La afluencia de turistas israelíes decayó tras la exigencia de visa. La comuna, el empresariado y lugareños están en emergencia. El Ejecutivo niega un impacto inmediato.
Rurrenabaque se queda sin visitantes israelitas
La piscina del Hotel de Óscar es uno de los atractivos más visitados por los israelíes en la localidad beniana. Pero sus propietarios indican que la exigencia de visas ha provocado que la afluencia de estos extranjeros sea casi nula hasta mediados de septiembre, en plena temporada alta para el turismo. Fotos: Erick Ortega, Miguel Carrasco y archivo La Razón
LA RAZÓN / Erick Ortega Pérez
Roi Kofman y Neta Goldstein toman el sol en la piscina del Hotel de Óscar. El día está a punto de desfallecer en Rurrenabaque. A mediados de septiembre el alojamiento luce vacío. Solo la pareja de Israel ocupa este sitio donde el año pasado, en la misma época, había al menos un centenar de turistas de ese país.
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La esposa del propietario del inmueble es Cristina Kinn. Observa con un dejo de tristeza la escena. Toma aire y después de unos segundos lanza el motivo de su preocupación. “El Gobierno nos está matando con sus medidas contra los israelitas. No les afecta solo a ellos, sino a todos nosotros”. El calor domina el municipio de la provincia General José Ballivián Segurola, también conocido como la Perla Turística del Beni.
Kinn se refiere a la exigencia de visado para el ingreso de israelíes al país y comenta que la decisión lanzada en julio por el presidente Evo Morales, pero que entró en vigor recién la primera jornada de septiembre, puede matar la economía del poblado, incluido al rubro hotelero. Asegura que su familia ya siente el efecto de esto y que no tiene muchas esperanzas de que la situación cambie. Para ella, la bonanza del año pasado y de anteriores gestiones apunta a ser un simple buen recuerdo. Por ello, ya puso a la venta la posada y despidió a dos empleados.
No es la única que piensa así. Informe La Razón visitó esa localidad para palpar el impacto inicial de la disposición gubernamental. La Alcaldía, hoteleros y empresarios de agencias de la llamada industria sin chimeneas coinciden que la afluencia de israelitas cayó en una fosa apenas la visa se puso en vigencia, por el trámite engorroso, las dificultades para hacerlo y las exigencias. Septiembre es la temporada alta de visitas de estos extranjeros, pero el anterior mes éstos llegaban como en cuentagotas. Hay historias de lugareños que presienten que es una señal de mal agüero y que se vienen días malos: una masajista que le teme a quedar desempleada, una depiladora que se plantea alistar maletas para ir a España, un peruano que no desecha retornar a su tierra.
Sin embargo, el viceministro de Turismo, Marko Machicao, advierte que es una exageración hablar de efectos inmediatos. Aclara que el Ejecutivo no prohibió la entrada de israelíes al país con su determinación y más bien recomienda a los empresarios rurrenabaqueños diversificar su oferta, encaminarla también hacia aquellos turistas foráneos que gastan más que los israelíes durante su estancia en ese municipio o en el territorio nacional, como los asiáticos.
Pero, ¿cómo Rurrenabaque se convirtió en un sitio de peregrinación para los israelitas y cómo se expresa la influencia de éstos en la industria sin chimeneas de la región?
Sentado en una silla de madera de su agencia de viajes Fluvial Tours, Abelardo Tico Tudela comenta que perdió el sentido del oído, pero que conserva intacta su memoria. “Recuerdo aquel día de 1981 cuando conocí a Yossi”, aquel israelí de apellido Ghinsberg que se perdió en la selva de Yucumo durante 21 días, tras haber pasado por suelo rurrenabaqueño. Estaba acompañado del estadounidense Kevin Wallace, el suizo Marcus Stamm y un australiano llamado Karl, hasta que el indomable río Tuichi y la hostil vegetación los obligaron a tomar caminos separados después de una semana de caminata. Karl fue encontrado por unos cazadores y les informó de la desaparición de sus amigos.
Con esta alerta, las autoridades locales organizaron la búsqueda y la dejaron en manos de una persona: Tico. A 33 años de ese acontecimiento, el hombre de más de 70 años, pero lleno de vitalidad y con rostro de Papá Noel, rememora que anduvo varias jornadas por senderos que tampoco conocía. “De repente lo encontramos en medio de la selva, nos hablaba y no le entendíamos. No podía caminar porque algunos animales ya se lo estaban comiendo”. Era Yossi, quien sobrevivió comiendo frutos y alimañas. Sin embargo, hasta la fecha no hay noticias de Wallace y Stamm.
