La soledad del vice, fruto y espejo de Olivos


Corrupción en el Gobierno de Argentina. El vicepresidente Amado Boudou no habló con ningún funcionario de peso. Aislado, Boudou llega a Panamá y espera señales de Buenos Aires.



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Ambito difícil. Boudou, en el Senado. Allí generó más resistencias que adhesiones./NESTOR SIEIRA

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CLARÍN, Bs As, Argentina

El circuito reducido en que se mueve Cristina Fernández de Kirchner fue siempre un problema o una fuente de malestar para el resto del oficialismo y para el peronismo en particular: no se los consideró parte de las decisiones del poder, sino ejecutores de políticas definidas en un círculo empequeñecido aún más luego de la muerte de Néstor Kirchner. Pero en estas horas no hay regodeo entre los cristinistas con acceso a Olivos, sino preocupación: Amado Boudou es hijo de esa práctica y aporta lo suyo, es decir, soledad propia. La Presidenta deberá hacer un fuerte ejercicio de autoridad si quiere vestir al menos de un mínimo acompañamiento al vice, que sumó enemistades y enconos en su cuarto de hora dorado y en su pelea por evitar que el barro del caso Ciccone finalmente lo hundiera.

Boudou llegó a la vicepresidencia por decisión exclusiva de la Presidenta. No hubo interna, ni consulta alguna con referentes oficialistas y menos aún con el PJ orgánico. Y el vice –recuerdan ahora quienes no lo quieren– se encargó de ahondar la fisura. Exhibió e hizo valer su condición de influyente en Olivos en sus peleas por espacios de poder y no dudó en dar batalla desde ese lugar cuando empezó a crecer el escándalo judicial. Dejó en la banquina a un juez y a un fiscal, y golpeó a Esteban Righi, una figura con historia en el peronismo.

Quedaron huellas en el PJ.

Más cerca en el tiempo, y en los momentos tensos de la indagatoria ante el juez Ariel Lijo, Boudou le disparó a Daniel Scioli, intentando pegarlo de algún modo a la disputa con la empresa Boldt por el manejo de Ciccone. Algunos cristinistas lo festejaron como un aporte más al intento de esmerilar la candidatura de Scioli para el 2015, pero allegados al gobernador creen que les hizo algo así como un favor al colocarlo en víctima de otra operación desesperada ante la inminencia de su procesamiento. “Fue una jugada miserable, licuada por el fallo del juez”, dicen en La Plata.

El vicepresidente también cultivó enemistades en el gabinete nacional. Las más notorias involucran a Julio de Vido y a Florencio Randazzo, anotado en el carrera del 2015, a quien desde el entorno de Boudou simpre acusaron de haber filtrado al periodismo información vinculada con el caso Ciccone. Esa causa, además, terminó de enfrentarlo al jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray.

El estilo y las formas desplegadas por Boudou se expresaron centralmente en demostraciones de su relación privilegiada con Olivos y, como complemento, en cierto desprecio por el resto del sistema político del propio oficialismo.

Eso le valió momentos de tensiones en el Senado, también con la oposición. Miguel Angel Pichetto, jefe del bloque oficialista, debió contenerse en más de un caso para mantener una relación razonable con el vicepresidente. Y además buscó evitar conflictos innecesarios con integrantes de otras bancadas, algunos de ellos con facturas pendientes por el destrato sufrido sobre todo apenas producido el desembarco de Boudou.

Las cosas nunca estuvieron bien con el PJ, que espera ahora ver señales de la Presidenta luego de la conmoción generada por los procesamientos que dispuso el juez. “El tema es que la Presidenta debe sostenerlo de algún modo porque si se supera esa barrera, el próximo escalón puede ser ella misma y más aún Néstor”, razona un dirigente peronista de Buenos Aires. La misma inquietud resume un legislador opositor de diálogo habitual con sus pares oficialistas.

Esa visión desalienta la posibilidad de que el vicepresidente dé un paso al costado con un pedido de licencia, una hipótesis que genera escasas expectativas incluso entre quienes la formulan.

La estrategia, elemental, difundida por los canales oficialistas apunta por ahora a dilatar el caso. Anticipan las jugadas naturales: apelar la decisión del juez. Lo hará Boudou y lo seguirán las defensas de José María Núñez Carmona, de Alejandro Vandenbroele y de Guido Forcieri.

Esperan que estos trámites le demanden varios meses a la Cámara Federal, tal vez hasta fin de año. La esperanza llegaría más lejos, extremando todos los recursos que permite el proceso judicial: bien entrado el 2015. ¿Qué solución sería esa para el grave conflicto que plantea el caso de Boudou?

