La fuga del ex jefe de campaña de Ollanta Humala, Martín Belaunde, desató justificadamente un escándalo mayúsculo, toda vez que parece haberse producido con la complicidad o, cuando menos, total negligencia del gobierno de Evo Morales.Para entender los entretelones del asunto es necesario repasar la genealogía del caso. Belaunde dirigió la campaña presidencial del actual mandatario peruano, lo cual le aseguró una posición de poder para negociar contratos estatales con empresas “amigas”, proceso en el que también estaría presuntamente implicada la primera dama del Perú.Dado que el populismo light de Humala no ha llegado a copar la justicia, como sí ha sucedido en las versiones duras del proyecto de la ALBA, Belaunde acabó encausado por corrupción en los tribunales del vecino país.Evidentemente, su comparecencia judicial entrañaba riesgos para Ollanta y su entorno, si damos crédito a los indicios de que éstos también estarían vinculados con los negocios del ex jefe de campaña.En ese momento se produce una reunión de alto nivel, completamente reservada, entre Humala y Evo Morales en Brasilia, luego de lo cual Belaunde aparece en Bolivia solicitando el asilo político.“Sí, conversamos varias veces, compartimos, y siento que alguna gente se aprovecha también de usar con fines electorales a Martín Belaunde Lossio”, dijo por ese entonces Evo, reconociendo que había tratado el tema con su par peruano.El tema no parecía de fácil solución, toda vez que el régimen evista trata de estigmatizar a los exiliados políticos bolivianos como “corruptos”, por lo que dar refugio al ex operador ollantista derribaba su argumento.Todo indica que se optó por una vía intermedia: darle largas a la extradición hasta buscar el momento oportuno para que Belaunde desapareciera de escena…[email protected]