Perseguido por régimen de Evo, exsenador Pinto pasa hasta hambre en Brasil


Hay días en que come pan y sardinas y debe buscar pasajes baratos para visitar a su esposa e hijas que viven en el Estado de Acre. Se lo dijo a la Fohla de S. Paulo.

Desde Brasilia: exsenador Roger Pinto comenta que a veces no tiene dinero ni para la gasolina

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Roger Pinto en la moderna Brasilia. Foto:



La Paz, ANF.–  El exsenador pandino Roger Pinto, refugiado en Brasilia desde 2013, confesó al periódico «La Fohla Sao Paulo», que, por periodos, vive algunas limitaciones económicas al extremo de que debe buscar los pasajes aéreos más baratos para poder visitar a su esposa e hijas en el Estado del Acre, se alimentó durante muchos días  de pan y sardinas, y a veces prefiere no salir de su vivienda, porque no tiene dinero para la gasolina.

En conversación con las periodistas Flavia Foreque y Gabriela Guerreiro, Pinto comentó que vive en el departamento del senador Sergio Petecao del Partido Social Demócrata (PSD) y que dicho lugar está constantemente lleno de personas que entran y salen, porque al legislador le gusta convocar a sus amigos y electores.   «Cuando entré a Brasil, no podía decidir adónde ir. Pero si me preguntaran adónde, si fuese de vacaciones, iría a Rìo, por trabajo a Sao Paulo, pero como soy político, quiero hacer política y decidí vivir en Brasilia», comenta Pinto, quien huyó de Bolivia en un operativo terrestre decidido por los funcionarios de la embajada brasileña en La Paz, que lo tuvieron viviendo en sus oficinas durante 453 días.

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«Vivo con una espada sobre mi cabeza. No sè si mañana voy a tener a un policía federal en mi puerta diciendo: Usted tiene que abandonar el país. Eso me crea una inseguridad que no me deja definir mi futuro», comentó. Pinto asegura haber leído 150 libros mientras estuvo recluido en el edificio de la avenida Arce, donde funciona la embajada de Brasil en La Paz. Por ello, ahora, prefiere hacer ejercicios al aire libre en el parque central de Brasilia. «Al comienzo conseguía leer, pero después mi mente se fue atrofiando, ya no consigo concentrarme», afirma, comparando su situación actual con la precedente en Bolivia.

Pinto es evangélico y cuenta con el respaldo de la comunidad religiosa en el vecino país. Asiste a la iglesia «Sana Nuestra Tierra», donde el pastor y ex parlamentario Robson Cordovahlo, le ha aportado su solidaridad.

«Hay días en que no salgo, porque no tengo dinero para gasolina. Tengo muchos días en que comía pan y sardinas, pero estoy feliz aquì», recuerda.

Consultado sobre su situación legal, Pinto dice: «Parece que Brasil tiene la intención de no molestar a Evo Morales aunque para eso tenga que violar los derechos de otras personas».

Cuando Pinto llegó a Brasil, generó serios trastornos dentro del Estado brasileño. El gobierno sancionó a los funcionarios que lo ayudaron a salir de La Paz y ordenó la destitución del canciller de entonces, Antonio Patriota. «¿Quién soy yo para que por mi causa se destituya al canciller de Brasil?», reaccionó apenado.  

Consultado sobre si se arrepiente o no de haberse involucrado en la política, Pinto responde: «Lo haría de nuevo.. fue mi opción de vida ¿Qué puedo reclamar?  Dios me dio buena salud, tengo una famiia de primera, aunque estoy triste por haber hecho sufrir a mi familia. En torno a las sanciones que recayeron sobre quienes lo cooperaron, entre ellos el diplomático Eduardo Saboia. El exsenador opositor comentó «En cualquier parte del mundo, salvar una vida es un acto humanitario reconocido por toda la sociedad. Aquí é fue vilipendiado».