Cómo evitar que la envidia y los celos arruinen tu vida


Como-evitar-que-la-envidia-y-los-celos-arruinen-tu-vida-1Nadie es inmune al monstruo verde: la envidia y los celos llegan en algún momento de nuestras vidas, por diferentes razones. Sin duda alguna, no es fácil manejar estas emociones, que pueden llegar a afectar gravemente tu vida y tus relaciones con los demás. Hoy queremos ayudarte a controlar los celos y la envidia, y poder llevar una vida más sana emocionalmente.

¿Qué son los celos y la envidia?

Aunque muchas personas utilizan “celos” y “envidia” como dos emociones intercambiables, lo cierto es que no son lo mismo. Los celos aparecen cada vez que notamos una amenaza a algo que es valioso para nosotros; mientras que la envidia aparece cuando queremos algo que no tenemos.

Una de las razones por las que las personas confunden ambos sentimientos es porque, a menudo, suelen producir sensaciones similares. En la envidia se abre una brecha entre los que la otra persona tiene y lo que deseamos tener, por lo que buscamos hacerle daño a la persona de alguna forma; por su parte, en los celos buscamos proteger lo que tenemos de que otra persona –en muchos casos, alguien que siente envidia– nos lo quite. Por eso, suele suceder que ambas emociones finalizan con una agresión, lo que hace que a la gente le sea difícil diferenciarlas.



En muchos casos, los celos son acompañados por la envidia: por ejemplo, si crees que tu pareja se siente atraía por otra mujer, tendrás celos de este hecho, pero además sentirás envidia de lo atractiva que esa mujer puede resultar. Sin embargo, uno puede sentir envidia de algo que otra persona tiene, pero sin estar celoso en lo más mínimo.

Cómo mejorar estos sentimientos

Es importante aprender a controlar los celos y la envidia, para que estos no nos controlen a nosotros. Una buena forma de hacerlo es empezar a entender por qué se producen.

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En primer lugar, los celos tienen mucha relación con lo que nosotros sentimos sobre nosotros mismos. Nuestra autoestima, ya sea alta o baja, está hecha en gran medida por las relaciones que tenemos. Y si sentimos celos, es un claro indicador de que la autoestima es baja. Por esta razón, es bueno empezar a pensar en las cosas buenas que tenemos: hay muchas formas de definirse, pero no siempre serás todos los aspectos de tu personalidad. Probablemente, nos desempeñemos mejor en unas áreas que en otras, pero si buscamos ver lo positivo que tenemos, es muy posible que podamos manejar más los celos en situaciones negativas.

Sin duda alguna, los celos nos hacen perder el control, y no son nada agradable por lo que pasar. Pero también es una forma de proteger nuestras relaciones con los demás –no solo la de pareja–, de señalar que estamos dispuestos a luchar por ella. Si bien no es una emoción agradable ni a la que debemos echar rienda suelta, es cierto que puede llegar a ser algo positivo si lo controlamos: es una clara señal de que alguien te importa. Si jamás sentimos celos, bajo ninguna circunstancia, puede ser una señal de alerta sobre el valor que le estamos dando a la relación. Bajo ningún concepto, en ningún caso, deben ser aceptados los comportamientos celosos agresivos.

Por otra parte, la envidia es un dolor emocional que muchas veces se trasluce al dolor físico. Sucede cuando nos sentimos inferiores a otra persona, y por eso es especialmente importante aprender a manejar ese dolor. Si bien la envidia también es considerada como una emoción mala, es terriblemente importante ya que nos muestra el estatus de “supervivencia” y nos ayuda a mantener el estatus relativo.

Debemos tener en cuenta que la envidia suele estar ligada a la competitividad alta, aunque no se saben bien las causas. Puede ser que las personas más competitivas tienen más éxito debido a su envidia; o que las personas envidiosas suelen terminar siendo más competitivas. Debemos tener en cuenta que solemos envidiar a personas que son parecidas a nosotros pero que tienen algo “mejor”. Por esta razón, una buena forma de reducir la envidia es pensar que esa persona no es tan similar a nosotros.

Admitir que sentimos envidia no es fácil, ya que es como decir que somos malos o inferiores. Sin embargo, hacerlo tiene un montón de beneficios para nosotros: nos hace cambiar nuestras prioridades y buscar áreas en las que seamos excelentes fuera de la que nos produce el sentimientos de envidia.

Sin duda alguna, enfrentar la envidia y los celos es difícil, pero no imposible. Si sientes alguno de los dos, busca empezar a cambiar tus actitudes: no solo te sentirás mejor tú, sino que tus relaciones con los demás también serán mejores.

 

Fuente: www.imujer.com