El rostro refleja las expresiones y las emociones de las personas. Esto se debe a que tenemos muchos músculos faciales que permiten demostrarlas. Por otro lado, un rostro humano contiene una piel, un mentón, una boca, dos ojos, mejillas, una nariz, una frente, orejas y pelo. En un sentido más amplio, contiene igualmente las pupilas, los párpados, las pestañas, el iris, los dientes y las cejas.
Todos estos elementos contribuyen en la identificación de una persona. El rostro es una parte muy importante del cuerpo humano: juega un papel consecuente en el mundo del cine y del teatro, ya que debe transmitir las emociones al público. También es esencial en el trabajo de los pintores, los dibujantes y los escultores. En cada persona, el rostro es sin duda la parte que más se tiene en cuenta, por eso hoy queremos contarte las características de los diferentes tipos de rostros.
El rostro, reflejo de emociones
En ciertos casos, el rostro se maquilla con el fin de hacerlo más presentable. Es el caso concretamente de los payasos, de las modelos o simplemente de las chicas y mujeres en su día a día.
Puede incluso ocurrir que ciertas personas se dejen tentar por algún tipo de cirugía a nivel de algunas zonas de la cara, con el fin de hacerla más proporcionada, o más bonita. Con ocasión de algunas fiestas tradicionales o religiosas, el rostro es la parte que se disimula bajo un velo o una máscara.
También es la parte que otras personas pueden descubrir de forma inmediata. A través del aspecto y de los rasgos, se transmiten las primeras impresiones sobre lo que podría ser el carácter dominante de la persona en cuestión.
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Efectivamente, un rostro puede transmitir en un primer momento una sensación de confianza, de reticencia, de amabilidad o de maldad. También puede intimidar, dejar indiferente o favorecer la conversación. Además, cuando una persona ve un rostro, puede apreciarla o por el contrario encontrarla menos interesante. El rostro contribuye, pues, a la apertura social y a la comunicación entre personas.
Tipos de rostro
Según los estudios paleontológicos sobre el rostro, el espacio entre el labio superior y las pestañas es mayor en las mujeres que en los hombres. De esta forma, conseguir dibujar el rostro de un esqueleto puede contribuir a revelar el sexo de este último.
La forma y las características del rostro constituyen un punto importante, concretamente en el mundo de la peluquería. En efecto, todos los cortes de pelo se adaptan bien a un rostro ovalado. Por el contrario, el resto de formas requieren unos cortes adaptados para que sean apreciados. En el rostro redondo, el corte debe dar más volumen en la parte superior con el fin de alargarlo. Un rostro rectangular requiere un corte en curvas sobre los lados. Un rostro más alargado debe permitir una franja sobre la frente. Un rostro triangular alto debe presentar un corte largo y degradado.
En definitiva, para que un rostro esté sano y bonito, son necesarios varios tipos de cuidados que pueden ser naturales o no.
Un corte de pelo para cada rostro
Adoptar un nuevo corte de pelo suele ser siempre algo delicado. Pero ¿está el nuevo corte elegido adaptado bien a la forma de la cara? En función de cada morfología, le flequillo puede ser una opción muy interesante.
Cada flequillo es único y varía de volumen, de longitud y de corte. Si el rostro es cuadrado, ovalado, alargado o triangular, el flequillo se debe llevar largo, hasta la altura de las cejas. Esto aporta a la cara suavidad en las formas, y reduce el efecto alargado.
Para los rostros redondos, se aconseja evitar el flequillo con volumen, y priorizar sin embargo un flequillo más estilizado y siempre corto, ya que aporta finura. En cambio, para una frente demasiado pequeña, se debe adoptar un flequillo sobre el lado, como si fuera una mecha. El flequillo cortado recto se debe dejar de lado, si la intención es la de abrir la cara y aportar más luz.
Gafas y morfología
Para elegir una montura a medida, la mejor adaptada a la persona que la va a llevar, es esencial considerar la apariencia de cada cual en su totalidad. En efecto, sería ridículo hacer una elección basándose únicamente en las características de la cara y de la mirada.
Conviene tener en cuenta los gustos, el look y el estilo; puesto que todos estos elementos definen la apariencia.
La forma de los cristales también tiene una gran influencia en la apariencia de la persona que lleva gafas. Estos deben destacar la expresión y valorizar los rasgos más sobresalientes. La forma de los cristales pone el acento en los ojos, agranda la mirada, y al mismo tiempo la realza.
Es primordial que el conjunto de la zona alrededor del ojo quede visible a través del cristal. Los bordes del cristal no deben cortar el campo de visión, sino formar una línea paralela a las cejas de manera que aparezca el párpado en su globalidad.
La morfología de la cara, reflejo de la personalidad
Para analizar un rostro, basta con observar el marco craneofacial y los receptores (ojos, nariz, boca). Una boca apretada y unos labios delgados, por ejemplo, indica que la persona es selectiva y ahorradora. Mientras que una boca grande con unos labios carnosos significa que a la persona le gustan las cosas buenas que la vida le ofrece y quiere disfrutar sin demasiado discernimiento, aunque más adelante pueda lamentarlo.
Unos ojos con forma de almendra indican una viveza y una curiosidad intelectual. Mientras que unos ojos grandes significa que todo le interesa a la persona y responde a la menor solicitación, pero es superficial, pasa de un tema a otro sin fijarse y sin retener.
Un rostro triangular, unos rasgos finos y unas mejillas huecas con un mentón o una frente destacada, esconde una personalidad refinada, con confianza y a la escucha, a pesar de que pueda parecer pesimista, fría y distante. Mientras que una persona con un rostro cuadrado y unos rasgos asimétricos parece dura, encerrada en sí misma, determinada y bien organizada, que tiende al éxito profesional y en cuestiones amorosas suele ser celosa y posesiva.
Fuente: www.imujer.com