No hay a la vista una respuesta única, porque el paso del tiempo con Boudou procesado y ejerciendo aunque sea formalmente la vicepresidencia representaría un costo en continuado para el poder. ¿Por qué el cuadro político sería más favorable en el tramo final de la dilatada transición política?

Con todo, la pregunta más inquietante es cuál sería la conducta de Boudou en caso de sentirse desamparado. Su soledad política tiene que ver con su presente, pero también con el origen de su encumbramiento político.

Como antes, las miradas están puestas en Olivos.

Aislado, Boudou llega a Panamá y espera señales de Buenos Aires

Corrupción en el Gobierno. El vice no habló con ningún funcionario de peso. Cree que la palabra de Capitanich será la de Cristina.

Su procesamiento lo sorprendió a Amado Boudou en Cuba, sin compromisos importantes que atender. Pero las noticias que llegaron desde Buenos Aires no le hicieron adelantar su regreso. Ayer por la mañana lo esperaban en Panamá, pero prefirió extender su estadía en La habana y para trasladarse a Panamá recién por la noche. Al cierre de esta edición era aguardado en el Aeropuerto de Tocumen con un fuerte operativo de seguridad para evitar tener contacto con la prensa.

Lo aguardaban Clarín y las cámaras de Periodismo para Todos, entre otros medios. Desde allí sería trasladado al Hotel Sheraton de la capital panameña donde tenían reservadas habitacione el vice y su secretario, Eduardo Romero.

También la prensa panameña, que ya había destacado en sus titulares el procesamiento del vice argentino por corrupción, sigue con interés su estadía para asistir a la jura del nuevo presidente (ver La prensa panameña…).

Esta mañana, la atención de Boudou estará puesta en lo que diga el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en su habitual conferencia de prensa matinal. Es que, sin contacto con la Casa Rosada desde el fallo del juez Ariel Lijo y ante el silencio oficial sobre su situación, la palabra del funcionario será para el vice la postura de Cristina. Y, aunque aún lejano, el temor de que la Presidenta le pida un “gesto” para descomprimir la situación comienza a jugar en su cabeza.

Desde el primer instante en el que se enteró de la peor noticia en su carrera política, Boudou intentó mantenerse tranquilo.

Desde su entorno contaron que la decisión del magistrado sólo lo sorprendió por la fecha, porque se dio el mismo día en el que su abogado Diego Pirota había presentado su pedido para ampliar la indagatoria.

“Amado ya estaba resignado, sabía que era una cuestión de tiempo, sabía que Lijo ya lo había decidido”, explicaron cerca del vice. Sin embargo, el escenario que sobrevino a la medida del juez fue impensado. Desde el Gobierno no se contactó nadie con él. Ni siquiera el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini, con quien mantiene una feroz disputa.

Boudou tampoco esperaba demasiadas muestras de afecto. Tras casi dos años de aislamiento casi total, al vice sólo le alcanza con que la Presidenta no tome decisiones sorpresivas. Sin embargo, el frío que sintió en la calurosa Cuba lo dejó preocupad o. Y no sólo por su situación judicial.

Si bien cada vez que puso su renuncia a consideración de Cristina recibió un respaldo absoluto, por primera vez el vice empieza a dudar si diciembre de 2015 será la fecha en la que entregue su cargo. Este temor se alimenta también en parte porque llegó a sus oídos un sondeo que encargaron desde el Gobierno y que da cuenta que, si se concreta su salida, el Frente para la Victoria subiría varios puntos en las encuestas. Y eso en un momento en el que el kirchnerismo se juega su supervivencia.

“¿Quién va a querer hacer campaña con Boudou cerca?”, se preguntaron con resignación desde el entorno del vice. Y agregaron: “Va a ser clave lo que diga Coqui, porque en este tema sin dudas va a ser la palabra de ella”.

Mientras tanto, Boudou reaparecerá públicamente hoy, algo que no sucede desde que se supo su procesamiento. Será cuando salga del hotel para asistir a la cena ofrecida por el presidente saliente de Panamá, Ricardo Martinelli. Hasta ahora, la única imagen que circuló fue la foto del sábado, durante su visita a la Zona Especial de Desarrollo Mariel en Cuba.

Mañana, después del mediodía y tras participar de la ceremonia de asunción del electo Juan Carlos Varela, Boudou quedará liberado y en condiciones de retornar al país. Sin embargo, se estima que eso no ocurrirá hasta el jueves, dado que la idea es evitar los cuestionamientos que la oposición tiene preparado hacer en la sesión del miércoles en el Senado.

colaboración Sol Lauría. Panamá.