El israelita decidió contar su historia a sus compatriotas, al mundo. A mediados de los años 80 escribió el libro Back from the Tuichi (Retorno del Tuichi), que se convirtió en un best seller en ventas. En sus 239 hojas narra aquellos 21 días de tormento. “Los de su país han leído ese libro más que su propia Biblia”, opina Tico, medio en serio medio en broma. Eso sí, a partir de entonces todo cambió en Rurrenabaque. Centenares, miles de israelíes, sobre todo jóvenes, arribaron al pueblo para seguir los pasos de Yossi, con el fin de recrear su aventura.
Y se crearon las primeras agencias de turismo, cuyos guías ofrecieron ese recorrido. “Al principio no teníamos buenos vehículos para viajar y tampoco habían cabañas como ahora para pernoctar en la selva”, indica el también representante municipal del rubro en el que opera. Pero la historia de Yossi no acaba ahí, porque está dispuesto a filmar una cinta que cuente su experiencia.
Boom. Es más, Tico dice que quien protagonizará la película es el famoso actor estadounidense Emilio Estévez, quien participó en las exitosas producciones Jóvenes Pistoleros I y II, y es hermano de Charlie Sheen. Incluso él y Yossi estuvieron en la localidad beniana un par de veces. Primero de visita y posteriormente para coordinar el filme. El guía también anuncia que la cinta se realizará en algún lugar de Australia. “Será que tienen miedo de perderse”, ironiza.
La nutrida peregrinación israelita a este paraje tiene ese génesis, para andar por los senderos que frecuentó Yossi, cruzando el río Tuichi. Incluso lugareños se especializaron en dirigir a los interesados durante las travesías. No obstante, las reservas naturales de la llamada Puerta de la Amazonía boliviana igualmente son punto de atracción de extranjeros de al menos 50 nacionalidades; aunque la mayoría, es decir el 32% del total de visitantes, son israelíes, según la comuna de Rurrenabaque. Así floreció el turismo en este sitio fundado en 1844 y, con esto, los servicios destinados a ellos.
En los años 90, sostiene Tico, había solo un par de hoteles y contados restaurantes. Hoy, el gobierno local certifica la presencia de 24 alojamientos e igual número de operadoras de turismo. Hay 439 pub-restaurantes, 646 restaurantes, 36 cafeterías y 81 panaderías, pizzerías, snacks, entre otras ofertas similares.
En total son 1.202 establecimientos gastronómicos. Y existe un centenar de artesanos que no para de confeccionar productos. Más aún, los “subempleos” de la industria sin chimeneas se multiplicaron, remarca la Alcaldía: al menos 90 guías, 40 cocineras, 48 motoristas, 70 choferes, 60 comerciantes de mercado y 20 carretilleros.
Para el secretario municipal de Turismo, Leoncio Janco, el crecimiento rurrenabaqueño está atado al arribo de extranjeros, sobre todo de los israelitas. “A riesgo de contradecir las cifras oficiales, creo que casi el 100% de quienes llegan son de Israel. Pero la medida del Gobierno nos afecta a todos, a la hotelería, a los empleados, porque en el turismo hay una cadena. Es grave para la población”, plantea el funcionario que ratifica que septiembre fue un mes para olvidar en el rubro, cuando en los anteriores años las cifras eran alentadoras.
El Ejecutivo declaró a Israel un Estado terrorista en julio, por la ofensiva lanzada contra los palestinos en la Franja de Gaza, que dejó más de dos millares de muertos, y con ello cambió su categoría 1 a la 3 en el trámite migratorio de sus ciudadanos, para que éstos tramiten su visa para ingresar al territorio nacional. Representantes de la comuna, las agencias de turismo y otros actores de la industria sin chimeneas de Rurrenabaque realizaron una marcha de protesta en la ciudad de La Paz para la anulación de la medida.
Pero parece que no hay vuelta atrás. Y la inquietud despierta en Rurrenabaque. Marlene Aponte no quiere saber nada de perder a su principal clientela: los israelitas. Ella es depiladora y cuenta que cada vez que ellos contratan sus servicios le pagan Bs 100. Hasta el año pasado obtenía hasta Bs 1.500 en dos jornadas. “Además no son tacaños como dicen, dejan muy buenas propinas”, confiesa la mujer que ahora piensa en irse a España si la situación no cambia, porque a mediados de septiembre no recibió a ningún israelí en su local durante un par de días. “Lo mejor de ellos es que son jóvenes y les encanta verse bien. Hay otros turistas, pero son viejos y no les interesa nada su apariencia”.