Dándole cuerda al reloj levógiro


Zorro Yáñez Cortes

ZORRO CORTES Una vez más el gobierno ha concitado la atención pública al cambiar el sentido de las manecillas del reloj de la Asamblea Legislativa -dice- como parte de la recuperación de la identidad de los pueblos del hemisferio sur e incluso para refrescarles la memoria a los asistentes al fasto de la “Cumbre G-16-China” pues fue distribuido –otro regalito más- un reloj levógiro con nuestro Litoral, según el cada vez más inefable canciller.

Más allá de quienes –pocos por lo visto- aplaudieron la iniciativa y de quienes la criticaron reputándola como una prueba más de lo frecuente que resulta caer en el ridículo pretendiendo alguna dosis de originalidad, encuentro interesante analizar sí el reloj del sur o levógiro no representará muy bien al reino del revés en que la Bolivia plurinacional ha devenido, en la que muchas cosas giran en sentido contrario y las instituciones están patas arriba. Veamos algunos ejemplos:



Los tribunales de justicia se han creado para proteger al ciudadano y sus derechos; aunque aquí cuando se trata de esos casos que todos sabemos, varios hacen exactamente lo contrario: protegen al poderoso estado y a quienes lo administran, hayan hecho lo que hayan hecho, sin importar si el derecho esta de su parte, menos la justicia.

Se ha puesto en la Constitución que las altas autoridades de la administración de justicia serían electas por el pueblo mediante elecciones y se ha propagandeado sobre las supuestas bondades de ese sistema. Realizadas las elecciones, los candidatos perdieron como en la guerra, pero el Presidente le metió nomás y posesionó personalmente a como dé lugar a sus designados en su Asamblea Legislativa. Ahora, en vista del inocultable desastre, reniega con la peor de las imposturas de su obra y propone un referéndum para cesar mediante la opinión popular a sus designados… ¿No hubiera sido más honesto admitir en su momento la derrota electoral y no posesionarlos? ¿La opinión del pueblo sirve cuando le conviene y cuando le perjudica no vale para nada?

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El Ministerio Público es una magistratura creada para defender al estado y la sociedad ante supuestos hechos criminales, pero cuando se trata de proteger a quienes detentan el poder político y designaron a sus jerarcas, muchos fiscales se hacen los del otro viernes, desconociendo las evidencias.

Las FFAA tienen por misión fundamental defender la independencia, seguridad y estabilidad del estado y el honor y la soberanía del país, pero han sido obligadas a corear públicamente el lema de quienes atentaron precisamente contra aquellos bienes. La Policía está encargada constitucionalmente de defender la sociedad, la conservación del orden público y el cumplimiento de las leyes; pero es usada para garantizar que los acólitos del gobierno hagan lo que les dé la gana en cuyo caso el ciudadano, sus bienes y derechos pueden esperar… algún milagro.

El INE debiera ser ejemplo de exactitud y pulcritud en el manejo de datos, pero aquí cual si fueran magos, hacen aparecer y desaparecer ciudadanos, mostrando más bien INEptitud en sus funciones.

Acudimos solícitos a pedir la tutela de los tribunales internacionales cuando se trata de lograr votos a su costa ensalzando su competencia, pero cuando éstos le ponen límites al poder abusivo del estado o de nuestros amiguitos, amenazamos con darnos a la fuga de su jurisdicción.

La Constitución declara al estado como pacifista, pero ese instrumento fue aprobado en un cuartel militar y en medio de una masacre, que todavía está impune.

Así las contradicciones e imposturas, cabe preguntarse ¿no será más bien que el reloj levógiro encarna muy bien al estado plurinacional? pues aquí las instituciones están patas arriba y marchan hacia atrás en sentido contrario a sus funciones; a propósito, Dermizaky sostuvo que: “Sin instituciones no hay estado, sino anarquía; no hay autoridad, sino autoritarismo; no hay derechos, sino servidumbre; no hay libertad, sino opresión”.

Correo del Sur – Sucre