, cosa que es inédita en la historia de Itamaraty.

¿Se debió mantener en reserva su nombre?

Cuando hay ese tipo de cosas no se revela, solo se dice que se tomarán las medidas, pero no se dice quién. Incluso la instrucción que recibí cuando llegué a Brasil fue de quedarme en silencio y eso hice hasta que el Ministerio de Relaciones Exteriores salió con esa nota.

Mi esposa era Vicecónsul en Santa Cruz en ese momento, fue una situación bastante difícil para ella y mis dos niños que tuvieron que salir de Bolivia después de terminar el colegio. Nunca fui maltratado en Bolivia, yo y mi familia fuimos muy bien acogidos, dejamos muchos amigos y seguro que me hubiese gustado volver a ese país para despedirme de las personas como corresponde.

¿Cómo ve a Bolivia de donde cada vez salen más ciudadanos pidiendo refugio?

Bolivia es un país que me encantó en los dos años que pasé y espero que las cosas se arreglen para ambos países y que podamos tener un ambiente de justicia, tolerancia y democracia, es algo que hay que ir cultivando, ningún país es perfecto.

Después de la salida del senador Pinto, ¿cómo cree que ha quedado este capítulo?

Yo creo que se ha resuelto un problema que no es ninguna novedad, el asilo es un instituto reconocido por los dos países. En julio de 2013 los mandatarios de Mercosur firmaron una decisión sobre el derecho universal del asilo donde dice que ningún país, bajo ninguna hipótesis, impedirá el traslado del asilado al país que le otorgue el asilo. Eso fue aprobado un mes antes de que saque a Pinto. Con esto (la salida del senador) se despejó un problema. Yo hice un acto humanitario, actué bajo el paraguas del asilo diplomático concedido no por mí, ni por embajador Marcel Biato, sino por el Gobierno de Brasil, hice que el asilado se trasladara al país que le otorgó ese beneficio.

En 2010, el entonces presidente de Brasil, Inácio Lula da Silva, condecoró a usted con la medalla de la ‘Orden de Río Branco’. ¿Cómo se siente ahora al ser procesado?

Yo tengo un profundo respeto por el expresidente Lula y por la presidenta Dilma Rousseff, eso no cambia, lo que hice no fue en contra de ellos, al contrario, la decisión de otorgarle asilo (a Pinto) fue de la presidenta.

¿A qué se dedica ahora?

Estoy trabajando en un departamento de temas financieros (en Itamaraty). En abril saqué una licencia para ocuparme de mi defensa y despejarme un poco de este episodio muy movido, pero recibo sueldo. Después del Mundial regreso a mi trabajo. 

¿Cuáles pueden ser las sanciones en el proceso que se le sigue?

Primero, no debería existir este proceso porque cumplí a cabalidad con el derecho de asilo. Más bien, debería investigarse por qué pasó tanto tiempo en resolverse el tema del senador Pinto y por qué quedó confinado. Segundo, dependiendo de la decisión administrativa que se tome (en el proceso), yo puedo recurrir a la justicia.

¿Es cierto que está escribiendo un libro sobre Pinto?

Está en mis planes, pero no sé si lo voy a lograr rápido. Por ahora me estoy dedicando a mi familia, a organizar mis ideas y toda esta historia, más allá de mi defensa creo que es una historia que debe ser contada con detalles, porque es importante aportar al debate.

¿No se ha contado todo?

Creo que existe una situación, un contexto que evolucionó hasta ese 23 de agosto y hay muchos políticos, periodistas de Brasil, gente de Itamaraty, mis propios colegas y otros que quieren saber cómo se llegó a esa situación

UN FILME MOSTRARÁ LA HISTORIA DE PINTO

El cineasta y documentalista brasileño, Dado Galvao, difundirá, después del Mundial 2014, su filme Misión Bolivia, dialogar y documentar, que muestra detalles del caso del boliviano Róger Pinto y la diplomacia brasileña, con una visión crítica a la situación en que se manejó el asilo del senador. El documental incluye entrevistas a personalidades como los expresidentes Carlos D. Mesa y Jorge Quiroga, el exembajador Marcel Biato y el mismo Pinto, tanto en Bolivia como en Brasil.

Eduardo Saboia, que también está en el filme, dijo en la entrevista con EL DEBER que esta producción aportará nuevos elementos a este tema de interés público en Brasil. Incluso en el Congreso brasileño se volvió a tocar el caso la semana pasada.