Que el gobierno no dice la verdad sobre lo ocurrido hace tres años, con la brutal represión contra los indígenas en Chaparina, es más que evidente. Pero lo que viene a reconfirmarlo son las contradicciones en las que incurrió este jueves el vicepresidente Álvaro García Linera, en busca de una coartada para alegar su no participación en los hechos.El segundo mandatario argumentó que él no podía estar al tanto de lo que estaba pasando ese día porque no se encontraba reunido con el presidente Evo Morales, sino en casa con su esposa Claudia Fernández.Pero sucede que su matrimonio con Fernández se produjo casi un año después del evento, el 8 y 9 de septiembre de 2012, y que antes no compartían domicilio.Acto seguido, Qananchiri (su alias en tiempos del terrorista EGTK) aseveró que “La intervención el día domingo en la tarde no tenía autorización ministerial ni mucho menos presidencial”.Pero pequeño problema: el operativo no solo implicó la intervención de fuerzas policiales, sino también la movilización de aviones de la FAB, los cuales no obedecen al alto mando de la Policía sino al Ministerio de Defensa, y es altamente improbable que esa cartera autorizara su despliegue sin órdenes superiores.Hay que recordar también que García Linera, pocos días después de la represión en Chaparina, afirmó que sabía quién había dado la orden, pero que esperaba que una comisión de alto nivel lo diera a conocer.Han pasado tres años y hasta ahora Qananchiri no revela lo que sabe. Algo que podría ser calificado como obstrucción a la justicia…[email protected]