De un tiempo a esta parte, se le ha hecho costumbre a las autoridades del gobierno central transferir la responsabilidad por la seguridad ciudadana a la población, diciendo que es “tarea de todos”.En el fondo, lo que está sucediendo es que el Estado, en manos de los socialistas del siglo XXI, abandona sus funciones esenciales en seguridad y justicia, al tiempo que se entromete en áreas que deberían ser competencia de los particulares.Tenemos entonces un Estado que (mal) fabrica cartón, papel y hasta dentífrico de coca, pero que no atiende sus cometidos fundamentales.No es, por lo tanto, un Estado fuerte sino un Estado obeso, con adiposidades inútiles (las empresas públicas deficitarias) pero sin musculatura (policía y justicia ineficientes).La seguridad no es tarea de todos, sino de los poderes públicos. Para eso están y no para otra cosa…[email protected]