La artista dominicana dejó de cantar el negro no puede, ahora viaja por el mundo dando testimonio de su cambio y de su fe
Era apenas una adolescente de 14 años cuando Cleiry Cruz movía sus caderas al son de Mami qué será lo que quiere el negro, como una de las integrantes de Las Chicas del Can, la primera orquesta integrada solo por mujeres que surgió en República Dominicana a fines de la década de los 70 y principios de los 80. Hace 14 años su vida dio un giro de 180 grados, cambió la letra de sus canciones y dejó de cantar Yo no soy una loba para interpretar temas de alabanzas a Dios. Fue así que visitó Santa Cruz para dar testimonio de su cambio de vida y de su fe.
Cleiry, que nació en Santiago de los Caballeros de República Dominicana el 29 de febrero de 1966, se distinguía entre las 15 chicas que conformaban la orquesta dominicana por ser bien menudita, de baja estatura, con una cintura de avispa y una frondosa y ensortijada cabellera. Esta joven coreaba y bailaba de una forma muy sensual al ritmo de merengues como Juana la cubana, El negro no puede, Ta pillao o Culeca, éxitos de Las Chicas del Can en aquella época.
Con esta agrupación alcanzó la fama, recibió la ovación del público y viajó por muchos países de Sudamérica, Asia y Europa; sin embargo, el aplauso de las multitudes, los viajes ni su pasión por la música pudieron borrar el dolor de una vida que estuvo marcada por una violación y los abusos de los que fue objeto, no solo cuando era una chiquilla, sino incluso por su propio esposo, del que tuvo que huir ayudada por su padre.
Así fue como Cleiry Cruz llegó a Estados Unidos, solo con una mochila en la mano, con dos mudadas y un par de zapatos, pero cargada de sueños de convertirse en una famosa cantante en la Gran Manzana. Tuvo que dormir hasta en el suelo, cantar en las calles con un zapato roto, porque no tenía para comprarse otros, ya que debía reunir dinero para mantener a sus hijos y a su familia que se habían quedado en República Dominicana.
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Con el paso del tiempo, se fue haciendo conocida en las calles y la comenzaron a llamar la muñequita que canta. Allí se volvió a casar con Luis Cruz y vive hasta ahora en la ciudad de Nueva York con sus cuatro hijos, dos varones, Cristian de Jesús e Ismael, y dos mujeres, Karen y Lisbeth, además de sus tres nietos.
Ahora ya no tiene una diminuta cintura ni los rulos que la caracterizaban cuando formaba parte de Las Chicas del Can. La loba se convirtió en una pastora de ovejas que continúa viajando por diferentes países, compartiendo el evangelio con el propósito de dar esperanza a las familias destruidas, a los niños de la calle, a los drogadictos o a las prostitutas que buscan llenar sus vacíos con vicios y cosas que los destruyen.
Su vida
¿Cómo fue tu niñez?
Fue una etapa muy dura. Mis padres son maravillosos, pero tuvimos muchas necesidades y carencias. Desde niña soñaba con la televisión pero no había recursos. Un día mi papá se decidió a tocar puertas y logró que se abrieran. Hice un castin para Las chicas del can con Belkis Concepción, que fue la primera mujer que organizó una orquesta femenina en República Dominicana. Fui una de las últimas en los años 80 que pude entrar. Ahí mi vida comenzó a conocer lo que era la fama, los viajes y todo lo que ofrecía el mundo del espectáculo; sin embargo, nada de eso me pudo llenar.
¿Es verdad que sufriste abusos sexuales?
Estaba muy jovencita y me violaron. A raíz de ello nació mi hijo Cristian de Jesús. No quedó todo ahí. El hombre que abusó de mí quiso hacerme abortar, me amarraron de pies y manos, en un lugar muy feo para sacarme a mi hijo y mientras me ponían la anestesia, yo luchaba y pedía auxilio. Una enfermera escuchó y vino en mi ayuda y me gritó que me fuera. Luego, cuando nació Cristian, alguien intentó matarlo mandado por su padre que practicaba la brujería y lo había ofrecido a la santería. Mi padre se interpuso y lo cuidó. Gracias a Dios, no pudo hacer nada, porque había una madre que peleaba por su hijo.
¿Tu hijo siempre supo esa triste historia? ¿Hubo rencor?
Siempre supo toda la historia e incluso que su padre había pagado para que yo abortara. Él fue marcado, es duro para un hijo saberlo y creció con dolor y resentimiento en su corazón.
¿Sufriste mucho maltrato también en tu matrimonio?
