Alfredo Leigue
En países como el nuestro, nublados por la ignorancia, la impericia y la corrupción proponer la pena de muerte nos plantea un grave dilema. Aquel que por tener el instrumento para castigar a un culpable podemos poner en las manos de una justicia impresentable la vida de muchos inocentes.
Y bajo el precepto de que la vida de un inocente es más importante que la vida de mil culpables en este país estoy en contra de la pena de muerte hasta que llegue una generación de mejores hombres que renueven íntegramente las instituciones.
Así que si nos vamos a referir a los delitos y las penas, una dosis de prudencia para evitar una trágica respuesta demagógica.
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