
Sin resistencia al agua ni batería extraíble
No creo que a muchos consumidores les pareciera mal que con el Galaxy S5 el fabricante coreano le diera a su modelo de referencia una protección al agua. En los Xperia Z había funcionado bien y todas las señales del mercado parecía que marcaban una línea a seguir en la gama alta. Pero con el Note 4 ya reculó Samsung, y el nuevo Galaxy S6 y S6 Edge es la confirmación de que no es una preferencia para ellos.El plástico que tanto le ha dado a Samsung y a la vez llevado a ser criticado, desaparece completamente en este Galaxy S6 que se presentó ayer. Aunque se esperaba metal en todo el cuerpo, Samsung se atrevió a escoger el cristal con protección Gorilla Glass 4 y un marco metálico para conseguir ese acabado «premium» (y siempre subjetivo) y un diseño en una sola pieza que le ha hecho perder resistencia al agua en primer lugar pero sobre todo su batería extraíble.
Perder la resistencia al agua parece más decisión propia de Samsung que de la elección del material (ahí tenemos el Xperia Z3 con cristal y pese a ello resistente al agua) pero lo que no era negociable con este nuevo diseño era la batería. Tantos años presumiendo de poder intercambiarla, de renovarla a un bajo precio cuando su ciclo de vida hubiera pasado a mejor vida y todo se va de un plumazo.Con la carga rápida y las baterías externas, no tenía mucho sentido para Samsung mantener una carcasa extraíble que además era imposible de configurar con el cuerpo de cristal y metal
Quizás el ciclo de vida que Samsung le pone a sus gama alta antes de que sean renovado no da lugar a pensar en cambiar la batería, o seguramente optan por no ofrecer esa solución pensando que pocos consumidores realmente ponen en valor en esta gama y a este nivel el poder llevar una segunda batería. Sea como fuera, en este Galaxy S6 poder intercambiar la batería pasa a ser historia y lo que hay es lo que tenemos: 2550 mAh para exprimir. Yo añadiría algo: carga inalámbrica y rápida me parecen mejor solución que la batería extraible en un momento en que, quien lo necesita, lleva una batería externa en el bolsillo.
Más y mejor memoria interna pero sin que la podamos ampliar
La ranura microSD no debe ser subestimada. Esa característica puede resultar determinante en una decisión de compra para un grupo de usuarios que realmente la ponen en valor. De partida tiene lógica: puedo optar por un terminal con menor precio (y memoria interna) y ampliarla cuando desee y a un menor coste. Pero habitualmente esa tarjeta resulta un cuello de botella para el rendimiento. En el nuevo Samsung Galaxy S6 la decisión ha sido clara: exterminio de la ampliación de memoria por vía externa.Aunque a priori pueda parecer que el uso de metal y cristal ha provocado que no haya posibilidad de ampliación con tarjetas microSD, de nuevo tenemos ahí el Xperia Z3 con su ranura y cristal como principal material de construcción. Aquí Samsung prescinde de la ampliación por el diseño que ha querido adoptar en su terminal y donde no tienen cabida puertas que se abren o cierran en los laterales. Pero también por otras decisiones que no tienen tanto que ver con las apariencias.
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