La tarijeña Carla Lissette Castillo recordó el día que conoció al actor estadounidense en la peña Pachamama, ubicada en San Francisco (Estados Unidos) y de propiedad del charanguista Eddy Navia.
Peña Pachamama. Castillo y Williams bailan morenada en la peña Pachamama.
Página Siete / La Paz
Cuando la boliviana Carla Lissette Castillo se encontró frente a frente con el famoso actor estadounidense Robin Williams se quedó sin palabras. Fue en 2008, en la peña Pachamama, ubicada en San Francisco (Estados Unidos) y de propiedad del charanguista potosino Eddy Navia.
«Me encontré con Robin Williams en el momento que él entraba al restaurante”, contó la joven. Esa noche, el actor la miró y de inmediato la saludó con la mano de forma muy atenta y le dijo: «hola”; «muy atentamente, y en castellano me dijo hola” y luego le preguntó su nombre.
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«Me quedé sorprendida de su humildad y amabilidad, y sencillez, siendo él tan famoso”, añadió Castillo, quien nació en Tarija y vive en Estados Unidos desde hace varios años.
Sin embargo, más sorprendida quedó cuando después de un par de horas, Williams se acercó a ella y le dijo en castellano: «Carla, ¿quieres bailar?”. Castillo no lo pensó dos veces. «No podía creer que se acordase de mi nombre y me invitara a bailar con él”, dijo.
Entonces, en la peña Pachamama comenzaron a sonar ritmos nacionales. «Primero bailamos morenada al ritmo de Sukay, que tocaron en vivo; él me siguió los pasos muy bien. Se veía muy contento bailando nuestra música. Me preguntó de donde era y le dije de Bolivia”, sostuvo.
La joven también recordó que el actor imitaba cada paso para sacar a la perfección los pasos de la morenada. «Le dije que era un buen bailarín porque bailaba muy bien la morenada para ser su primera vez”, contó. El protagonista de La sociedad de los poetas muertos también bailó samba y otros ritmos de la región.
Castillo forma parte del elenco de danza de la peña Pachamama y realiza presentaciones junto a Sukay, el grupo folklórico de Navia. La joven viene de una familia de bailarines del folklore boliviano, y desde que reside en Estados Unidos participa en elencos de danza folklórica del país. Fue parte de varios grupos bolivianos en el área de Maryland y Virginia. Es parte de la Fundación Socio Cultural Boliviana Inc, organización que se dedica a expandir la cultura boliviana y realizar eventos de caridad para los niños en Bolivia.
Durante su visita a la peña Pachamacha, Williams se paró en el escenario e improvisó una comedia de lo que pasaba a su alrededor. «Nos hizo reír a todos. Antes de irse se despidió de mí con un beso en la mejilla, un autógrafo y un abrazo. Un sueño hecho realidad para mi sin duda”, recordó la joven.
En octubre del año pasado, Página Siete publicó un reportaje sobre la peña Pachamama, que hace más de 14 años se convirtió en un bastión de la cultura boliviana en Estados Unidos. «Williams quedó fascinado con la música boliviana. Bailó y cantó varias morenadas”, dijo Navia.
Robin Williams: «Oh, capitán, mi capitán”
EFE / Nueva York
Hizo reír a varias generaciones con Mrs Doubtfire, soñar con La sociedad de los poetas muertos y fue «el genio más genial” en «Aladdin”, pero Robin Williams siempre arrastró un aire de amargura que de Good Morning Vietnam a Good Will Hunting, con la que ganó el Óscar, dibujó al payaso más triste de Hollywood.
Williams, nacido en Chicago en 1951, había combinado desde joven un genio irresistible y una verborrea sin igual con una vida personal plagada de debilidades. Antes de saltar a la interpretación había empezado a estudiar Ciencias Políticas. Antes de llegar a la fama, que se fraguó en la televisión con series como Happy Days y, sobre todo, Mork & Mindy en la segunda mitad de los 70, ya había coqueteado peligrosamente con la cocaína, que compartió con otro amigo suyo malogrado, John Belushi. «La cocaína es la manera que tiene Dios de decirte que estás ganando demasiado dinero”, dijo.
El cine tardó más en darle la bienvenida, pero fue a lo grande con «Good Morning Vietnam», de Barry Levinson, que sacó un partido único a su rapidez verbal, a su ingenio y su capacidad para combinar con una gran sonrisa una mirada triste. También le supuso su primera nominación al Óscar y abrió su mejor época profesional y vital, continuada con La sociedad de los poetas muertos, de Peter Weir, la película que hará hoy que se levante toda una generación de adolescentes a despedirle al grito de «Oh, capitán, mi capitán”, pues en ella encarnó a un heterodoxo profesor que se sale de los temarios y entra en la materia sensible de la vida. El trío de ases (y de nominaciones al Óscar) se redondeó con The Fisher King, de su ídolo cómico, Terry Gilliam (de los Monty Python), esta vez metido a mágico fabulador.
El cine llora la muerte del actor de Papá por siempre
AFP / Los Ángeles
El cine llora la muerte de uno de sus actores más queridos, el popular, polifacético y oscarizado Robin Williams, falleció a los 63 años por causas que apuntan a un suicidio tras una larga batalla contra la depresión. Las autoridades apuntan a un «suicidio por asfixia”.
El actor y comediante, conocido por sus papeles en Mrs. Doubtfire, Good Morning Vietnam o La sociedad de los poetas muertos, sufría desde hacía un tiempo una «severa depresión”, explicó su representante Mara Buxbaum.
«Fue un piloto, un genio, un presidente, profesor, un extraordinario Peter Pan y todo lo que uno pueda imaginar. No hubo otro como él”, afirmó el presidente estadounidense, Barack Obama en un comunicado.
Su esposa, Susan Schneider, fue la última en verlo vivo la noche del domingo. «Nuestro deseo es que la atención no esté puesta en la muerte de Robin, sino en los incontables momentos de alegría y risas que regaló a millones de personas”, pidió la viuda del actor, quien aseguró tener «el corazón totalmente destrozado”. La prensa estadounidense aseguró que Williams entró hace tan sólo unas semanas en un centro de desintoxicación para superar sus adicciones, un problema que nunca ocultó y del que habló públicamente.
El humorista y presentador de televisión estadounidense Jimmy Kimmel escribió un twitter significativo tras conocer la noticia: «Robin fue un hombre tan dulce como divertido. Si estás triste, por favor díselo a alguien”.
El director de cine Steven Spielberg habló de Williams como «un compañero” y afirmó que «era una tormenta de luz de genialidad humorística”.