El día después de mañana


Karen Arauzkaren-arauz2Las incongruencias del discurso oficialista, es el denominador común acentuado febrilmente por el proceso electoral muy bien llamado subnacional. El prefijo «sub» significa por debajo. O también denota «subterráneo», «inferioridad», «acción secundaria» o «subalterna». Lo que los votantes no habíamos tenido en cuenta, es que subalterno también significa «inferior que está bajo las órdenes de otro».  Una vez aclaradas las cosas, no es tan complicado entender bajo su verdadera acepción, qué son estas elecciones «sub».  Porque los inferiores que están bajo las órdenes de otros, casi viene a ser sinónimo de Tribunal Supremo Electoral, cuyo calificativo de supremo, ha demostrado que sólo tiene significancia en el léxico culinario de una pechuga de pollo cocinada con salsa bechamel.La aplicación rigurosa de la ley electoral, ha trascendido a la ley del embudo. A lo largo de estos 3.340 y pico de días de la administración masista, no debe haber un sólo boliviano, de ésos que están autorizados a pensar por sí mismos, que no comprendan que la famosa «ley del embudo» es el más importante inciso de la Constitución Política del Estado cuyo cumplimiento es riguroso para proteger a los probados incondicionales del proceso de cambio. Pedagógicamente, los ejemplos son muy importantes.El Fondo Indígena de Bolivia, se llevará sin dudas el galardón a lo más representativo en términos de premios y menciones honrosas a lo más servil, -que siendo lo más oscuro-, se considera nada  más que como un nuevo afán conspirativo del imperio secundado por la oposición. Traidor es considerado aquel que osare denunciar que la platita para la posta sanitaria en su comunidad que fuera generosamente «donada» por el Presidente Evo, fue depositada por su dirigente, -ante la indiferencia de la presidenta Achacollo-, en una cuentita de ahorros a su nombre. Es más, es incomprensible que se reclame por semejante eficiencia ejecutiva antes nunca vista, al haber aprobado más de mil proyectos en sólo cinco meses. Este nuevo emirato árabe de los andes, no tiene por qué mosquearse por pinches 500 millones de dólares. Nadie aún lo ha dicho, pero está claro que son los pueblos sub indígenas, los que deben pagar con sus asignaciones legales, la indemnización de un millón por año por la vieja colonización.La prueba más irrefutable de la importancia de ser masista, la han dado sin duda, los vocales de los órganos electorales. Entre los del Beni y la nacional, primero jugaron a la pelota quemada, tirándosela mutuamente, porque obviamente, era una jugada riesgosa. Este ir y venir de «incompetencia» como todo lo malévolo, esperó hasta el filo del fin de semana y a una semana antes del verificativo de las subelecciones, para golpear.  Lo más hilarante pese al dramatismo de la resolución, es el apego repentino a la letra muerta de la ley electoral. Todos los artículos referidos a los NO-NO, sólo han sido observados para avasallar a una candidatura de oposición, justo ahí, en ese Departamento que representa el más caro anhelo de cooptación, semejante al de los aliados en las playas de Normandía.Con el barrido de 228 (doscientos veintiocho por las dudas) candidatos perfectamente habilitados,  los vocales electorales han justificado su razón de existir. Han habido otros que también desestimaron las encuestas «permitidas» e hicieron mención a sus propias proyecciones. Pero claro, no incomodaron a nadie. Para hacer la situación más insólita aún, el infalible tribunal ha multado al matutino «La Palabra del Beni» por asistir a la conferencia de prensa de Unidad Demócrata, causante de la funesta e implacable sentencia. Hablar de radicalismo en la imposición de penas y castigos ejemplarizadores,  a estas alturas, es redundante. Y a la prensa no obsecuente se la viene hostigando. Por ahora con guantes, pero hostigando.A semejanza del «derecho divino de los reyes», el binomio presidencial, han dejado de lado la administración de la cosa pública, para dedicarle toda su energía -amén de los bienes estatales- a movilizar al electorado, ante la palidez de sus candidatos. La ley electoral es taxativa en lo referente a la prohibición de los candidatos a asistir a la entrega de obras del ejecutivo, así como a los empleados públicos,  a hacer campaña proselitista y en horas laborales.  Han pasado por alto la brecha de desigualdad.  Las concentraciones masistas cuentan no sólo con la inefable presencia de Evo Morales en persona, sino también que se acompaña con grupos musicales como los Kjarkas, que también arrastran lo suyo.Las elecciones son en unos días. Sin duda están mucho más condimentadas y ajetreadas que las elecciones nacionales. Es inocultable que movido por su espíritu caudillesco, Evo Morales, está decidido a conquistar los territorios rebeldes y a hacer tabla rasa en aquellos en los que sus representantes sufren de raquitismo. Ha puesto toda la carne al asador. Ha prestado su imagen y comprometido de tal modo su liderazgo, que las elecciones, subnacionales,  han tomado un cariz  muy aproximado a un referéndum.  No se puede dudar que SE, es un Presidente audaz.El Día – Santa Cruz