Marcelo S. Dabdoub PeñaAlgunos intelectuales han postulado que la victoria electoral del MAS en Santa Cruz y Pando sepultó al bloque de la Media Luna y las intenciones regionales hacia el poder en el plano nacional.Una frase muy valiosa de Carlos Valverde que no guarda mucha relación con la hipótesis central de su libro “¡Maten a Rozsa!” señala: “(…) ,soy de los que cree que en Bolivia la Capital sigue el itinerario del peso específico regional (eminentemente geopolítico) y que, así como el país tuvo su itinerario de poder tras de los procesos económicos siguiendo como las manecillas del reloj; (donde ha estado concentrada la economía se concentró el poder, así se trasladó de Sucre a La Paz y yo veo como inevitable que en algunos años volverá a haber otro traslado, pero a Santa Cruz, donde la economía se expresa con mayor fuerza (…)”.Lo anterior es acertado, Valverde debería definitivamente escribir el libro sobre este tema. Sucede que, como bien argumenta el historiador Isaac Sandoval, la ausencia de una clase nacional-general boliviana que represente a toda la comunidad ocasionó que se regionalice la hegemonía política desde el inicio de la era republicana. En Bolivia, es común que una región gobierne sobre las otras en el plano político con el uso de la fuerza del ejército y del Estado. Primero, se tuvo la hegemonía política del Sur con los mineros de la plata. Segundo, la hegemonía actual del Norte, con los mineros del estaño y los cocaleros. A través de la tristemente titulada “Revolución Federal” de 1899, se trasladó la capital y el eje político de Sucre a La Paz. La Región Oriental de Pando, Beni y Santa Cruz más Tarija, han estado durante su historia republicana bajo el yugo político de estas regiones. La historia del ejercicio y la traslación del poder en Bolivia nos enseñan que el poder político en este país está ligado íntimamente a la región que posea la hegemonía económica y cultural.Para que una región acapare el poder, necesita la existencia y el actuar de una élite natural (no olvidemos a Michels, Pareto y Mosca). En toda sociedad, un grupo de individuos adquieren el estatus de élite natural a través del talento. Gracias a logros superiores en sabiduría, acumulación de riqueza y valentía, estos individuos llegan a obtener una autoridad natural, sus opiniones y juicios de valor son en general respetados y, finalmente, impuestos. A mi parecer, la élite natural del país se ha originado y también trasladado al Oriente Boliviano desde finales del anterior y principios de este siglo, así como alguna vez sucedió de Sur a Norte.La discusión sobre la lucha por la hegemonía política regional en el país sigue pendiente, conceptualmente no puede ser resuelta y aclarada por el resultado de las elecciones de este año. La interpretación de los resultados que propone la muerte del concepto de la Media Luna y de la regionalización del poder, respaldada engañosamente por los desaciertos de la oposición al MAS, se sustenta según mi entendimiento en falaciasAdicionalmente, se percibe un desplazamiento ficticio de la discusión intelectual y política. Hasta las elecciones presidenciales de 2009 todavía se discutía sobre las regiones y su disputa de poder. Pareciera que la mediocridad, oportunismo o cobardía de algunos y el uso de recursos propagandísticos ilimitados han osado desplazar temporalmente al eje de discusión sobre la verdadera naturaleza del poder en Bolivia.Si consideramos la traslación histórica del poder en Bolivia y su relación con la élite natural, poco debería importar por el momento a intelectuales y políticos la derecha, izquierda, centro, tiempo, la gravedad, la velocidad de la luz y demás abracadabras. Más debería interesarles que la élite natural que ahora reside en la Región Oriental y Tarija no se preocupa de manera prioritaria sobre la lucha de clases o los tintes políticos, sino en la consolidación de su poder e intereses. La contundente derrota de la oposición se debe a la misma lectura errónea. ¿Qué hubiese sucedido si un candidato de oposición haya sido proveniente de la región oriental y haya representado exclusivamente los intereses de la nueva élite natural? Concibo que los resultados no hayan dado lugar a interpretaciones falsas.El poder político y sus agentes nunca podrán mover la actual élite natural hacia cierta visión de país. La regla dice que son ellos los que se tienen que acercar y acomodar. La presencia del MAS en el Oriente no implica una derrota, significa lo contrario. Por primera vez en la historia, la región del Norte ha reconocido públicamente la supremacía natural de la élite regional del Oriente.Esta élite, la del Oriente más Tarija, debe prepararse. Pues es su responsabilidad asumir su rol de liderazgo apoyando proyectos y visiones de país que sean exclusivamente suyos, sin consideración alguna a élites y proyectos del interior del país. Sucedió así cuando hubo la traslación de Sur a Norte. Esto desembocará en la eliminación del proyecto actual de hegemonía política. Quizás también requiera la renovación total del liderazgo político regional, si estos no pudiesen alejarse de su visión “integracionista”.Los resultados electorales de este año no son el fin, tal vez solo para los opositores de turno. Es más bien el inicio de una nueva etapa, la de estructuración de la hegemonía política del Oriente Boliviano. La misma que, por su naturaleza, no admitirá ponchos rojos, socialistas del siglo XXI, tránsfugas y violencia entre sus filas.