El hombre con el que me casé me maltrataba, me golpeaba y no me pedía tener relaciones sexuales, era que me rompía la ropa, me golpeaba y me violaba. Eso no era un matrimonio, era diariamente un abuso y me sentía destruida. Me sentía rechazada, pensaba que nadie me amaba y que no tenía esperanza. Lo peor es que también maltrataba a mis niños. Incluso a Ismael, que era su propio hijo, no lo quería. Trató de darme veneno para que lo perdiera y yo misma me provocaba el vómito para salvar lo que llevaba adentro. Esos dos jóvenes crecieron con mucho dolor, sin amor y viendo y sufriendo mucho maltrato. Por ello es que decidí irme a Estados Unidos a buscar un buen futuro para ellos. Dejé la orquesta de Belkis Concepción. Me fui indocumentada porque ella no me entregó mis papeles. Estuve presa y pese a todo, salí libre, Dios me ayudó.
¿Te volviste a casar?
Me casé con Luis Cruz, un buen hombre, pero que también tenía sus problemas. Era mujeriego y llevaba una vida muy desordenada. Me llevó a Nueva York y al fin pude llevar a mis hijos. Pero ellos no tenían paz, no se sentían bien. Sufrieron muchos traumas porque en mi casa había ‘platos voladores’ y los pleitos eran el pan de cada día. Volví a sentirme fracasada, rechazada y que nada valía la pena. Mientras yo estaba hundida en la depresión, mis hijos se estaban metiendo a una pandilla.
¿Otro divorcio?
Cuando decidí acabar con mi esposo le preparé las maletas, pero llegó una mujer prostituta a buscarme y pedirme que la lleve a una iglesia de locos donde gritaban ‘gloria’, ‘aleluya’. Lo hice y al rato ella se fue al baño y llevo 14 años esperando que vuelva. Entregué a Dios mi vida, cuando escuché una voz audible que me dijo yo te amo. Era una palabra que ningún varón me había dicho. Solo había tenido a mi lado hombres golpeadores que abusaban de mí; sin embargo sentí que Jesús me dijo yo te amo, entrégame a tu esposo y a tus hijos, yo voy a hacer cosas grandes contigo. No sabía orar, pero empecé a pelear por mi familia. Ya no era la chica del can, no era la mujer fabricada por Belkis Concepción, ya era alguien con identidad que no dependía de un hombre y empecé a luchar. Hace 14 años que me levanté de la depresión, mi matrimonio fue restaurado y ahora toda mi familia le sirve a Dios, mi hijo Cristian, ese muchacho que creció con tanto dolor, es el ángel que puso a mi lado para viajar a las naciones a llevar su palabra. Ismael y Lisbeth, también cantan y Karen es una pastora de jóvenes. Mi esposo, que es médico, es mi productor musical.
¿Qué deben hacer las mujeres que son maltratadas y abusadas en su casa?
Sé que muchas esposas esconden esta situación por el qué dirán, pero deben tomar en cuenta que sus hijos son marcados por lo que viven. Les pido que se levanten y tomen decisiones. Yo no lo hacía porque pensaba que era normal ver abusos, porque lo vi en mi casa. Hay muchas mujeres inseguras y niños siendo abusados a diario. A ellas les digo que salgan de ese entorno, tienen derecho a ser felices. Yo lo hice y ellas también pueden hacerlo.
¿Qué les dices a las madres?
Que deben saber levantarse, no pueden quedar mirando cómo sus hijos se pierden en las drogas, en las pandillas y en las calles. Ellos no fueron creados para perderse, sino para ser líderes, para ser cabeza y no cola. Llamo a esas mujeres que están siendo golpeadas o heridas para que salgan del cautiverio. Sus hijos son un tesoro, tienen un futuro y que ellas pueden restaurar a su familia. Pueden ser liberadoras de almas y están llamadas a dar vida, aún en medio de sus problemas.
¿La Biblia dice que no debe haber divorcio?
La Biblia registra que si hay infidelidad de uno de los cónyuges, la persona tiene toda la libertad y el derecho de divorciarse, pero si el hombre o la mujer engañados aman a su pareja y quieren luchar por su hogar, es posible superarlo.
Para aquellas mujeres abusadas y maltratadas por sus esposos, ¿el divorcio es la salida?
Muchas veces necesitamos correr, salir de esa relación. Las mujeres deben subir su autoestima, tienen que ver lo que valen. Yo no me casé para divorciarme, pero si hay mucho maltrato y el hombre no quiere cambiar, creo que es la salida. Cuando conocí realmente a Dios me puse los guantes para pelear y dije a este hombre lo voy a conquistar y lo voy a ganar. Me decidí a luchar por mi hogar, a orar por mi esposo y por mis hijos y obtuve la victoria. Hoy tengo un matrimonio ejemplar que ayuda a otras parejas a superar sus problemas. Ya no tengo que cantar de ser infiel o de querer a un hombre ajeno, ahora le canto a una mujer que puede ser restaurada, sanada y liberada.
