Tal vez las juntas vecinales cruceñas no lo sepan, pero están protagonizando una rebelión liberal.Los vecinos llegaron hasta el Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra portando orejas de burro, con las que simbolizaban la torpeza de la ordenanza que obliga a la implementación del taxímetro.Este mecanismo no es otra cosa que un control de precios, en este caso por parte del nivel local del Estado, sobre un servicio que antes era pactado libremente entre conductores y pasajeros.Y como indica toda la experiencia universal, el control de precios no funciona. El resultado más común es el desabastecimiento, como se ve por estos días en la Venezuela chavo-madurista, y como podría suceder en Santa Cruz con una eventual contracción del hasta ahora amplio parque automotor dedicado al servicio de taxis.La implementación del taxímetro en la capital cruceña provocó primero la molestia de los conductores, quienes advirtieron el riesgo de ver reducidos sus legítimos -y más bien magros- márgenes de ganancia por una decisión burocratizante y estatista. Tras una negociación de los sindicatos de taxis con autoridades municipales, el conflicto se congeló, pero surgió a continuación la actual rebelión vecinal por las nuevas tarifas.Lo que ambos sectores deberían entender es que el mecanismo no beneficia a ninguno de ellos en detrimento del otro, sino que está pensando para único beneficio de los burócratas que desde ahora determinarán cuánto pagan los vecinos y cuánto cobran los taxistas, violando obvias libertades económicas ciudadanas.El fondo de la cuestión es que esta medida, impulsada en un principio por un concejal del Movimiento Al Socialismo, busca mantener a los taxistas bajo control sindical, dependientes y sumisos con el partido de gobierno.La “rebelión de las orejas de burro” está en marcha. Para convertirla en una auténtica rebelión liberal, vecinos y taxistas deberían dialogar entre ellos, obviando estructuras sindicales pro-oficialistas, y no limitar sus reclamos a “negociar nuevas tarifas” sino exigir lisa y llanamente la derogación del control de precios, es decir, del taxímetro…[email protected]