Diremos lo que muchos están pensando: el suicidio del fiscal Alberto Nisman no fue tal, sino una ejecución ordenada para ocultar la verdad sobre el atentado terrorista a la AMIA, particularmente acerca de la participación de la inteligencia iraní y también sobre el encubrimiento del actual gobierno argentino.Tal es la hipótesis que resuena en toda conciencia despierta que examine el tema, o al menos en cualquiera no opacada por la ingenuidad, banalidad o complicidad.A pocos días de que el fiscal iniciara un proceso contra la presidenta argentina, Cristina Fernández, por el caso antes citado, se produce la sospechosísima muerte del funcionario, horas antes de que diera a conocer las pruebas de su investigación contra la primera mandataria.Descartado por inverosimilitud el suicidio, quedan tres tesis plausibles:1) Terrorismo de Estado. La ejecución lisa y llana de un fiscal que amenazaba al régimen populista argentino, crecientemente anti-democrático.2) La operación mixta iraní-argentina, para la eliminación de un enemigo común.3) El operativo de la inteligencia iraní a espaldas de un gobierno aliado.En todo caso, creemos que la penetración de Irán en América Latina no es en absoluto soslayable y debe ser tenida en cuenta como factor principalísimo de análisis.De París a Buenos Aires, el islamo-fascismo sigue tendiendo su sombra de muerte…[email protected]