Su carrera
¿Qué te dio la fama?
Si bien me dio mucho, conocí muchos países, gané dinero, no en abundancia, pero sí lo suficiente, también me llevó a un mundo perdido donde vi chicas alcoholizadas, drogadas y a jóvenes que eran abusadas. Una vez en España, luego de un concierto, un hombre echó droga en mi vaso y esa voz, que entonces no conocía, me hizo saber que había algo raro y que no tome la bebida.
Cuando dejé Las chicas del can y me fui a Estados Unidos porque quería triunfar como solista, lo hice sin tener recursos, con una mochila y llegué a dormir en el piso de un lugar, donde solo estaba acompañada por las ratas. Comencé a cantar en las calles con pistas. Todo lo que ganaba era para mis hijos. Pasé siete años sin verlos hasta que al fin pude sacarlos de ese ambiente de abuso. Afortunadamente tuve un padre que me enseñó a salir adelante y no tuve que prostituirme, drogarme o venderme.
En Nueva York vino de nuevo la fama?
Sí. Me decían la muñequita que canta. Tuve éxito como solista. Sin embargo, nada me llenaba y volví a sentirme sola. En uno de los viajes con el grupo que me acompañaba a cantar, el taxista que nos llevaba intentó violarme, me salvé al tirarme del auto en movimiento, escapé y pedía auxilio y el hombre cayó preso. Sus hijas me pidieron que lo deje libre porque él ya vivía en una cárcel y así lo hice, pero me sobrevino una angustia y tenía miedo de salir a las calles, me invadía el terror de la violación. Fui libre también de eso. Ahora puedo decir que pasé por el fuego y no me quemé, pasé por las aguas y no me ahogué. Hoy llevo vida y esperanza a las familias y puedo decirles que sí se puede restaurar un hogar, salir de un vicio y levantar a los hijos y alejarlos de las pandillas.
¿Casi perdiste las cuerdas vocales?
Desde los cinco años ya cantaba en las radios de República Dominicana. Eso hizo que mis cuerdas vocales, que estaban desgastadas, me pasen la factura. Cuando recién me había decidido a cantarle a Dios, me dijeron que mis cuerdas vocales ya no servían y que no había esperanza. De hecho la primera producción cristiana que hice se llamó Déjenme adorar, era un pedido al padre celestial que me deje cantarle. Si ya le cantaba al negro, que era una letra llena de vagabunderías, como decimos en mi país, ¿por qué no iba a poder alabarle? Y él me sanó.
¿Volvería a cantar canciones sin tinte religioso?
Ya no me salen esas canciones, ahora le canto a Dios, al amor que él me ha dado y que quiero compartirlo con el mundo.
Su ministerio
¿Cuál es su proyecto de vida?
Es levantar a niños para Cristo, dibujar una sonrisa de un chico que está siendo violado, maltratado o drogado. Mi iglesia se llama Déjenme adorar y es porque quiero que me dejen adorar a esa prostituta que no tiene esperanza, a aquella mujer que ha sido violada o a ese niño maltratado. Hay niñas de cinco años que son prostituidas por sus propios padres que las dan para que las toquen, y así conseguir plata para su droga y a ellas las quiero. Es hermoso ver, después de todo lo que viví, que ahora puedo tenderles la mano.
¿Trabajás solo con mujeres?
Organizo desayunos o almuerzos para ayudar a mujeres heridas, abusadas o que están a punto de perder su matrimonio, para darles esperanza y restaurar sus vidas. Pero además, participo de un programa de televisión en un segmento que se llama Sanando heridas en el que doy consejos a todas las personas que tienen heridas en su corazón o falta de perdón, para que salgan del cautiverio.
¿Cuál es la forma de evitar que los jóvenes caigan en las pandillas o en los vicios?
Hay que dar mayor atención a nuestros hijos. Ahora tenemos un gran problema porque ellos están muy entretenidos en la cibernética. No hay relacionamiento, los padres están ocupados en el trabajo. Tenemos un teléfono todo el día en la mano y no nos queda tiempo para los chicos. Hay que darles por lo menos calidad de tiempo. Yo no lo hice con los dos mayores, porque paraba viajando. Los dejé al cuidado de mis padres y solo me ocupaba de proveerles las cosas materiales, pero no me tenían. Ellos sabían que yo mantenía la casa, pero no había amor, que es lo más importante, que es lo que permanece. Si no hay un hombre que guíe la casa, la mujer debe hacerlo. Les pido a los padres que se dediquen un poco más a ellos, que conversen sobre las cosas que pasan y los protejan de toda malicia. Ahora en este mundo que vivimos a lo anormal lo llamamos ya normal. Si tenía pandilleros en mi casa, era porque no tenía tiempo para mis hijos, porque estaban solos y eran maltratados. Los padres somos responsables de lo que ellos hagan de su vida. Hay que transmitirles que ellos son importantes, que tienen un futuro brillante, que vinieron a la tierra para triunfar y que son ganadores.
