María Cristina Viscarra*
‘El que nada tiene, nada teme’, un refrán muy cierto que se adapta a la realidad del primer mandatario de Bolivia, Juan Evo Morales Ayma. Y es que ante la invitación a un debate público de parte del líder actual de un sector de la oposición, el presidente cocalero ha demostrado su descortesía, falta de ética, modales y sobre todo temor, al mandar a “debatir con su abuela” a Samuel Doria Medina.
Por más que a quien se considera la reencarnación de Túpac Katari no le simpatice el empresario cementero, es de momento una de las cabezas opositoras del país y representa a una parte de la población de bolivianos, y al faltarle el respeto de esa forma, desaíra a los ciudadanos que no están de acuerdo con su régimen de gobierno.
El candidato de la alianza opositora Unidad Demócrata, Samuel Doria Medina invitó a Evo Morales a un debate público donde le propuso exponer a la ciudadanía diversos puntos de sus ocho años de gestión, e inmediatamente el jefe del MAS rechazó participar de cualquier debate público con otros postulantes a la silla presidencial durante la campaña electoral con miras a las elecciones de octubre. El mandatario dijo enfáticamente: “no tengo nada que debatir”. “Que vaya a debatir con su abuela”, aseveró el mandatario.
Todos los bolivianos tenemos derecho a escuchar en qué se han gastado los recursos económicos del Estado durante las dos gestiones de Evo Morales y también conocer la propuesta de la alianza opositora.
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Durante los dos procesos electorales presidenciales y el referéndum revocatorio, Morales no participó de debates con sus circunstanciales oponentes políticos.
Y es que mucha cola de paja tiene, por ello su temor a debatir sabiendo todo el aluvión de denuncias que aplastará su mansa y falsa imagen de indígena desplazado.
Solo en este país de las mil maravillas, un presidente descarta cualquier posibilidad de debatir programas gubernamentales. "Ese modelo llamado neoliberal, con ese modelo cuánto hemos perdido, con las privatizaciones cuánto nos han robado y ahora todavía se atreven a decir voy a debatir", fue su excusa.
Pero la verdad es otra. En sus dos gestiones, el Gobierno de Evo Morales ha sido sacudido por un verdadero tsunami a causa de la corrupción en altos niveles gubernamentales y en la administración de justicia.
El descubrimiento de una vasta red de extorsión en el Ministerio de Gobierno, con la implicancia de jueces para acelerar procesos en contra de opositores al partido gobernante. La sumisión de la justicia y el órgano electoral han afectado gravemente a la imagen de Bolivia en el exterior.
El caso de Jacob Ostreicher, la punta del ovillo, no sólo permitió descubrir a la red y llevar a prisión a una decena de extorsionadores que trabajaban bajo la bandera del MAS, sino que desenmascaró al grupo de asesores jurídicos que se encargó de encaminar casos inventados como los de Terrorismo I y II, Porvenir Pando, la muerte de dos jóvenes en Caranavi, la violenta represión a indígenas del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) en Chaparina, el del subteniente Julio Navia, el proceso contra senador Roger Pinto, y la huida del delincuente Marcelo Soza.
Pero esos son solo pequeños ejemplos del miedo que siente Evo Morales para debatir y quedar avergonzado en público por el oleaje corrupto que tiene hundido al Palacio Quemado.
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) ha sido centro de otro bullado caso de corrupción, similar al protagonizado por el otrora hombre fuerte del MAS, Santos Ramírez, quien cayó en febrero de 2009 y guarda detención en la cárcel de San Pedro, producto de las prebendas, coimas y daño económico al Estado a causa de la construcción de la planta separadora de líquidos Río Grande.
Las irregularidades en el Gobierno cocalero tocan todas las esferas del Movimiento al Socialismo. El auge actual del narcotráfico en Bolivia ha sobrepasado de sobremanera la misma era del mítico Roberto Suárez, incluso el ‘zar’ antidrogas René Sanabria está preso en EEUU por sacar 4,7 toneladas de cocaína a ocho países. Además, el tráfico de influencia en la Vicepresidencia, en alusión al caso en que está involucrada la cuñada de Álvaro García Linera, y su mismo hermano, Raúl.
Asimismo, varias gigantescas inversiones estatales presentan claros indicios de sobreprecio. En el teleférico La Paz-El Alto, la Planta de Urea y Amoniaco de Bulo Bulo, el satélite Túpac Katari, Papelbol, la ensambladora de baterías de litio, la ensambladora de computadoras y el Ingenio de San Buenaventura, donde se ha gastado más 500 millones de dólares por encima de los costos de otros proyectos comparables.
*Diputada nacional