Moira Sandoval Calvimonte*Sin duda son indignantes las declaraciones del viceministro de Régimen Interior Jorge Pérez, quien dijo que quienes no hacen campaña por los candidatos del MAS “…esos son traidores y a los traidores se los debe fusilar, pena que aquí no se los pueda fusilar…” pues con tal exabrupto está reflejando la calidad de sus valores éticos de desprecio a la vida humana.Y son alarmantes tales expresiones, pues Jorge Pérez está a cargo de la seguridad interior del Estado Plurinacional, es decir que su mandato es velar por el bienestar y tranquilidad de los ciudadanos.El agravante de la verborragia apologista del viceministro, es que se trata de un hombre de leyes, cuyo mandato es cumplir la Constitución, preservar el Estado de Derecho, entender y aplicar las normas vigentes, conocer y respetar los derechos civiles y sobre todo los derechos humanos. Es abogado. Y comete apología del delito de homicidio.Piensa y habla de manera irreflexiva, compulsiva, guiado por un delirio de frustrado guerrillero, inspirado en falsos tótems, como el de Ernesto “Che” Guevara, cuyo manifiesto desprecio por la vida humana, era camuflado por un supuesto fervor revolucionario, con lemas como: “No necesitamos leyes para matar a un hombre. Entonces, no necesitamos hacer el procedimiento legal burgués. Ante la duda hay que matar…”, que aplicó sin el menor atisbo de culpa o pesar humano- al fusilar a los prisioneros del campo de concentración cubano La Cabaña, que comandaba.Jurídicamente, un asesino no puede tener justificación ideológica, salvo el eximente de la responsabilidad penal de la legítima defensa o la guerra entre estados, que tiene limitaciones como la Convención de Ginebra de 1864 – 1951.Al viceministro le traiciona su subconsciente (tendría que autoejecutarse) mostrando que nada le diferencia de los islamistas que ejecutan a periodistas prisioneros, y con ello refleja la lógica imperante en el oficialismo en un estado de guerra permanente con la oposición y hasta con sus propios militantes que actúen fuera del libreto vertical.La radicalidad con que censura a los militantes del MAS, refleja el cariz autoritario que domina y carcome intestinamente a dicha organización partidaria. Demuestra que en el manual del perfecto militante masista, es una “…pena que aquí no se los pueda fusilar” pero que se traducen en represalias políticas cuando según sus propias palabras “…pero todo el peso nuestro de censura y de marginamiento de cinco años les vamos a hacer a estos compañeros”.Luego, alegaría el viceministro que su frase habría sido citada fuera de contexto, ignorando que al ser puesta en su verdadero contexto, se confirma la amenaza y se vuelve más escalofriante la certeza de su exabrupto.Muestra a todo el país que con una autoridad semejante, no tenemos seguridad ni tranquilidad en suelo patrio, recordándonos tiempos en que Luis Arce Gómez anunciaba a todo opositor político que debiera circular con un “testamento bajo el brazo”. Dictatoriales frases que lo llevaron al lugar donde se encuentra ahora recluido el ex ministro.El guerrillero de café -desde la comodidad del poder- cree que lo premiarán por su supuesto ardor revolucionario, cuando en realidad demuestra que está inhabilitado para ejercer un cargo de tanta responsabilidad, donde debe saber dirimir entre la realidad objetiva de la vigencia del Estado de Derecho y la ficción de una revolución con leales y traidores. Sin lugar a dudas, por incompatibilidad de su cargo con las declaraciones vertidas, debe renunciar.*Abogada – UMSA