Trabajo y familia
¿Cómo se puede lidiar entre los hijos, la casa y el trabajo?
Es posible responder en todas las áreas y darles calidad de tiempo a nuestros hijos. Una mujer de Dios tiene tiempo para todo, para llevar a los hijos a la escuela, para cuidar de la mascota, para visitar a los nietos y darles cariño, para ir a orar por una persona con cáncer o por un alcohólico. Me doy modos para todo. Llega la noche y también puedo atender bien a mi marido (risas).
¿Cuál es el secreto para una buena relación de pareja?
La comunicación, eso fue lo que perdimos con mi esposo, hay que pasar tiempo juntos y orar unidos. Si no es cristiano, igual hay que honrarlo. Hay esposas que hablan solo palabras necias, la mujer sabia habla palabras positivas como que su familia es restaurada, que su esposo y sus hijos son lo mejor. Si el marido tiene baja autoestima, hay que levantarlo, no bajonearlo, hay que decirle que es importante, reconquistarlo, sacar tiempo para estar juntos, si tiene algún vicio declarar que es libre. Tenemos que cambiar nuestro vocabulario porque la boca tiene poder para bendecir o maldecir.
Ahora el rol de la mujer es fundamental…
La mujer tiene un diseño para hacer algo grande, somos portadoras de vida, Dios nos escogió a nosotras, ¿qué hombre puede parir? Somos capaces de sacar adelante a nuestros hijos a pesar de estar solas, valemos mucho. Por eso es hora de despertar y levantarse, porque mujer sabia edifica su casa. No es tiempo de rendirse, Dios tiene la receta, si a mí me funcionó, funciona a cualquiera.
¿Qué opinas de la belleza?
La mujer tiene que cuidarse, ponerse bonita, arreglarse y tiene que verse bella, porque nuestro cuerpo es un templo que debe ser bien cuidado. Muchas nos descuidamos y perdemos a nuestro esposo. Un tiempo me descuidé y ahora quiero verme bella. La belleza es importante, pero la primordial es la que llevamos adentro que se refleja hacia afuera. Hay mujeres que se hacen cirugías y se arreglan para verse hermosas y no es malo, pero ¿qué del daño y las cicatrices que llevan adentro? Jesús arregla nuestro cuerpo desde adentro hacia afuera.
¿Haces dieta?
Me cuido en la comida. Ahora estoy a dieta, quiero bajar unos kilitos para verme bella y luego voy a quitarme los chichos (rollos). Si uno puede y está en condiciones, la cirugía es un buen camino para lucir mejor físicamente.
¿La fe como negocio?
Hay cantantes que le cantaron a Dios, pero luego volvieron a dar conciertos de música secular, ¿qué opinas?
No llegaron a conectarse con Dios. Yo no podría cantar Mami que será lo que quiere el negro y luego cantar Déjenme adorar. Para venir a Bolivia me preguntaron cuál era el requisito y les dije que lo único que quería es que un drogadicto sea cambiado, que una prostituta sea restaurada, que una familia sea edificada. No pongo precio y a mí no me ha faltado nada. Tengo un ministerio de niños que requieren muchos gastos y gracias a Dios, logramos cubrir todo. Mi esposo me apoya mucho. ¿Acaso alguien puede pagar la salud de mi esposo que fue sanado de tres tumores? A esos cantantes los respeto, creo que recibieron a Cristo, pero no le creyeron.
¿Es posible vivir holgadamente cantando temas con mensaje cristiano?
Cuando le creemos a Dios, sí es posible. Yo no tengo que pedir a nadie, porque el Señor conoce mis necesidades y me las suple.
¿Hay pastores que comercializan con la fe?
Hay muchos cristianos que están dañando el verdadero evangelio y que esas personas van a tener que vérselas con Dios. Esto no es un comercio. Es verdad que muchos han abusado, pero son lobos que se disfrazan de ovejas.
¿Qué opinas de las críticas que se les hace a los pastores prósperos?
Los hijos de Dios que trabajamos para su reino y su obra tenemos derecho a contar con una casa hermosa, andar en el mejor carro y no pasar necesidades, porque nuestro padre es rey de reyes. ¿Por qué tenemos que andar en pobreza? El obrero es digno de su salario y si una iglesia crece y le va bien, la bendición debe ser también para el que la administra o la gerenta, tal como sucede en una empresa próspera
Fuente: www.eldeber.com.bo