Luis Christian Rivas SalazarLa anterior semana mediante las redes sociales conocimos el contenido del Memorándum Nº 002143 del Gobierno Autónomo Municipal de Cochabamba, dirigido a Lucy Sara Escobar Velasco, cuya referencia dice: “Traslado”, y su contenido: “Por disposición de mi Autoridad, a partir de la fecha, a sido usted trasladado (a) (sic) del cargo de Encargada Tarea 5 del Departamento de Fiscalización (Item Nº547) al cargo de Peón 1 dependiente de la Dirección de Obras Públicas; exhortándole a continuar trabajando con la misma eficiencia y honradez para alcanzar las metas trazadas a favor del desarrollo de nuestra ciudad”, esta nota administrativa es firmada por el alcalde Edwin Castellanos Mendoza.Después, con indignación fuimos testigos de imágenes donde aparecía Lucy trabajando con botas de seguridad, jeans, casco y guantes, cargando amoladoras, palas y picotas en la obra del Túnel del Abra.Nos preguntamos: ¿Cuál es el motivo para que una profesional abogada y politóloga del departamento de fiscalización, trabajo cuyo esfuerzo es mental antes que físico sea trasladada a un puesto de peón, cuyo esfuerzo es físico antes que mental? ¿Cuál es el motivo, si su trabajo se desempeñaba con eficiencia y honradez, tal como lo reconoce el mismo burgomaestre?Imaginamos que Lucy, cuando cursaba Derecho y Ciencias Políticas, pensó que estudiando dos licenciaturas podía obtener los suficientes méritos para sobresalir en su carrera profesional, pero nunca imaginó tener que trabajar como peón para poder conservar su puesto trabajo acosada laboralmente por defender tierras agrícolas afectadas por la ampliación de la mancha urbana, tierras avasalladas por loteadores inescrupulosos, porque ella también resultó ser dirigente de la subcentral Valle Hermoso. Su pecado fue ser dirigente, marchar y criticar al municipio cochabambino.Después de esta canallada, ofrecieron a Escobar un puesto jerárquico para pagar seguramente su silencio, pero esta profesional mancillada en su dignidad rechazó este ofrecimiento, aceptando tan solo la reincorporación a su anterior puesto de trabajo; el alcalde se limitó a declarar que fue “encontrado en su buen fe”.No podemos confiar en la “buena fe” de un servidor público que tiene como lema de su gestión municipal: ¡Gracias Cholango!, gratitud del servil cochabambino para semejante personaje, quien seguramente hace las obras con su propio peculio. La hacienda de ese señor feudal que apellida Castellanos está llena de vasallos a quienes concede su caridad, cualquier tipo de rebeldía se castiga con trabajos forzados.Trabajar es dignificante, pero cambiar de puesto laboral de esa forma es una manera de humillar. No podemos esperar menos de un oficialismo que se caracteriza por menospreciar los conocimientos idóneos y la experiencia técnica, tenemos un cocalero de presidente y un músico de alcalde, puestos jerárquicos que exigen ciertos conocimientos y habilidades administrativas, no solamente “buena fe”.Castellanos va por la reelección por un partido que desprecia a personas que como Lucy, se quemaron las pestañas estudiando dos carreras y prefieren poner un incapaz, cuyo único mérito es ser amigo del presidente.Más de lo mismo, sus asesores comunicacionales le aconsejaron hacer lo que su amigo hace, gastar cantidades millonarias en comunicación nacional, basura televisiva, para convencer que estamos frente al mejor alcalde de todos los tiempos, pero la realidad es otra, estamos frente a la ineficiencia, esto lo piensan los mismos masistas, pero se callan, porque saben que Castellanos vive a la sombra y favores políticos de su amigo Evo, así, Cochabamba nuevamente está condenada al atraso.