Juan Marcelo Columba FernándezHacia el primer semestre de 2010, Soledad Chapetón, la entonces candidata a alcalde por la ciudad de El Alto, despertaba ya una auténtica y creciente simpatía en el electorado; en tal ocasión dicho apoyo se traduciría en un visible segundo lugar durante los comicios sub-nacionales alteños. Cinco años después, la flamante alcaldesa que prefiere denominarse “warmi-alcalde” – voz mestiza compuesta por la palabra de origen aimara-quechua warmi, mujer, y la voz española derivada del árabe hispánico al-qádi – encarna, en clave femenina, la vitalidad de una ciudad joven, moderna y sin complejos sobre su identidad.Resulta interesante constatar que la comunicación política en torno a la identidad de la alcaldesa alteña pareciera, en ciertos casos, forzar una interpretación basada en el encasillamiento étnico. Al respecto, algunas crónicas periodísticas recientemente publicadas en los periódicos españoles El País y El Mundo, partiendo de lugares comunes de la política boliviana contemporánea, no dudan en definir a Chapetón como “líder aimara” o “dirigente indígena”, exaltando el carácter étnico de lo que consideran un nuevo perfil opositor al gobierno de Morales. El criterio de etiquetaje étnico de los redactores, desarrollaría un singular juego de adjetivación del que, paradójicamente, la propia alcaldesa no participa.“Soy alteña” señala Chapetón entrevistada por el periódico local Página Siete. La auto-identificación de la alcaldesa enuncia una identidad cívica antes que étnica. Su discurso desplaza el esencialismo indigenista y proclama la pertenencia a una identidad regional urbana. De igual manera, el discurso de “La Sole”, hipocorístico con el que se dio a conocer durante la campaña electoral, reivindica la espontaneidad del mestizaje cultural de la ciudad de El Alto: “Así somos los que hemos nacido en El Alto, hablamos castellano mezclado con aimara, queremos la modernidad, pero [al mismo tiempo] estamos orgullosos de nuestra cultura.”El recurso a la etiqueta étnica para esquematizar la coyuntura política, probablemente, tenga algún asidero comunicativo en el contexto de la prensa internacional. Sin embargo, la eficacia discursiva de “La Sole” en el contexto local residiría, en gran medida, en la construcción de una identidad cívica que, con voz femenina, retrata un auditorio joven y urbano, identificado con la modernidad y el progreso. El resultado de las elecciones sub-nacionales en El Alto, revela la figura de un liderazgo auténtico y democrático, que inquieta al caudillismo centralista y desafía la rigidez del obscuro imaginario étnico plurinacional.