El vicepresidente y candidato a la relección dejó clara cuál es la estrategia para someter a los adversarios del Gobierno de Evo Morales.
Álvaro García Linera
MATEMÁTICO. ESTUDIÓ SOCIOLOGÍA EN LA CÁRCEL
Exclusivo. Visitó las oficinas de EL DEBER en La Paz y habló de las adhesiones que logró el MAS en Santa Cruz. Descarta que tengan algún cargo o jerarquía. También habló del caso terrorismo y de la preocupación que hay en el MAS por encontrar al sucesor de Evo Morales.
EL DEBER, La Paz
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No dudó en visitar las oficinas de EL DEBER en La Paz. Llegó puntual y después de haber manejado su vehículo desde Caranavi a La Paz. Lo hizo, nos reveló, en dos horas con 30 minutos. Recorrió las instalaciones y elogió la vista del centro paceño, que se logra apreciar desde la sucursal del Diario Mayor. Se sentó, pidió agua tibia y empezó la entrevista.
¿Cuáles son los ejes de la propuesta electoral del MAS?
Industrializar materias primas, comenzando por el gas, lo estamos haciendo y lo seguiremos haciendo; centro energético, se invertirá mucho dinero en energía para dar al 99% de los bolivianos energía, para garantizar energía barata a la industria y para exportar energía; ciudadela científica, invertir mucho dinero en colegios, en universidades, en centros de formación, en becas para formar gente en ciencia y tecnología con la capacidad de reproducir conocimiento de aquí a cinco años; seguridad alimentaria, alimento a precio justo para los bolivianos y alimentos para el mundo; y seguir distribuyendo la riqueza son los cinco pilares de nuestro proyecto.
Para el MAS, Santa Cruz siempre fue una plaza difícil y hoy vemos en las encuestas liderar la intención de voto. ¿Qué pasó en Santa Cruz?
Hay una irradiación territorial de la hegemonía y el liderazgo político del proceso de cambio, esta sería la séptima fase del proceso de cambio. Y esto sucede por dos cosas.
Porque toda esa campaña de mentiras que hicieron contra el Gobierno una dirección política muy conservadora se ha mostrado como falsa.
En Santa Cruz vieron a un Gobierno que ha protegido al empresariado cruceño y boliviano, hemos volteado al empresariado extranjero, había que hacerlo, eso fue la nacionalización, pero al empresario boliviano lo protegimos y hoy está ganando mucho más que antes. Lo segundo es que esa dirigencia golpista, separatista, ultrarradical, ultraderechista ha sido derrotada y emergió una nueva dirección empresarial cruceña que entendió el mensaje, el empresariado está para hacer empresa, no para hacer política.
Analistas y diplomáticos ven que Bolivia hizo un viraje ideológico de izquierda hacia el centro, ¿es así?
Este es un modelo de izquierda del siglo XXI eficiente, igualitario, expansivo y exitoso. Siempre se vio a la izquierda como un fracaso económico, distribuyen bien, pero producen mal. Nosotros producimos bien y distribuimos mejor, esa es la novedad, y eso lo hacen los movimientos sociales.
El hecho de que potenciemos al empresariado boliviano no puede ser calificado de centro, para nada.
¿Sumar cuadros políticos de oposición no es virar hacia el centro?
En el siglo XVIII, ¿cómo se resolvía la pelea contra los adversarios?, con la guillotina. A principios del siglo XX, ¿cómo se resolvía el problema con los adversarios?, con campos de concentración.
La humanidad avanzó en democracia y nunca podrá hacer lo de antes. Ahí viene el concepto de hegemonía, la capacidad de liderar y de jalar a otros sectores en torno a tu concepción del mundo, es más difícil, pero es más duradero y es parte de la conquista mundial de la democracia. En las sociedades modernas el liderazgo de los revolucionarios tiene que sustentarse en la victoria ideológica, política y cultural sobre tu adversario, no te queda de otra y así tiene que ser, y solamente así puedes ganar.
