Dispendiosos y mediáticos


Karen Arauz

karen-arauz Esta será una semana excepcionalmente entretenida. La mayoría estará trabajando a doble máquina por las mañanas, porque por la tarde, solo se tratará de fútbol. No hay stress, no nos expulsarán a ninguno ni le romperán los meniscos a nadie. Sólo sentarse y contemplar cómo se van eliminando los demás. Lo anecdótico del asunto, es que en éste mundial se juega más que un trofeo.

Las apuestas pasarán desde lo más lógico a lo más loco. Casi todos los latinoamericanos piensan en la final soñada: Argentina-Brasil. Pero en el fútbol todo es posible y por ahí termina con un Camerún-Chile. Será un mes fantástico. Tan fantástico que la mayoría, se refugiará en el rodar de una pelota de cuero, para no tener que ver grotescamente, cómo rodarán cabezas después de dos espectaculares puestas en escena.



Dadas las circunstancias de cómo Brasil está encarando esta copa del mundo, es muy posible que corran apuestas también, de cuál será el final de Dilma Rousseff. Si Brasil gana la copa, es probable que la tensión política- social que está viviendo en este momento, se desinfle hasta niveles manejables. De no ser así, el sálvese quien pueda, será el corolario a la cita mundialista.

Notable como un Brasil que vive samba, optimismo y fútbol, esté tan crispado y con sus protestas callejeras más aguerridas que nunca. Es probable que los políticos, cuando terciaron por ser sede el 2014, calcularon mal. Hay límites que no se pueden soportar, así sea con las mejores intenciones. Una apuesta demasiada cara pensando en el rédito político. Parece que no imaginaron, que no era eso lo que los estamentos postergados esperaban de la administración de su gobierno.

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Coincidir con Maradona es una hazaña. Pero hay que admitir que a veces abre su gran boca para decir verdades. La FIFA con sus dirigentes, piensan tan en grande como viven. En esto coinciden con algunos sindicalistas que nunca trabajan, pero viven como gamonales a costilla de otros. Cientos de millones de dólares para construir stadiums que sean verdaderas obras de arte y tecnología pero que después de treinta días, serán menos rentables que el Taj Mahal porque ahí por lo menos, sí se ha hecho un museo.

El deporte “pasión de multitudes” como reza el cliché, ha pasado a ser un lujo. En estos momentos mejor ni pensar en el mercado de “pases” que es como el PIB de algunos de los países que conforman el G77+China. El despilfarro es insultante y no todos son petroleros árabes.

Y como las casualidades son exactamente eso -por chiripa para algunos-, habrá una reunión de países en desarrollo, denominada G77+China los mismos días del inicio del mundial de fútbol lo que servirá para varios, como una simple escala técnica antes de proseguir viaje a las playas del Brasil y sus despampanantes escenarios deportivos. Averiguadas las cosas, son 133 países los que lo conforman, de los que llegarán a Santa Cruz una treintena de mandatarios y varios con sólo delegaciones acreditadas. La cosa se está poniendo tan movida, será tal el despliegue y la demostración de los maravillosos logros del proceso de cambio, que lo que es una organización antípodas del G8, los dejará a todos boquiabiertos. Es más, hay varios que no entenderán qué hace Bolivia en el grupo de los países en desarrollo. No siempre la gravitación es un tema de cantidades y eso está claramente demostrado con la ausencia del líder chino, a quien parece le disgustó que le digan ciego a su satélite.

El Presidente Morales está exultante. Su vitalidad es envidiable, como envidiable es su perspectiva de la realidad. Está viviendo los preparativos de “su” cumbre, como una quinceañera ilusionada, sin pensar lo que ese gasto les significa a los que trabajan, que en este caso son también los giles que pagan impuestos. Pero no importa. Quince años sólo se cumplen una vez en la vida. Y una cumbre así de ampulosa, -peor aún con elecciones a la vista- también. No importa que no se toque el tema del mar. Mucho menos importa que las “resoluciones” de la magna asamblea, no tengan carácter vinculante. Hay saludos a la bandera que como París, bien valen una misa.

Con demostraciones de nuestro extraordinario folklore, vías hechas en un par semanas de dudosa perdurabilidad, pistas ampliadas para Galaxis, tortas de coca, joyas en oro, plata y bolivianitas, hoteles que de cinco estrellas los han hecho volverse seis, chefs renombrados laborando manjares pantagruélicos, decoradores de ensueño internacional y todo ello, flanqueados por miles de movimientos sociales en una claque inédita. Es francamente maravilloso. La percepción de trabajo y riqueza quedará grabada en las retinas asombradas de los humildes invitados.

La copa mundial privará a muchos del placer que será ver toda la parafernalia capitalista local en acción. Y como en Brasil, se ha barrido bajo la alfombra, algo más que sólo indeseables indigentes.

El Día – Santa Cruz