Así te soñé, así te quiero


Delmar Méndez

DELMAR Hoy tuve un sueño. Me había transportado a un futuro no muy lejano. Bolivia era nuevamente una república. Habíamos recuperado la democracia. Teníamos un Presidente elegido sin presiones, sin fraude, sin sospechas, sin acarreo, en votación transparente dirigida por autoridades electorales imparciales.

Al haberse restablecido el estado de derecho, esta Bolivia de mi sueño ya no tenía presos políticos, ni exiliados ni perseguidos. Más de 700 personas que estaban en esa condición ahora podían estar en paz con su familia.



Y como por fin teníamos independencia de poderes, la justicia había recobrado su credibilidad y su neutralidad, al haberse liberado el penoso e intranquilizador sometimiento al gobierno del Poder Ejecutivo.

La dictadura constitucional, despótica, autoritaria, totalitaria, había quedado atrás. Pero no solo quedaba atrás, también se había acabado la impunidad. Esta Bolivia que soñé, había logrado enjuiciar y meter en la cárcel a quienes fueron encontrados culpables de la ejecución extrajudicial del hotel las Américas. Consecuentemente, también a los que planificaron y llevaron adelante el montaje maquiavélico del caso Terrorismo.

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En este sueño, ambicioso pero verosímil, pude ver también que la extorsión y el chantaje eran delitos, no medio de vida alentados por el Estado. El despilfarro económico nos había pasado una costosa factura pero teníamos la satisfacción de que el daño, en parte, estaba siendo reparado, porque, en la Bolivia que soñé, por fin la corrupción era delito.

Todos nos expresábamos conforme a nuestra identidad en el Oriente, hablábamos como vos, con "con vos", sin miedos, sin imposiciones.

La libertad de expresión ya no estaba recluida en el pensamiento. La prensa independiente ahora ya no era parte de las minorías.

Fue un sueño, de esos que dejan vivas las esperanzas. Ah… soñé también que Santa Cruz de la Sierra ahora estaba como para enamorar.