¿Qué hicimos nosotros? Nos hemos enfrentado al adversario, lo derrotamos ideológicamente, políticamente, lo hemos derrotado electoralmente, militarmente, pero él sigue ahí como objeto, como parte de la oposición de una vida democrática. Si lo dejas ahí, tarde o temprano se agrupará y te enfrentará, entonces qué es una construcción duradera de hegemonía: agarra a tu adversario, derrótalo, desorganiza a tu adversario e incorpóralo, ya no como estructura, sino como individuo.
¿No temen que estas incorporaciones dañen su proyecto político?
Eso construye hegemonía, liderazgo intelectual, moral e ideológico a largo plazo, esa es la construcción democrática de hegemonía, esas son las maneras modernas de hacer revolución, Bolivia está inaugurando la forma moderna de hacer revolución en el mundo.
¿Y cuánto pesa en esta suma de opositores la ideología política?
Nada, porque no entran como cuerpo, no entran como un colectivo.
Pero tienen una convicción política…
Es que entran como individuos, no ocupan cargos, no tienen jerarquía, entran como ciudadanos de a pie. Si usted los deja, ahí sí se van a organizar para golpear, es mejor que los tengas a tu lado, no es una alianza, no es una incorporación de un cuerpo, es la derrota del colectivo, su fragmentación y su incorporación como individuo a una organización, a una ideología, a un proyecto. Entonces, esa es la mejor manera de construir hegemonía.
Pero tampoco está garantizado, el MAS tenía librepensantes que se desmarcaron…
¿Qué revolución está asegurada? Ninguna. Hay que pelear día a día. No hay un certificado de victoria a 20 años, y esta es la fórmula que encontramos.
La forma democrática de la victoria del MAS no acepta librepensantes.
¿Ese concepto también se aplica para los nuevos cuadros que están incluyendo?
Todos tienen derecho a pensar sus ideas, todos tienen derecho a tener sus criterios, pero en la vida orgánica del partido, no en el criterio personal, hay un conjunto de principios rectores.
Plantea tu punto vista, el que sea, somete a debate tu punto de vista, pero luego hay que sacar un solo punto de vista y la minoría tiene que adecuarse a la mayoría públicamente, internamente se sigue debatiendo el planteamiento de la minoría, tiene el derecho a seguir planteando, pero públicamente, externamente, lo que rige como línea partidaria es la línea que la mayoría estableció, es un principio básico.
Esa pluralidad lleva a corrientes internas. En el MAS, ¿cuántas corrientes existen?
Eso tienen que verlo ustedes, hay varias corrientes porque hay gente que viene del indigenismo, gente que viene del marxismo, gente que viene de corrientes guerrilleras, del sindicalismo, del comunismo, del socialismo, gente que viene de posiciones democráticas y centristas, hay varias corrientes.
¿Hay evistas, alvaristas o indigenistas?
No hay eso, esa es una de las cosas buenas, no hay facciones vinculadas a liderazgos superiores, la estructura superior es una cosa, y eso es lo que no han podido perforar la derecha ni la embajada de Estados Unidos. Eso es lo que nos colocó en una situación superior a las experiencias políticas anteriores, porque en los niveles superiores de dirección había tendencias y a la larga generaban facciones que eximían el partido de la cabeza hasta la base.
Evo Morales mostró su preocupación porque no ve a su sucesor y usted dijo que el presidente es ‘imprescindible’.
¿Qué pasará con el liderazgo del MAS a partir de 2020?
Tanto él (Evo Morales) como yo confiamos mucho en la generación Evo, es la emergencia de gente que de niño no vivió tiempos neoliberales, que su juventud la formó con nosotros, es como nuestra criatura y entonces confiamos mucho, ahí hay una buena bancada de jóvenes de entre 20 y 30 años muy activa y muy sobresaliente en todos los departamentos.
¿No hay nadie que se perfile dentro del proyecto oficialista? ¿David Choquehuanca, por ejemplo?
Es un líder histórico, por supuesto el canciller tiene muchísimas capacidades.
¿Tiene posibilidades?
Por supuesto, pero tenemos mucho entusiasmo en esta nueva generación