El delantero del Barça desvela además que empezó a trabajar “a los 11 años”
En una entrevista al Canal 10 de Uruguay, Luis Suárez se ha confesado desvelando algunos detalles de su vida. Entre ellos destaca su primer viaje a Barcelona, en el que le detuvieron en el mismo aeropuerto: “Conseguí un pasaje para Barcelona para venir a ver a mi novia y no tenía plata para venir. Fue mi hermano grande quien me dio algo de dinero. Me dio 70 dólares que eran unos 40 u 50 euros. El viaje fue largo. Me perdí, me detuvieron en la aduana… Tenía 16 años. No traía ninguna dirección, no traía nada. Venía con una camisa blanca y me empezó a salir sangre de la nariz. Sofía, mi novia, me esperaba en el aeropuerto pero hacía más de dos horas que había llegado el vuelo y yo no salía. Estaba detenido y no sabía por qué. Me dijeron que no llevaba ninguna dirección a donde ir ni nada. Les expliqué que vine a pasar 15 días a conocer las montañas y el mar, era lo que había visto desde el avión. Me abrieron la valija para revisarla y una tía suya me había enviado un paquete para un familiar y llevaba un número de teléfono y la dirección. Tuve una suerte bárbara. Hacía 3 o 4 horas que había llegado y llamaron al padre de mi novia, que estaba trabajando. A partir de ahí llamaron a su madre y todo se arregló. Pero lo de mi novia fue peor. El aeropuerto de Barcelona tenía tres o cuatro terminales, yo salí por una y ella ya se las había recorrido todas buscando a ver dónde estaba. Hasta que aparecí, con mi camisa blanca y la mancha de sangre”.
Suárez, bigoleador del Barça en París el pasado miércoles, recuerda también su infancia, en la que tuvo que trabajar a partir de los 11 años. “En mi casa faltaba casi de todo, pero nunca me faltó un plato de comida. No me avergüenzo de decir que con 11, 12 0 13 años me iba a cuidar autos con mi abuelo para tratar de llevar algo de plata a mi casa. Mi madre no me dejaba, pero la mentía diciendo que iba a casa de un amigo o algo así. Con 10 años mi madre trabajaba en el ‘shopping’ y yo iba a buscar la propina que le dejaban y mientras mi padre o un hermano cocinaba, yo me iba a hacer las compras. Esas cosas me hacen recordar el sacrificio que hice para poder jugar a fútbol. Por eso ahora lo valoro todo mucho más y no me avergüenza explicar las cosas que hacía para tener un plato de comida”, aclara el uruguayo.
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Fuente: www.mundodeportivo.com